21. El secreto

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Todo lo que restaba de la tarde nos quedamos en el lago, la noche llego y decidimos entrar en casa. Fue la mejor tarde que he tenido.

Solo por fuera de casa se nota que los dueños tienen un buen gusto, una casa de campo muy hermosa, Henry y yo entramos en casa por dentro en una casa normal con muebles sencillos.

—¿Quieres cenar? 

—Primero debemos cambiarnos —dice con seriedad

—Sí, pero no he traído ropa

—No hace falta, he planeado todo.

—Ah ¿sí?

—Sí, tu ropa está en la habitación de arriba

—Entonces iré a cambiarme

—¿Iras sola?

—Sí —hace una mueca de decepción— ¿Por qué hace esa mueca?

—Pensé que nos cambiaríamos juntos

Río de nervios —Nop

Aunque él ya me ha visto completamente desnuda, no quiero que me veo mientras me cambio, es un poco vergonzoso.

Se muerde el labio —Que bien recuerdo cada centímetro tuyo, cada vez que te hago gritar mi nombre y hacerte desvanecer...

—Para, no digas más, ¿por qué debes recordar eso?

—Porque justo en este momento estas toda mojada —su mira se vuelve lasciva — yo no me retengo para nada y más cuando quiero algo —se acerca a mí con su pulgar, acaricia mis labios

—Ni creas que lo haremos —digo aún con su pulgar en mis labios.

Se aleja con una sonrisa —Eso también dijiste ayer, no lo harías porque no querías romper ninguna regla

—Pues no me acuerdo de eso —da un paso hacia mí y yo retrocedo — Te haré recordar

—Creo que iré a cambiar —me alejo más de él

—¿No me vas a esperar?

—¡Que!

—No sabes donde está la habitación, te guiaré

Subimos las escaleras, pasamos por las dos primeras puertas a la tercera el habla.

Llegamos a la habitación —Esta es nuestra habitación

—¿Dijiste nuestra?

—Dormiremos en la misma habitación

—yo no —digo en un tono bajo

—ya hemos dormido juntos, tranquila

—Estoy tranquila

—Estás tensa, crees que te voy a morder

Entró en la habitación —Mejor me voy a cambiar

—La ropa está en ese armario —señala un armario que está a mi costado — ya vengo. —sale de habitación.

Tomo una bata de pijama de color blanco que me llega por arriba de las rodillas, seco mi cabello con la secadora, al terminar voy a la ventana, la abro y me siento en el borde de ella

Que tarde, más bonita, fue tan única, desearía que el tiempo se detenga y quedarnos así por siempre. No sé qué somos, pero seguro que para él soy una diversión por el momento hasta que regrese con Sahara.

—Llegue, te traje la cena —se acerca a mí con una mesita de desayuno

—Gracias. —tomo el juego y un sándwich de queso derretido — Esta cena, será humilde —digo riendo, con esto es suficiente

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Where stories live. Discover now