Anahi y Alfonso con personalidades iguales, descubrirán que no son sólo un deseo. No podrán salvarse de su propio remolino de pasión, ni siquiera pueden detenerlo.
Aquel día, era tan normal y transcurría como un día cualquiera. Aquella tarde de adrenalina la conocí y su belleza me cautivo, pero lo hizo más su inocencia. Ella al principio fue un ángel y la convertí en un demonio, en mi demonio, creí poder controlarla pero la verdad, ella se apoderó del infierno y logró hacerme quemar con mi propio fuego.
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-¿te gusta o finges que te gusta? Porque lo haces muy bien- gimo.
-adivine, mi señor- la fulmino con la mirada y quiero romper mi propia norma. Sus labios carnosos se vuelven tentadores. Veo su cuerpo subir y baja encima de mi polla. Es toda una diosa.
-Te...- quiero, digo en mi interior. Ella espera que continúe y no lo pienso hacer. No debe de saber que tengo sentimientos hacia ella, esto es solo un juego. Y a ella la están obligando que este conmigo.
-¿Quiere que haga algo señor?- pregunta sin dejar de moverse.
-¿Quiero saber tu nombre?
-No se lo diré- jadea. Maldición estoy a punto de correrme.
-Es una orden.
-¿Dime el tuyo?
-No- hace círculos mientras sube y baja. Dejo caer la cabeza contra el colchón.
-¿Sabes?- puedo sentir el orgasmo de la chica y luego de unos segundos me vengo. Se tumba en mi pecho- Sé tu identidad- añado.
-¿Qué?- alza su cabeza y sus hermosos ojos logran traspasarme. Mi mano se encuentran en su mejilla, mis dedos rozan su piel.
-Sé como te llamas pero me gustaría que me lo dijeras tú- entorna los ojos.
-¿Es una trampa para que confiese?- esta nerviosa.
-No.
-No se lo dire.
-¿Quieres que te lo diga?
-Sí.
-Hagamos un juego- frunce el ceño- dime 4 nombres y en uno de ellos estará el tuyo y te diré cual es.
-Su hora se acabo y debo de irme- se levanta sin responderme.
-Puedo pagar por mas- me pongo de pie.
-Realmente no lo dudo pero tengo cosas que hacer, así que mi señor si me permite ¿puedo irme? No pague por mi por más tiempo, por favor, se lo prometo que le daré su recompensa en la próxima vez que nos veamos.
-Eso suena alucinante- quiero besarla.
Mientras se ducha observo su hermoso cuerpo.
-¿Te gustaría que cenemos esta semana? Conozco lugares que te gustarán.
-No haga trampa, solo podemos vernos en esta casa.
-No nos quitaremos el antifaz- le aviso.
-Lo pensare.
-Pago por ti, tienes que hacer lo que te digo.
-Y porque se toma la molestia de preguntar- se envuelve en la toalla. No respondo- ¿lo ayudó señor?- niego con la cabeza.
