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Llegamos a la orilla de Auradon montados en las cuatro motocicletas que había. Celia iba con Mal mientras que yo iba agarrada de la cintura de Jay para no caerme. Evie y Carlos iban cada uno en la suya.
— Noble corcel orgulloso y justo, nos llevarás adonde sea con gusto. — vociferó la anciana hechizando las motocicletas para que pudieran andar sobre el agua.
Tardamos un par de minutos en cruzar el gran manto de agua que separaba Auradon de la Isla de los Perdidos. Una vez que llegamos todos estacionaron las motocicletas y nos bajamos. Me quité el casco tratando de arreglar mi cabello.
— Oigan. Soy yo de nuevo. — vociferó contenta Mal mientras se tocaba la cara. Sonreí al verla con su aspecto normal.
— Duh, incluso la magia malvada no funciona aquí. — informó Celia.
— Bienvenida de nuevo. — espetó Ev mientras pasaba un brazo por sus hombros haciéndola caminar.
— No te alejes, ya sabemos lo que pasó la última vez. — bromeó Jay tomándome del brazo con cuidado. Emití una risa amarga mientras le brindaba un golpe.
— ¡Auch! Para ser pequeña pegas fuerte. — exclamó quejándose.
Seguimos a Celia por un callejón donde se paró frente a una puerta e hizo un raro llamado golpeando. A los segundos recibió una respuesta y la puerta se abrió frente a nosotros. La chica nos hizo un ademan para entrar mientras una enorme sonrisa se asomaba.
— Wow. — susurré al ver el lugar por dentro. "Sala de juegos vudú del Dr. Facilier" se leía en un gran cartel.
— Lo sé. — concordó Carlos a mi lado mientras veíamos a la pequeña arrojarse a los brazos de su padre.
Celia se dedicó a conseguir la llave de la guarida de Hades mientras yo inspeccionaba todo el lugar asombrada.
— Siguen llegando alertas del hechizo del sueño... — escuché decir a un reportero de Auradon. Rápidamente me acerqué al hijo de Cruella, quien estaba viendo la televisión. — ...a medida que se extiende por Auradon.
— Chicos... vengan a ver esto. — llamó el de pelo blanco.
— Se rumorea que la hija de la Bella Durmiente, Audrey, está detrás del hechizo. Intentamos descubrir quién es responsable de estas horrendas mentiras y qué villano cometió esta maldad. — informó el hombre haciéndome rodar los ojos.
— No puedo creerlo. — murmuré enojada.
— Tenemos una actualización... ¿qué cosa? — quiso saber el reportero recibiendo una noticia por su auricular. — ¿Que viene hacia acá? ¡Viene hacia acá! — habló alterado.
— De acuerdo, tenemos que poner el plan en marcha. — dijo Mal recibiendo un asentimiento unánime.
Todos nos encaminamos a la salida y ni bien abrimos la puerta lo primero que vimos fue a los piratas robándose las motocicletas.
