6. Hola mariposita

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Hay un silencio en el auto, mis palabras resuenan en mi mente —Me quedaré aquí y no iré contigo.

—Sal del auto y dile a tu padre la verdad— sale del auto y se detiene al ver a Adam frente a él

—Le dije que ella no aceptaría que usted fuera.

—Eres como un perro faldero.

—No, yo no soy como la mayoría de hombres que la rodean— veo como Henry empuja a Adam

—Estaré atento a tus movimientos secretario Adam— sube a su auto y se va a toda velocidad

Esto no es nada bueno, puede hacer una locura cuando está muy, muy molesto, solo no quiero que se entrometa en mi vida laboral.

—El chofer no vendrá así que yo manejare.

—Por supuesto, vayámonos rápido.

Sigo pensando como se fue Henry, pero no me arrepiento de lo que dije, no quiero que se meta en mis asuntos.

Desde el día que nos vimos en el club él siempre está a la defensiva y como siempre él repite lo que me hizo mi padre, al igual que yo le repito lo que le hizo su padre. Creo que es hora de dejar el pasado, en mi caso yo deje eso atrás, pero él sigue estancado en el pasado.

Debería de llamar a mi hermano para decirle lo que paso en el hotel, tal vez él me pueda ayudar.

—Eda llegamos.

—Ah, si gracias.

—Espera— escucho su voz en un tono preocupado— ¿Te hizo o te dijo algo?

—Adam sabes que eso no pasaría, yo no me dejaría.

—Si él te hace algo, lo haría pagar.

—Tranquilo, yo puedo cuidarme.

—Eso no es lo que me dice tu mirada.

—Adam confía en mí, puedo controlarlo— asienta con la cabeza

—Confiaré en ti.

Subimos al jet, el piloto despego, eran muchas horas de vuelo, así que decidí dormí unas cuantas horas, al despertar aún faltaba una hora. Adam está durmiendo a mi lado, trato de no moverme para no despertarlo mientras leo las noticias recientes.

A mi mente viene las palabras de mi hermano, antes de que se fuera del país, desde hace años que no se nada de él, le envió mensajes pero no responde.

Sus últimas palabras fueron «recuerda que nadie te puede vencer», desearía tenerlo a mi lado.

La hora paso rápido, cuando aterrizamos Adam ya estaba despierto, al bajar del jet una camioneta nos esperaba.

—Llegamos de noche hay posibilidad que los periodistas no estén en el hotel.

—Tal vez, será mejor que vayamos al hotel a descansar.

—Ya hemos descansado en el jet lo suficiente.

—Si no hay problema.

Al llegar al hotel tuvimos que entrar por el estacionamiento, ya que los periodistas estaban en la entrada principal.

—Buenas noches, señorita Eda.

—Buenas noches, señor Will, quiero saber que fue lo que paso exactamente.

—Si le contare, nosotros hoy por la madrugada tuvimos el incidente del incendio, el jefe de la mafia de Berlín vino a jugar al casino del hotel, nos enteramos de que él estaba aquí y le pedimos que se retire y dejara las fichas.

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Where stories live. Discover now