XXXIX

177 14 83
                                    

A estas alturas nuestro salón ya no es un salón. El sofá tampoco es un sofá, es más bien una masa de personas apelotonadas, ni un poquito del colchón se puede ver de cómo están sentados.

—Tranquilos, como en vuestra casa —me cruzo de brazos, mirando a casi la mitad del equipo de voleibol y a Ryker entre ellos.

Extrañamente se ha integrado, ni idea de cómo, pero todos lo han saludado con un apretón de manos, y Ramón le ha dado una palmada en el hombro, quien ahora mismo parece estar gritándole insultos en español a la televisión.

Lo que une el fútbol, en serio.

—Ven aquí —dice Darren intentando moverse entre los chicos.

Connor, que está a su lado, también lo intenta. Sin embargo, están locos si realmente creen que mi trasero cabe en ese minúsculo espacio. Así que acepto mi destino, y me acerco para sentarme en el suelo, delante del pelirrojo, aunque antes de que logre mi objetivo, sus manos me cogen con fuerza y me hace caer en su regazo. Sus brazos no tardan en rodearme la cintura, como si fuera una especie de peluche de tamaño humano.

—¿Se puede saber qué haces? —le pregunto con los ojos abiertos, intentando girar la cabeza para mirarlo.

¿No habíamos decidido que intentaríamos que Ryker no se diera cuenta? ¿Que intentaríamos esconderlo? A ver, que por mí ningún problema. No obstante, mostrarme tan cercana a él delante de tanta gente se me hace extraño, de normal estamos solos.

—¿No querías sentarte? —alza las cejas.

—Sí pero...

—Entonces el regazo del pequeño Darren parece una buena solución —interviene Connor.

Voy a matarlo. Lo juro por mi amor por Lana del Rey. Voy a descuartizarlo y a matarlo por hacer que mis mejillas se tornen rojas al darme cuenta de que estoy muy pegada a Darren.

—Solo será un rato —susurra mi asiento provisional—. No dirán nada si estamos así, saben que no hay más sitio.

—¿Estás usando la situación para estar cerca de mí? No te daba por una persona tan necesitada —intento chincharlo.

Todos parecen concentradísimos en la pantalla, incluso Willow, que no para de preguntarle a Ryker qué están haciendo los jugadores, o por qué le han puesto una tarjeta amarilla a un jugador con el número nueve.

Una de las manos de Darren se posa en mi muslo y me lo aprieta un poco, algo dentro de mí me hace estremecer, pero lo oculto.

—Tu contacto siempre me apetece —dice con un suave tono de voz, apoyando la barbilla en la curvatura de mi cuello que conecta con mi hombro.

—Te vas a perder el partido —digo para intentar no concentrarme en su tacto.

Me acerca un poco más a él, y se coloca mejor en el sofá. Por un lado me sabe mal que tenga que aguantar mi peso todo el rato. Pero por otro me emociona estar así con él. La televisión está altísima, así que casi no escucho casi nada lo que le dice a Connor. Seguro hablan de fútbol. Tocan al timbre y Logan se levanta para abrir. No sabía que venía más gente, pero parece ser que esto es casi una reunión de todo el equipo. Y, aunque me caen genial todos, siento que hay demasiadas personas en este espacio. Muchos se sientan en el suelo, agarran las sillas de la mesa del comedor. Hacen lo que sea para poder ver el televisor.

No tardo mucho en agobiarme, así que, con la excusa de que tengo que ir al baño, me levanto del regazo de Darren, cuyo tacto desaparece de mi cuerpo, y me voy a mi habitación. Estirándome en la cama, mirando el techo. Hay demasiada gente, y mi batería social se está agotando demasiado rápido hoy. Somos muchos en un lugar reducido. Necesito respirar. Es como cuando salimos de fiesta, pero como llevaba un poco de alcohol en vena se me hacía más fácil. Sin embargo, ahora, completamente consciente de cómo y dónde estamos, siento que no hay aire.

Cállame con besos [COMPLETA]Kde žijí příběhy. Začni objevovat