Capítulo 67

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Como única respuesta me ruboricé. Me serví otra copa de vino. ¿Se estaban dando cuenta los demás de que me había opuesto roja como un tomate? Me odié a mí misma. 

-Los pringados aquí en Florencia. ¿No es la hostia?

-Efectiviwonder

-Se llama viaje fin de curso. 

-Sara y Margarita no. Ellas son de la realeza. 

-¿Por qué no habéis venido con nosotros?

-Queríamos ir a Roma también-dije yo. Me puse a toser de puros nervios.  

-Si lo paga mamá. 

-Lo paga el premio literario que ha ganado Sara-atajó Margarita. Me di cuenta de que eso le había sentado como una patada en el estómago a Margarita. 

-¿Qué diría Pablo si te viera ahora que te has cambiado de acera, Margarita?-preguntó María Ángeles, con una chipa disfrutona de malicia. 

-Mejor que se calle porque no pinta nada en esto. 

-Le asquería. 

-¿Qué has dicho?

-Es una broma, nena. 

María Ángeles me sonrió como una cobra que saca la lengua y escupe su veneno. 

-Deja la puta guía, ve a la aventura-le gritó a Encarni que estaba leyendo su guía de Florencia de Lonely Planet. 

Me levanté. Me metí en el baño. Cerré la puerta. El corazón me latía a mil por hora. Un cristal me hería el pecho. Tuve ganas de llorar. 

Me mire en el espejo. Me sentí tan inferior. De repente, me entraron ganas de cortarme.

Al salir, oí que Encarni decía:  

-Hay que hacer la compra. ¿Quién va al super? 

-Yo-dijo Margarita.  

-Te acompaño-dije yo-  

-Tenéis bicis en el porche. Las podéis coger. 

Maragrita y yo nos montamos en bici. Pedaleamos por una camino de tierra que se internaba en el bosque e iba en dirección al pueblo.  

Suspiré. Tuve miedo de echarme a llorar delante de ella. Me reprimí los sollozos que me ascendían por la grganta. Me sentía muy humillada.  

-Ha sido horrible. 

-Lo sé. 

-No les tenemos que ver más si no quieres.

-Eso estaría bien.  


MÁLAGA 82Where stories live. Discover now