CAPÍTULO III

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                Ben, Mal, Jay, Carlos, Evie y yo habíamos sido recibidos con alegría nuevamente en la isla

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                Ben, Mal, Jay, Carlos, Evie y yo habíamos sido recibidos con alegría nuevamente en la isla. Los chicos y chicas que habían sido seleccionados para ir a Auradon se estaban despidiendo de sus familias y amigos mientras el Rey y nuestra futura Reina hablaba con la gente.

— Bueno chicos, vámonos. — mencionó Jay mientras Carlos guiaba a los hijos del señor Smith dentro del automóvil.

— Princesa. — llamó el padre de los niños haciéndome voltear a verlo. — Sé que estarán en buenas manos pero son lo más preciado que tengo, cuídelos por favor. — pidió tomándome de las manos.

— Con mi vida, señor Smith. — prometí dedicándole una sonrisa.

            El anciano soltó su agarre y metió una de sus manos a su bolsillo, donde segundos después sacó una hoja doblada en forma de sobre.

— Un ser muy querido me ha pedido si podía entregarle esto. — informó tendiéndome el papel medio viejo y arrugado. — Me ha hablado de cosas muy buenas sobre usted. — agregó con una tímida sonrisa. 

            Tomé el sobre con cuidado agradeciéndole. Tenía una leve sospecha de quién podría haberle dado eso al anciano y no podía evitar sentir que me quemaba el pecho. 

— Vamos, ya váyase. No la entretengo más. — comentó con gracia.

— Nos vemos pronto, señor Smith. — saludé tímidamente para adentrarme a la limosina donde ya todos estaban acomodados. 

            Todos comenzaron a saludar a medida que el auto comenzaba a andar rumbo a la barrera.

— En cuanto llegues a Auradon, tienes que probar el helado. — indicó Evie a su pequeña amiga, quien estaba sentada a mi lado. Por fin tenía el placer de conocer a la tierna Dizzy.

— ¿Y nadaremos? — preguntó emocionada la nieta de Lady Tremaine.

— Te llevaremos al Lago Encantado, podrás ver a Mel convertirse en sirena. — comentó la de pelo azul recibiendo un chillido por parte de la pequeña.

— No puedo creer que vaya a vivir contigo en tu propio castillo. — siguieron hablando ellas mientras yo las escuchaba con una sonrisa.

— No es un castillo tan grande. — le quitó importancia Evie.

— Si lo es. — contradije con gracia. 

            Pude ver como Celia estaba sentada a lado de Ben haciéndole un juego de cartas, o adivinándole la fortuna. La verdad no entendía mucho. Mi amigo parecía estar más que sorprendido con la habilidad de la niña y contento con la carta que le había salido depositó dinero en la palma que la chica extendía. 

            Estábamos a punto de cruzar la barrera para volver a Auradon cuando de repente el tumulto de gente que nos despedía se comenzó a abrir dando paso a un hombre de pelo azul eléctrico. Los gritos se hicieron presentes y el desconocido corrió hacia la entrada sacando la mitad de su mano por la barrera que ya estaba casi cerrada.

BAD LOVE, harry hook ❥ descendantsWhere stories live. Discover now