Capítulo 68

2 0 0
                                    

Pero aún nos quedaba la cena con toda la clase. El horror. Pizzas en su hostal de estudiantes a las afueras de Florencia. 

Una hora antes, cuando volvíamos del pueblo en bici, Margarita y yo discutimos. 

-¿En la Universidad tampoco me vas a hablar?

-Lo siento. 

-No. No pasa nada. 

-He metido la pata. 

-¿De verdad?

-De verdad. 

¿De verdad de la buena?

-De verdad de la buena. 

-Va a ser perita la uni. 

-Ya te digo. 

-Nada de no saludarnos. 

-Eso fijo. 

Nada de chusmones tampoco. 

-Sobre todo, nada de chusmones. 

La cena, con todos borrachos de Lambrusco, fue más espantosa de lo que había imaginado. 

¿Quién quiere más vino?

Levanté mi copa. Beber era mi manera de escaparme de la horrible realidad. 

María Ángeles llenó mi copa hasta arriba. Margarita me echó una mirada preocupada. 

-Ahora que te has ecgado esta novia ya no tienes que poner más copas, ¿eh Marga?

Antón era mi mejor amigo pero también un celoso compulsivo. Le eché una mirada abrasiva que pretendía reducirle a chamusquina humeante.  

-¿Qué insinúas?

-Era broma, niña. 

Me comí una gran porción de pizza Catro Stagioni. La tripa me rugía. Tenía un hambre de lobo. 

-Las tortilleras sois una pesadas. 

-¿Podemos hablar de otra cosa?

Pero ya era tarde para cambiar de tema de conversación. Margarita y Antón se habían picado. 

-Las tortilleras sois muy pesadas-dijo Antón.  

-Claro, sólo los maricas moláis. 

-Por supuesto, reina. ¿Acaso lo dudas, chusma?

-No sé si soy tortillera.

-No te preocupes, cariño, no lo tienes que decidir ahora. A mí me viene fatal que me lo cuentes ahora, desde luego. 

Una oleada de risas.   

-¿Abrimos otra botella de vino?

-Venga-las peleas de mi chica con mi mejor amigo me incitaban al alcoholismo. 


MÁLAGA 82Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu