Capítulo 17: El tejo

Comenzar desde el principio
                                    

Y en aquel lugar en el que se inspiraba paz y tranquilidad, ya solo quedaban los lamentos de una buena llantina y Daf, permanecía callada, hasta que se pronunció.

-¿Sabes un secreto?

No respondí, seguía en mi trance mientras ella continuaba hablando.

-Estamos ante un árbol mágico. Es un árbol sagrado para los celtas: sus druidas empleaban unos bastones mágicos confeccionados con unas ramas para averiguar el futuro. Además, tiene propiedades curativas y un veneno mortal, convirtiéndose así, en un árbol sagrado de muerte y vida. Es capaz de resurgir en sí mismo y crece de arriba hacia abajo ya que sus raíces son las que generan un nuevo tronco mientras el que tiene se seca y se desprende -ambas admiramos el imponente árbol que teníamos delante y me hizo sentir interés por lo que me estaba contando.

Aunque en mi mente, aún seguía la imagen de mamá.

-¿Cómo se llama? -sorbo por la nariz.

No sé si es una leyenda o una historia que se acaba de inventar para que me recomponga, pero funciona.

-Se llama Tejo -Sonríe de forma cariñosa y acaricia mis pómulos.

Sus dedos se dirigen a mi labio inferior y como si lo hubiera hecho antes, me besa rápidamente, sólo un chocar de labios. Se aparta como si nada y me ofrece sus manos para ayudarme a levantar del suelo.

-Vamos, los chicos tienen que haber terminado -asiento y la sigo sin saber cómo voy a gestionar ese beso y peor aún, cómo se lo tomará Jhonas.

Y justo antes de entrar en la casa, me suelta;

-Nada es demasiado para ti, pero eso ya lo sabes. Nunca vi dos amores en tus manos... solo la fuerza que emanas de dentro.

Y por algún regalo divino que no entiendia, acepté esta frase como mía "nada es demasiado para mí"

Desconozco qué se apoderó de mi cuerpo y mente, pero creo que ver a Jhonas sin camisa y sudado, la conversación con Daf y las emociones que estoy viviendo e intentando gestionar, generó una exaltación que difícilmente podía manejar yo sola. Fui directa a lo que quería, Jhonas. Es complicado parar la noria cuando te has subido y comienza a girar, así soy yo. En el momento más triste, mis emociones se vuelven contrarias. Seguramente tiene que ver con la falta de medicación, y no porque no la tenga, sino porque he aprendido a vivir sin ella y estoy mejor que nunca o eso quiero pensar.

No se lo contaré a Jhonas, no lo entendería.

JHONAS

Me preocupa cómo voy a hacer para traer al "hermanito" con vida. He elaborado un plan junto con Walls, por eso dejamos a las chicas un rato a solas, necesitaba hablar sin tapujos con él y conseguir mantener la mente fría, con Vaiolet es imposible.

Estás noches atrás, me ha buscado sexualmente y la he evitado como he podido. Casi he tenido que inventarme una camisa de fuerza para detener al ser lujurioso que quiero corromper, pero mi nueva ética me lo prohíbe. Sé que lo hicimos una vez y luego repetimos, también sé que debo rezar a los dioses, que estoy próximo a conocer, para que no se haya infectado.

¡Eres un puto imbécil!

¿No sabes parar a una tía?

Y mientras acribillaba a mi cerebro de insultos, Vaiolet entró como un tiro y se sentó en la cama, con una mirada asesina que dudé si había hecho algo.

-Cierra la puerta Nhas -me pide nada más entrar.

Tragué saliva y me puse nervioso al instante. Tenía unos pantalones vaqueros oscuros y una sudadera negra de las típicas que le gustaban a ella, bastante anchas para su cuerpo, pero no sé cómo, le sentaban de maravilla.

YUANFEN, MI SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora