18. El anillo

46 4 0
                                    

Lo que me puso mal fue ver esas fotos, Sahara y Henry a metros de distancia y otras fotos de con un chica tan cerca de él.

—Eda...

—Vete por favor y recuerda firmar el acuerdo que te envié a casa.

Se acerca hasta la cama y toma mi mano —Te juro que no paso nada de lo que piensas, la vi, sí, pero no paso nada más.

—No tienes que darme explicaciones, no somos nada, el contrato se acabó, pídele que se case contigo –digo en un tono casi bajo.

—Eda, te juro que nada más la vi, me impacto verla que no pude ni hablar con ella.

—¿Qué paso con tu lío de una noche? –mi voz se quiebra

—No paso nada esa noche con la otra chica ella se acerco a mi para intentar algo sin éxito al final, esa noche te iba a llamar, pero...

—Pero no lo hiciste, desapareciste por todo un mes –estoy por llorar.

—No, claro que no -baja su cabeza acercándose más a mí

—Te fuiste por un mes, no respondías mis llamadas ni a mis mensajes, mi corazón estaba abriéndose hacia ti, pero decidiste desaparecer otra vez. Cuando estuvimos juntos antes de que te fueras me dijiste me querías mucho y no me volverías hacer daño, pero otra vez me equivoque contigo.

—No, no te equivocaste. Te extrañe todo el tiempo, quise darme espacio para penar mejor las cosas pero mi viaje de negocios estuvo para ese día y no puede arreglar las cosas contigo. Siento por hacerte suponer eso.

—Ya no te creo, te pido que firmes el otro acuerdo y terminemos con esto – me mira molesto y sale de la habitación.

Henry Puigvert

Por la culpa de esos investigadores, Eda no me cree en mí.

—Felicidades, hermanito, la única chica que te soporta y tú arruinas todo, te estás volviendo igual que nuestro padre y te pareces un poco al padre de Eda, un mujeriego — su espalda está recostada en la pared frente a mi

—No me parezco a ellos ni un poco.

—A Eda la valoro mucho, todos la valoran, pero tú eres el único que le haces daño cada vez más, haces que esté más triste.

—Me voy, no quiero perder los estribos contigo.

—Cuídate, haré lo que tú no haces, cuidar de Eda como debe de ser.

—No te atrevas a tocarla.

—¿O qué?

—O pagarás las consecuencias.

—Que gracioso, solo te diré que Eda sale hoy por la noche.

—¿En serio?

—Sí, tienes la oportunidad de recuperarla, espero no equivocarme dándote esta oportunidad.

—¿Por qué lo haces?

—No me gusta verla así, desde que te fuiste ella ha estado leyendo libros y siempre la veía feliz leyendo y ahora que tú volviste la veo triste por la espada que le has clavado.

—¿Tan importante es para ti?

—Si es muy valiosa para mí más que nada en este mundo, ve a casa de Eda, prepárale las maravillas que sabes cocinar, yo mismo la llevara a casa y los dejaré ahí.

—Te lo agradezco

—Solamente no arruines la oportunidad, ¿sí?

—No lo haré — Salgo de ahí y solo queda Luka en el pasillo

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Where stories live. Discover now