Capitulo Sesenta y Uno: Evadir...

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Me dejé caer encima de su cuerpo, nuestros senos rozaban entre sí, ocasionando que la fricción me hiciera aún gemir, nuestras respiraciones eran irregulares y sus manos acariciaban mi espalda desnuda y dejaba pequeños besos en mis hombros.

Apenas hace unos minutos me había corrido y aún mi cuerpo deseaba más.

No recordaba cuándo fue la última vez que me sentía así, satisfecha y cansada, aún sentía mi cuerpo con temperatura elevada, mis piernas temblaron por última vez y sus brazos se aferraron a mi espalda y mi cintura.

Escondí mi cabeza en el hueco de su hombro y cabeza, el olor de su cabello inundaba mis fosas nasales, me llenaba de calma.

Estábamos sudadas, pegajosas pero satisfechas, al menos yo lo estaba y su respiración era exactamente como la mía así que supongo que lo está.

—Cariño, mi móvil — me dijo con voz suave intentando moverme de arriba.

No respondí pero tampoco me inmute, quien fuera la persona que le estaba llamando podría hacerlo después.

Sonrió y dejó escapar un suspiro, para luego sólo volver a hacer lo que estaba haciendo hace apenas unos segundos, acariciar mi espalda.

—¿No crees que deberíamos de vestirnos? — preguntó y besó mi cabeza.

Suspiré pesadamente, me gustaba estar así, no sabía porque ahora me sentía muy tranquila, y no quería desaprovechar lo que ella podía darme, quería quedarme todo el tiempo posible así.

—No — me rehusé ya que sentir su piel suave y caliente empezaba a convertirse en algo que estaba disfrutando más de la cuenta.

Sonrió — Podría entrar alguien — gruñi en negación — hasta Amanda — al escuchar el nombre de mi madre me separé de ella para verla frente a frente.

—Tienes razón — dije.

Estaba a punto de levantarme pero sus manos tomaron mi barbilla y me besó en los labios.

—Ahora sí — me soltó y yo me levanté de sus piernas.

Recogí mi vestido que estaba en el suelo y mi ropa interior, volteé a verla y me miraba detenidamente con una ceja arqueada y mordiéndose el labio.

Sus mejillas aún seguían rojas y sus pupilas aún seguían dilatadas.

—¿Te gusta la vista? — pregunté juguetona.

—No mucho — respondió en tono divertido y negué apartando la mirada.

Me vestí en silencio ya que no sabía qué decir ahora. Me imitó y pasó cerca de mí, la observé.

Había dejado algunos rasguños en su espalda y unos pequeños, bueno no tan pequeños chupetones, se puso  su ropa interior y pantalón, no le había quitado el sujetador así que solo lo subió de nuevo.

—Ahora no sirve — me dice viendo su blazer ya que no tenía los botones.

—Lo siento — aunque no me sentía culpable de eso.

No respondió, solo se detuvo en frente de mueble que pensé que era de adorno, pero no, abrió y sacó un jersey cuello alto ajustado color negro.

Arqueé una ceja, estaba a punto de preguntar pero empezó a hablar.

—Siempre tengo ropa extra, muchas veces se me hace tarde y suelo quedarme hasta el siguiente día, así que — quita el gancho de ropa para ponérselo y luego se coloca el blazer.

Sacó un pequeño recipiente de vidrio y se echó perfume. Luego lo echó en el aire y pasó a los alrededores, supongo que quería quitar el olor a sexo que había en la habitación.

Amor Prohibido •| Selena Gomez |•Where stories live. Discover now