-Nosotros nos iremos.

-¿Eso fue todo?- pregunto.

-Si por el momento.

-Bien- iré hacer la maleta.

-¿Dónde se quedará?- pregunta el detective Cardona.

-No lo sé, el primer hotel que vea al paso- mi madre me abraza.

-Tranquila, podremos vernos en la empresa y a mi hermana en la casa.

-No es igual.

-Lo sé. Déjame ir hacer las maletas- se aparta muy triste.

-Apenas tenga un lugar, nos avisa- dice el detective Pérez.

-¿Todavía seguirán visitando?

-Si es necesario lo haremos. Por el momento creo que hemos terminado.

-Que bien.

-Tranquila- tocó su mejilla- ha sido un placer verlos y disculpe la escena que tuvieron que ver. Pero esto a ocurrido desde que mi hermana ha perdido la cabeza- comento.

-No se preocupe. Debemos de seguir trabajando. Adiós- se despide el detective Cardona. Y se acomoda el cuello de la camisa negra que lleva puesta.

-Buenas noches- asiente el detective Pérez al decirlo.

Mi madre los acompaña a la puerta, mientras que subo deprisa las escaleras y voy a la habitación a empacar todo. Bueno, lo primordial, mañana empacare unas cosas mas.

Reviso mi móvil y no hay nuevos mensajes.

Le escribo a la bailarina.

"Voy en camino"

Por el momento me voy a quedar en esa casa. Hasta que vea un hotel, no quiero arriesgarme que ella entre de la nada y sepa quién soy. Si yo no tengo el derecho de saber quién es, ella tampoco lo tiene.

Empiezo a coger lo que necesite está semana y solo voy a llenar una maleta. Guardo los pantalones de tela, unos jeans, camisas de manga larga y manga corta, conjuntos y zapatos deportivos, zapatos casuales.

Mientras empacó puedo escuchar las voces de mi hermana con mi madre. Quizás quiere hacerla cambiar de opinión.
Agarro mi maleta y salgo de mi habitación.

-Él se irá, se acabó- grita mi hermana.

-Tu hermano...

-No lo menciones, desde hoy no somos nada, es un completo extraño.

-Tu padre estaría decepcionado de ti.

-De él y no de mi.

Doy unos toques a la puerta.

-Me voy, madre- le aviso.

-Largate de una maldita vez- respiro. Más vale que me contenga.

-Esperame- dice mi madre.

-No piensas en mi. En como me siento con todo esto.

-Si te quieres ir con tu hijo, lárgate- no voy a contenerme más.

Abro la puerta de golpe.

-A nuestra madre no le hablas así y peor por tu maldita calentura- grito.

-Prefiero estar sola.

-Lo estarás y muy pronto. Porque el te dejará y nosostros también.

-Él, si es un hombre de verdad y me quiere. Jamás jugaría conmigo como tú lo haces con todas esas perras que te acuestas y más aún la ramera que te hace gastar miles de dólares. Ella te usa y aún así estás fingiendo un romance con Anahí. Debería contárselo- por un momento, olvide que ella lo sabía. Y estuve a punto de contarle todo, porque es mi hermana y quería su consejos, menos mal no lo hice.

-¿Quien? ¿De quién habla?- pregunta mi madre.

-Primero no es una ramera, tu no le distes clases hermana- está a punto de chistar y no la dejo- y segundo no te metas en mis asuntos. Aquí la que rompió un acuerdo eres tú. Y no me importaba si te acuestas con todos los hombres que se te pongan en tu camino, en fin es tu vida y tú verás a quien le abres tus piernas. Así que no me jodas. Porque te juro que te vas arrepentir. Y en vez de hablar con Anahí, habla con la secretaria de tu Nicolás y di, cuántas veces se follan al día- se le abre los ojos como platos y echa una fiera.

-Ya basta.

-Estan empeorando las cosas- replica mi madre.

-Escuchame bien, Nicole, dijiste que no soy tu hermano a partir de hoy...

-No lo eres- vuelve afirmarlo.

-Bien, yo también me olvidare de ti. Y sabes bien como soy y como enemigo no te convengo. Si haces algo en mi contra, lo haré con tu nueva familia. Me encargare de hundirlos.

-No te tengo miedo- se cruza de brazos.

-Deberias.

-Basta, ya es suficiente.

-Mañana en tu escritorio, estará la hoja que debes firmar y te podrás largar dónde sea.

-Veremos cuánto sobrevive esa empresa sin mi.

-Sobrevivira, más que tú relación con Nicolás. Y te juro, que no vas a volver nunca a la empresa. Ya no serás socia, jamás.

-No me interesa, estar en una empresa donde estés tu.

-Me alegro. Madre, salgamos de aquí- agarro su mano.

Cuando salimos, Nicole nos avienta la puerta en la cara. Quiero volver abrirla.

-Hijo, no, ya basta.

-Es una idiota- digo entre dientes.

-Ruego que se de cuenta a tiempo de todo.

-Lo hara. Pero conmigo, se terminó todo está noche. Me ha decepcionado demasiado. Y habria hecho lo que fuera por cuidarla, pero me queda claro que ella me entregaría a mis enemigos. No quiero saber de ella, nunca más.

-No digas eso.

-Mejor me callo, no quiero empeorarte. Por favor, come, no importa si ella no te acompaña. Ve a comer. Prométeme que estarás bien.

-Es difícil, pero te lo prometo. Avísame en dónde te quedarás. Hoy lo haré en casa de una amiga- le guiño el ojo.

-¿A la mujer que se refirió, Nicole?

-Si, me quedaré con ella está noche y mañana me iré a buscar un lugar apropiado.

-¿Te saca mucho dinero?

-Madre, por favor. Es algo complicado de explicar y no lo haré. Solo sé que no es interesada- le doy un beso en la sien.

-Cuidate- se despide.

-Descansa, de acuerdo. No pienses en esto.

-Imposible, pero haré lo mejor que pueda- pongo los ojos en blanco.

-Buenas noches, madre- me voy de la casa. No miro ni por un segundo atrás, porque seguro debe de estar llorando y no quiero verla así.

Y quizás este mal un buen tiempo, y luego todo se va a calmar.

Conduzco hacia la bailarina. Y algo que me he dado cuenta, es que ella siempre me recibe con mis mierdas. Son muy pocas las veces que la he visto sin enojo, sin cargado de rabia, o triste. Y lo bueno es que logra calmarme y hacer que tenga paz en mi interior.

"Rayos"- seguro que querrá el dinero en efectivo y no lo tengo... Un momento, quizás si, el idiota de Richard dijo que había puesto el dinero en la parte de atrás del auto. No debo de preocuparme, y no me gusta darle para nada de eso dinero que tiene la sangre de mi amigo Eduardo. Y mañana a primera hora, le daré el dinero que le corresponde a la hija.

Devuélveme El Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora