35. Mi verdad

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Adrienne Lively:

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Adrienne Lively:

La celda de la cárcel está fría. Me siento en la banca de la celda, aturdida mirando fijamente a los barrotes y tratando de entender dónde fue que todo se estropeó.

¿Cómo pudo mi propia madre, enviarme a la cárcel? De verdad ¿soy una carga tan pesada para mi familia? Mamá siempre ha sido distante, incluso cuando yo era la única que recordaba el día de la madre cuando era una niña. Como mucho me daba un frío abrazo o una palmadita en la cabeza, mientras que para Lilian siempre tuvo besos y abrazos. Pero cuando cierro los ojos y hago un esfuerzo por recordar un momento bonito con ella, recuerdo que cuando era muy pequeña, ella me leía y me cantaba canciones pero en esos recuerdos elle tiene el pelo rubio y  ojos verdes...¿qué cambió?, lo único que sé es que sigo en esta celda fría durante un par de horas, mi padre intenta sacarme pero mi madre se niega a retirar los cargos por agresión.

A este paso, mamá y Lilian van a intentar acusarme de intento de homicidio... Finalmente, un oficial dice mi nombre y me deja salir de la celda. Eso quiere decir, que alguien ha pagado la fianza aunque mi madre sigue insistiendo en presentar cargos. Encuentro a mi familia, Jay y Kath, en la oficina de la comisaría. Jay y Kath están peleando con un oficial y mi padre parece agotado. Cuando me ve, esa tristeza se convierte en culpa.

—Adrienne, yo... —mi padre trata de acercase pero en ese momento mi madre me ve y apunta hacia mí, su rostro es una máscara llena de ira.

—¡¿Qué está haciendo ella aquí?! ¿Por qué está afuera? —le preguntaría furiosa a mi padre.

—Se pagó la fianza, Sara.

—¿Fianza? Nosotros no hemos pagado la fianza Benjamín, ¿dejaste salir a este monstruo de la cárcel?

—No, pero te ruego que te calles y que detengas esto ahora mismo —le diría papá alzándole la voz más de lo normal mientras que mi madre se voltea a verme y empezaría a gritarme en la cara.

—¿Cómo te atreves a lastimar a mi pequeña bebé de esa manera? ¡Eres una víbora malagradecida! ¡Yo te crie, compartí mi hogar contigo! ¿Y así es como pagas mi amabilidad?

Lo que pasa a continuación lo veo en cámara lenta. Ella levanta su mano y me da una bofetada en la cara, estoy demasiado aturdida como para defenderme y me tambaleo debido al golpe que me acaba de dar. Unos segundos después la realidad de mi vida me golpearía aún más fuerte y ya sin poder aguantarlo un segundo más, mis lágrimas salen libremente, no encuentro ni una pizca de humanidad en la cara de ella.

—Adrienne, ¿te gustaría presentar cargos? No me molestaría si lo hicieras —diría mi padre en un tono paternal, colocando su mano sobre mi hombro.

—¡¿Qué?! —exclamaría mi madre con indignación e incredibilidad hacia mi padre.

—No, pero espero no tener que volver a verle la cara nunca más. He terminado con esta familia, lo siento papá, de verdad lo intenté...

Una señal del DestinoWhere stories live. Discover now