34. El gran día

25 1 0
                                    

Los días pasaron con rapidez, solo falta un día para la boda de Eli.

—¿Eda, puedo hablar contigo? —pregunta Adam asomándose

—Claro, ven siéntate —no hace caso tomando mi mano haciendo que esté parada frente a él—. No te ves bien, ¿qué paso?

—He pensado en mí durante estos meses, he pensado en mi felicidad y lo mejor para mí es renunciar 

—Es broma, ¿verdad? —suelta mi mano— ¿Qué ha pasado para que renuncies?

—Yo te amo. Sé que tú amas a otra persona, no puede quedarme más tiempo en un lugar que me martiriza. 

—Sabías que esto no podía llegar a nada —baja la cabeza 

—A mí me duele, verte feliz con alguien que no soy yo, intente gustarte, pero no pude y ahora quiero buscar un camino para mí, renuncio por mi bien —levanta la mirada y me entrega un sobre-. Es mi renuncia y es irrevocable —me abraza—. Ve por ti, no dejes que nadie te dañe porque tu luz ilumina a muchos —de mis ojos salen esas lágrimas—. Te amo, cuídate.

Veo como sale por la puerta, sus palabras me han dejado pasmada, no sé en que pensar.

Al cruzar esa puerta, él ya no estará para mañana ni en ningún momento, si lo detengo él no se quedará y si no voy tampoco. Quiero verlo feliz porque él se lo merece, ha sacrificado demasiado para llegar a donde está, quiero verlo feliz.

Elizabeth

Un día especial... Qué felicidad, sé que mis palabras son falsas, no siento eso, pero aun así quiero continuar con esto.

El sonido del timbre me saca de mis pensamientos.

—¿Sí? —un señor con lo que parece un cuadro en gigante, tras él me saludo con cordialidad

—Buenos días, señorita Clark 

—Sí, dígame 

—Esto es para usted, podría pasar —asiento y coloca el cuadro con cuidado en el salón— solo falta una caja —sonrío nerviosa, lo veo, traer una caja dejándola sobre la mesa del salón— firme aquí, por favor —firmo y el señor se retira

Con emoción y duda me abalanzo sobre el cuadro que mide 70 pulgadas a mi parecer, rompo el papel que lo envuelve y me encuentro con...

—Soy yo en el mirador

Voy hasta la caja sobre la mesa y la abro... son fotos mías en el parque de diversiones, tomo mi celular, pero en ese momento el timbre vuelve a sonar, abro la puerta y él está ahí.

—¿Te gusto mi regalo? —lo abrazo— Veo que si te gusto

—Es muy hermoso, gracias.

—De nada, vine para colocar las fotografías en un buen lugar para que realcen su belleza.

—¿Será mi antes y después de mi soltería?

—Se podría decir que sí, empezamos —asiento

Le quito la envoltura a cada cuadro con cuidado, me miro en ellas sintiendo que ese momento que vivir fue el más feliz. Volteo a ver algún recuadro y solo me ve sería en la mayoría.

—¿Estás bien?

—Sí, sigamos —le sonrió— estos dos fotos las pondré en la habitación

—Tú y el ramito de flores deberían de ir en otro lado, que te parece si lo ponemos aquí —las toma y lo coloca sobre la chimenea

—En parte queda mejor, Eren...

—¿Qué paso?

—¿De verdad iras?

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora