XLI

114 12 60
                                    

Los pasillos están completamente vacíos, y si no fuera porque vamos con medio equipo de voleibol, sentiría miedo. Por la noche el hotel da un poco de grima, pues sus luces cálidas casi no tienen fuerza, y sus paredes empapeladas de un tono rojizo me recuerdan a una posible escena de alguna serie de asesinatos a la que me haya viciado.

Subiendo las escaleras, soy la primera en separarme del grupo. No obstante, Darren me sigue y me coge de la mano simplemente porque sí. Y me encanta. Cruzamos mi planta completamente y llegamos a mi cuarto. Otra vez aquí.

—Buenas noches —digo, poniendo la tarjeta en el agujero correspondiente para que me deje entrar.

—Buenas noches —me responde.

Al abrir la puerta me dispongo a cruzarla, pero hay algo que hace que entre más rápido. Y es que Darren se abalanza casi sobre mí y me atrapa la cara entre sus manos. No tengo ni idea de cómo cierra la puerta, pero me la suda. Me está besando con una fuerza brutal y me encuentro casi acorralada contra la pared mientras mis manos buscan desesperadamente algo a lo que agarrarse. Termino por poner una en su pelo, y con la otra lo cojo por la cintura del pantalón y lo acerco completamente.

—¿No deberías dormir? —lo chincho—. Mañana tenemos partidos.

—Te quería preguntar si podíamos dormir aquí, juntos —responde besándome y separando mis labios con su lengua. Creo que voy a perder la capacidad de mantenerme de pie, mis rodillas no aguantan tanto—. Comparto habitación con Connor y ya tengo la experiencia del año pasado. Paso de no poder pegar ojo por culpa de sus ronquidos. Parece que tiene un altavoz.

Suelto una carcajada, pero sus labios vuelven a neutralizarme.

—Pero te quedas para dormir, eh —le advierto.

—Solo dormir, lo prometo —me coge y me levanta del suelo para dejarme en la cama—. Pero no me has dicho nada sobre tema besos. Así que me tomo la libertad para besarte toda la noche.

—Hay que dormir —rodeo su nuca con mis brazos y respiro ahora que puedo.

—Aguafiestas —me chicha y me hace cosquillas, a lo que peleo contra su tacto.

—¡Para! —grito entre risas incontroladas.

Al instante deja de hacerlo y vuelve a besarme de esa manera que me hace pensar que para él soy el último rayo de sol antes de que llegue la noche. Y que intenta alargar el momento lo máximo posible.

—Me besas como si fueras a perderme —susurro.

—Te beso como si nunca quisiera dejar de hacerlo —me asegura—. Aunque quizás ese «como» lo puedas quitar.

—Que cursi eres —le vuelvo a chinchar.

—Pues este chico cursi te gusta —me devuelve el ataque.

—Sí, me gusta —admito.

Le doy un corto beso y me remuevo debajo de él para liberarme de su cuerpo. Estaría bien ponerme el pijama. Darren se queda tumbado en la cama mirando el techo, y yo tardo menos de veinte segundos en cambiarme. Le pregunto con qué dormirá, pero me responde que su pijama es lo que lleva puesto. Me quito las gafas y las dejo en la mesita de noche. Nos metemos bajo las sábanas y sus brazos no tardan un segundo en rodearme, acercándome a él.

—Quise dormir contigo cada día desde esa noche en la que te conté el cuento —susurra en mi pelo.

—Esa noche yo deseé que nunca me dejaras de tocar el pelo, me acuerdo perfectamente de cómo me colocabas el mismo mechón cada dos por tres detrás de la oreja.

Saco el brazo de las sábanas para apagar la luz, a ver si de esta forma realmente logramos dormir un poco. Mi cuerpo al principio está en tensión, pues nunca he dormido de esta forma tan cercana con nadie. Poco a poco, con el paso de los minutos, mis músculos se relajan, a la vez que mis ojos empiezan a cerrarse por el sueño.

—Lo siento si soy pesado con los besos —lo escucho decir.

—No pidas perdón por eso. Me gusta. Es nuevo. ¿Es raro para mí? Totalmente, pero contigo se hace fácil. Natural —rodeo su cintura con mi brazo y me acurruco mejor, es como un cojín gigante, o un peluche—. Es normal emocionarse cuando uno logra conseguir algo por lo que lleva luchando mucho tiempo.

—Tú no eres algo que se consiga, Brie. Y lo sabes.

—Y tú sabes que es una forma de hablar. Ahora, duerme.

—De acuerdo —suspira—. Buenas noches, quesito.

—Buenas noches, abejita. 

Cállame con besos [COMPLETA]Where stories live. Discover now