23. Somos un equipo

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Hoy es nuestro último día aquí, fue el mejor fin de semana desde hace dos años. Sin duda es algo mágico este lugar, tan mágico que puede llevarte al pasado.

Despertar a su lado es muy bonito, poder verlo mientras duerme también es único, se ve adorable aunque hay veces que da gracia.

Estamos echados cara a cara —Así que me ves mientras duermo —habla con los ojos cerrados.

—¿No puedo hacerlo? —Abre sus ojos y nos miramos

—Claro, es bueno saber que alguien me admira mientras duermo —me da una sonrisa coqueta

—¿Y tú me miras mientras duermo?

—No responderé a eso.

—Lo tomaré como un sí —lleva su mano a mi cintura

—Mi querida novia... —suspira sonriente— Prefiero no decirlo, tal vez tu respuesta sea una burla

—Seguro que no —acaricio su mejilla

—Confiaré —extiende su mano y la coloca en mi mejilla —, cada día que me levanto a tu lado, me quedo perdido entre la belleza única, miro detalladamente cada detalle de tu rostro mientras te acaricio.

Sonrío y le doy un beso en su frente — Henry, te... —mi celular empieza a vibrar

—Contesta —pronuncia mientras hace un gesto de disgusto

—No es necesario, además ya dejo de vibrar —termino de hablar y vuelve a vibrar

—Debe ser urgente —Chasqueo con la lengua y tomo el celular — ¿Sí?

Escucho la voz de Adam —Eda, es urgente que abras el link que te mande.

—¿Qué link? —pregunto confundida

—Te lo mandé hace dos minutos

—Cuando lo vea, te vuelvo a llamar —digo con desinterés

—Está bien. —termino la llamada, entro en el chat de Adam y abro el link

—¿Cómo pudo pasar esto? —miro a Henry, él me devuelve la mirada sin saber por qué lo miro— maldita reportera —me levanto de la cama y bajo hasta el jardín

Cálmate, Eda, nada está perdido aún.


Llamo a Adam —¿Cómo paso eso? ¿Cómo pudieron entrar en mi oficina? —digo casi gritando caminando de un lado a otro

—Cálmate, Eda —suspira — podemos ver quien entró en tu oficina

Adam, has que desaparezca ese artículo

—Ya todos lo vieron y si lo hago quedarás en evidencia

—Estaré en la ciudad dentro de unas horas, busca quien entro en la oficina —corto la llamada y mi respiración se agita —¡Maldición! —grito

—¿Qué sucedió? —me toca el hombro

—Nada me tengo que ir a la ciudad

—No deseo saber de otros lo que sucedió —el ladeo la cabeza con una mirada preocupada

—Publicaron... una parte del contrato y está en todos lados

—¿No lo habías guardado? 

—Lo guardé en mi oficina, pero entraron en ella —digo ansiosa

—Alístate, nos iremos ya

—¿Estás molesto conmigo? —sonríe acariciando mi mejilla

—No, estoy molesto con el que lo haya hecho, han invadido nuestra privacidad y eso les costara caro.

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora