La noche

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La cena con Anahí, fue mejor de lo que esperaba, aunque el sexo habría sido perfecto. Pero estoy seguro, que el sexo de esta noche si lo será.

Mi hermana, llegó feliz a casa y un poco tarde, igual que yo. Obvio, no dijo nada y fue a descansar, lo raro fue que no me pregunto, absolutamente nada. Hoy, no la he visto, salió de casa antes de las 7, y no fue a fastidiar a mi oficina. Y cuando salí del edificio, estaba de nuevo Nicolás. Nicole, ya había subido al carro y se fueron.

Lo único que arruino hoy fue la noticia que estaré fuera, pero será los siguientes días. Debo de ir a Colombia, por asuntos de trabajo y luego a México. Quizás me tomé toda la semana lejos de este país y de mis chicas. Ahora, no es el momento de alejarme de Anahí, pero no me queda de otra. También quien me apena alejarme, es de mi bailarina. No me queda mas, que tener sexo por celular.

Resoplo por esa idea ridícula.

¿Desde cuándo eso es suficiente? ¿Necesito sentir la piel de una hermosa mujer, escuchar sus gemidos?

Suspiro.

"Alfonso, hay mujeres en cualquier parte del mundo y muchas están dispuesta de acostarse contigo. Solo, disfruta de esas mujeres extranjeras" me digo, no muy seguro, si le haré caso. Quizás, porque nadie se compara con ella. Y es a la única mujer que he tocado durante este tiempo. Y no tenga esa sensación de quitarle las bragas a cualquiera, solo volvió cuando ví a Anahí, presionar sus piernas. Ese deseo, apareció con ella.

Me acuesto en la cama, mi bailarina dijo que llegaría tarde. Y ahora es otra cosa, si no supiera de ella, estuviera furioso. Fue lo mejor, haberle dado de obsequio el móvil. Así sea, temporalmente.
Cierro mis ojos, para relajarme. Y mi mente, me juega una mala jugada. Me recuerda a Richard. Espero que esté muy lejos y no regrese, pero conociéndolo, volverá más decidido a joderme mi existencia. Por qué, no se muere de una vez y me deja en paz. No le basto con el banco, que ahora quiere más. Su codicia no tiene fin. Y si le ayudo, seguirá pidiendo favor. No dejaré que arrastre a Eduardo, a esa vida. Podría volver a la cárcel, ya que las posibilidades que salga mal, es un 99%. Robar un casino, es peor o igual que un banco. Tuvimos suerte aquel día.

Suspiro.

Cerrar los ojos, fue una estupidez. Mejor, me ha puesto tenso. Los abro y sobresalto, al ver a mi bailarina. Nunca decepciona, es tan sexy. Y su body, es muy transparente, demasiado que no le cubre nada. Puedo ver todo su cuerpo.

-¿Te asusté?- pregunta con una sonrisa pícara.

-¿Te paseaste con eso- la señalo-... por el pasillo?- la rabia se dispara por mi cuerpo. Cuántos hombres se le habrán comido con la mirada.

-Por supuesto que no- es un alivio y la ira disminuye.

-Bien. Quiero ser el único que te vea, totalmente desnuda- sujeta su mano y la halo hacia mi.
Cae encima de mi. Desciendo las manos, hacia sus nalgas y las presiono. Son duras, trabaja mucho en ellas. Quiero que haga sentadillas en mi pollo.

-Esta muy ancioso- sonrió.

-Siempre lo estoy, y más cuando te veo- vuelvo a presionarlas.

-Auch- se queja.

-Has aguantado, más que un simple apretón- abre los ojos como platos- ¿Que?- pregunto de forma inocente.

-Siempre tienes que ser directo ¿Verdad?

-Y a ti, no te gustan las palabras, si no los hechos- retiro el cabello que cubre su cuello. Y doy cortos besos. Contiene la respiración.

Meto la mano entre su cabellera y sujeto su cabeza. Mientras la otra sigue en sus fuertes glúteos. Mi lengua se vuelve exigente en su piel. Gimo y ella también. Está perdiéndose en el deseo. Sus manos acaricia mis bíceps, de forma desesperada. Besa mi piel y gime sin apartar sus labios de mi boca.

Devuélveme El Corazón.Where stories live. Discover now