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— Melody, ¿puedes quedarte quieta un minuto? — me dijo Evie mientras seguía tomando mis medidas.
Mi amiga peliazul provenía de la Isla de los Perdidos y era hija de la Reina Malvada, sin embargo, ya no había ni una pizca de maldad en su corazón.
En el momento en el que conocí a los chicos de la Isla me conecté instantáneamente con ellos, eran muy diferentes a todos los demás en Auradon y eso los hacia especiales. El día de la coronación de mi mejor amigo Jane, la hija del Hada Madrina, le arrebató la varita a su madre y derribó la barrera mágica de la Isla accidentalmente; ese mismo día descubrimos que los chicos tenían planeado robarla y llevársela a Maléfica.
El final es más feliz, Maléfica se convirtió en una especie de lagartija, los villanos siguen estando en la Isla y Mal, Evie, Carlos y Jay dejaron sus días de maldad atrás.
— Es que... ¿por qué aún no me lo ha pedido?— pregunté moviéndome de nuevo y escuché que Evie soltó un bufido de frustración. Ella era la persona más paciente y compresiva del mundo pero podría jurar que en ese momento estaba a punto de provocarle un ataque. — Faltan pocos días para el baile y no me da ni una señal de que vaya a pedirme que sea su pareja. — Evie me tomó de los hombros y me hizo sentar en su cama.
— Mel es obvio que Jay te dirá de ir con él al baile, solamente está ocupado con todo el tema de ser el capitán del equipo y bla bla bla. — contestó rodando los ojos. — Ahora lo que tú tienes que hacer es calmarte, dejar que te tome las medidas para tu vestido y luego brillar en el baile.— me sonrió y yo hice el amague de hablar pero ella me calló. — Shh no, no digas nada. Levántate y déjame hacer mi trabajo que debo hacer tiempo para buscar a Mal y hacerle unos últimos retoques a su vestido.—
Evie tenía talento para el diseño y por eso no era para asombrarse que casi todo Auradon le pidiera que confeccionara su vestido, incluso Chad quiso que le haga una capa.
Una vez que Ev terminó de tomarme las medidas fui a ver a Ben para ver si necesitaba mi ayuda, desde que se había convertido en Rey no tenía mucho tiempo para pasar con sus amigos y su novia Mal, y por eso de vez en cuando yo lo ayudaba.
— ¿Está su Majestad muy ocupado para atender a una vieja amiga? — pregunté asomando mi cabeza por detrás de la puerta luego de haber golpeado dos veces. Ben rió levemente y me hizo un ademán con la mano para que entrara.
— Por muy ocupado que esté siempre tendré tiempo para ti Mel, eres mi mejor amiga. — ambos nos miramos y sonreímos. Ben y yo éramos mejores amigos desde que tenía uso de razón, no hay momento que recuerde donde él no estuviera junto a mí.
— Mamá te manda saludos, dice que te extraña.— mencioné mientras me sentaba. Mi madre adoraba a Ben a tal punto de que me planteé si lo quería más a él que a mí.
