Adrienne Lively se enorgullece de ser inteligente, remilgada y correcta. Ella no va en contra de las reglas de la sociedad y se niega incluso a tomar un trago de tequila. En otras palabras: conservadora y tradicional.
Landon Downey, el soltero más b...
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Adrienne Lively:
El día siguiente me sorprende ver que la dulce y tranquila Martina tiene una fuerza dentro de ella impresionante. Ella ha contratado a un fotógrafo, camarógrafo, catering y pruebas de pastel, ha pasado toda la mañana presionándolos con plazos y haciéndolos someterse para que todo salga el día de mi boda, ahora gira su atención en mí, me doy cuenta de que es tarde y que no hemos parado ni un solo minuto.
—No te voy a mentir, das un poco de miedo Martina, no es de extrañar que todo esté a tiempo. Pero pensé que íbamos a ir a ver los vestidos —le comentaría junto con un bostezo, últimamente he estado muy cansada.
—Landon me llamó y me regañó por traerte sin comer, así que iremos a almorzar rápido con los chicos y luego iremos a buscar tu vestido.
Asiento con una sonrisa y agradezco en silencio a Landon por rescatarme ¡Esta mujer es una capataz!
—¿Dónde está Landon? —le preguntaría con curiosidad ya que no lo he visto desde que nos despedimos en la mañana.
—Por ahí en la mesa, vamos a almorzar con él y Ander, sonríe Adrienne esto te va a gustar —comentaría Martina con una media sonrisa mirando algo detrás de mí.
Me doy la vuelta para poder ver lo mismo que ella y siento que el corazón se me escapa. Inmediatamente estallo en lágrimas de felicidad.
—Oh Dios mío...
—¿No pensaste que íbamos a dejar que te casaras sin nosotros verdad? —me preguntaría Kath con una sonrisa brillante en su rostro
—Como si eso tan siquiera fuera una posibilidad... —agregaría Jay con obviedad.
—Kath, Jay ¿cómo llegaron? —les preguntaría con una sonrisa acercándome a ellos para abrazarlos.
—Landon pagó nuestros vuelos, en primera clase sin escalas y con poca antelación, debieron costarle una fortuna.
—Dijo que estaba haciendo todo lo posible para darte la boda perfecta que te mereces. ¡No puedo creer que ustedes dos se van a casar! —comentaría Jay con entusiasmo evidente.
—¡Es un anillo precioso! ¿Es una reliquia? —preguntaría Kath mientras mantengo mi mano en alto y dejo que la luz del sol brille en mi anillo de compromiso.
—No estoy segura, ¿cariño? —le preguntaría a Landon mientras toma un asiento a lado mío.
—Originalmente le perteneció a mi abuela, ella se lo dio a mi padre cuando le propuso matrimonio a mi madre. Mi madre me lo dio cuando quiso que le propusiera matrimonio a mi prometida, la que ella eligió para mí.
—Ustedes están muertos —susurraría Jay con miedo.
—Bueno de hecho yo soy la mujer con la que estaba comprometido, resulta que hemos estado comprometidos toda la vida, nuestros padres lo decidieron mucho antes de que naciéramos.
