Capítulo 12: Alas de ángel

Začít od začátku
                                    

En cambio yo, me siento tranquila. No pretendo regresar al centro dónde me obligan a ser quién no soy, y tampoco quiero volver a una casa donde tengo que aparentar ser otra persona.

-¿Estamos cerca? -pregunto agotada.

-Solo diez minutos más.

-¿En qué trabaja tu padre? -y de todas las preguntas que me puede hacer, elige hablar de mi padre.

-Es constructor, viaja mucho y normalmente sólo hablamos cuando se va o cuando vuelve, el resto del tiempo fingimos, se nos da muy bien...

-Ah -parece que no le sorprende.

-¿No tienes una casa, una tuya dónde podamos ir?

Me daba vergüenza, pero no entiendo porque tenemos que quedarnos en un lugar donde somos unos prestados y además, hay gente que no es de fiar.

¿Estará la chica de poca ropa del bar?

-Yo no tengo casas, ni coches, ni ninguna propiedad. Me voy quedando con amigos o mi entrenador -explica

-¿Cómo pagas el centro?

-Mi entrenador lo hace, es lo más parecido a un padre que tengo.

-Me alegra que tengas a alguien -no sé porque lo he dicho, pero después de esto ¿qué voy a decir?

-No necesito tener a nadie, más que a mí mismo, pequeña mariposa sin alas.

Y ese comentario me enfurece. Da la impresión que soy una niña pequeña a la que tiene que proteger, cuando yo solita puedo con todo.

Realmente no.

-Es allí -señala una casa de dos pisos.

Antes de que me diera tiempo a responder sus calificativos hacia mi persona. La casa parece vieja, pero al menos no es la calle.

-Escucha con atención, esto no es una facultad ni nada por el estilo. Aquí hay gente peligrosa que puede hacerte daño, hazme caso y no te separes de mí, ¿de acuerdo?

-No voy a ninguna universidad, ni tampoco tengo una mansión como para que me hables de ese modo. Sé cuidar de mí misma-suspira exasperado.

Nada más entrar por la casa, el humo inunda las fosas nasales y me mareo al momento. Un montón de gente abunda un salón casi vacío, si no es por un sillón y una mesa llena de chicas semi desnudas. Las luces en el techo son como las de un parking, y hacen pequeños flashes como si fueran a apagarse de un momento a otro. Tíos con cara de peligrosos saludan a Jhonas, éste cambia el semblante por completo y parece que encaja a la perfección en este tipo de ambiente.

-Colega, ¿Estás en problemas? -le pregunta Mush y hace un gesto en mi dirección.

-No que va, solo quiero refugiar a una amiga. ¿Hay alguna habitación libre? -Intenta aparentar que no necesita ayuda.

No lo entiendo, ¿es que no son sus amigos?

-La de Britani, no vuelve hasta el martes.

-Gracias tío, te debo una -Mush se le choca la mano a Jhonas y le da una bolsa pequeña, un gesto casi imperceptible si no fuera porque soy muy observadora.

-Eso seguro -le guiña un ojo. Nhas me ofrece su mano y la acepto. Me dirige escaleras arriba.

Una chica morena con grandes ojos azules bloquea el paso.

-Bebito, ya estás por aquí -se insinúa, claramente lo conoce.

-Es Jhonas y está conmigo princesa -desconozco qué guerrillera se apoderó de mí, pero no aguanto que se crea en el derecho de hablarle así o tocarlo.

YUANFEN, MI SALVACIÓNKde žijí příběhy. Začni objevovat