32. Todo se paga

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Henry

—Gracias por traerme —pronuncia Claudia al bajar dela auto— adiós — cierra la puerta del auto

—¿A dónde iremos?

—¿Adónde quieres ir tú?

—Solo falta 4 días para la boda de Eli y como su dama de honor necesito ayudarle en la lista de regalos —mi celular vibra

—Dame un minuto, ¿sí? —salgo del auto, cojo la llamada del general— Buenas noches

—Como quedamos en la tarde iré por usted

Se me ha olvidado por completo el tema de esos tipos, ¿Qué haré con, Eda?

—Deme la dirección, estoy con alguien de la familia y no quiero que lo vean

—Entiendo, le mandaré la dirección por mensaje, lo espero ahí —termina la llamada y vuelvo dentro

—¿Paso algo?

—Nada que no se pueda solucionar

—¿Vamos a centro comercial?

—Tengo que ir a la empresa, es algo importante, te dejo en el centro comercial y me iré a la empresa —tomo su mano con delicadeza

—Entiendo —baja la cabeza

—No te pongas así, es algo muy importante

—Está bien, te esperaré en casa

—No creo llegar temprano —levanta su cabeza mirándome confusa

—Nunca has llegado tarde por trabajo y llegar tarde a casa te molesta

—Me molesta tener que trabajar horas de más de mi horario, pero esto es algo muy importante, no me esperes despierta —tomo su mano para besarla

—Está bien —arranco el auto

Durante el camino hablamos de la boda de Eli, ella no paraba de escribir en su celular mientras yo hablaba.

—Llegamos —toma su bolso— te veo en casa —sonrió y bajando del auto

Voy manejando lo más rápido hasta el lugar, tengo esas ganas de ver a esos bastardos y darle lo que se merecen, el camino antes seco se empieza a mojar de la lluvia.

Aceleró al máximo, el lugar queda casi fuera de la ciudad, son casi como dos horas de camino. Al llegar está completamente desértico, a unos metros de esta, lo que parece unos almacenes, bajo y camino hasta ellos, veo a general esperando en la puerta.

—¿Está listo?, lo dejaré solo con ellos —me mira con seriedad

—Sí, no sé preocupé, yo puedo con ellos

Abre el portón negro, veo a esos tipos encadenados a unas sillas de metal, sus cabezas están cubiertas con capuchas negras. Tengo una rabia y la sangre cada vez se me calienta más.

—Esta es su última oportunidad para hablar —les saca las capuchas de la cabeza

—Es el noviecito de la chica —hace una sonrisa malévola— déjeme decirle que su chica es muy ardiente, casi lo hacemos con ella

Aprieto los puños al oír lo que dice ese tipo, llegó hasta él tirándole un puñetazo.

—¿Crees que diremos algo? —dice el tipo junto a él, que tiene una cicatriz en el cuello

—¿Qué le hicieron?

—Tú fuiste el que la vio, ya sabes qué le pasó

—Por intento de homicidio podría irles muy mal, pero esto no se va a resolver con un juez

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Where stories live. Discover now