Capítulo Treinta y Cinco: Adiós...

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— ¡Paula!— ¡Mierda!, esa voz.

No quise voltear, solo obtuve por detener mis pasos.

—Paula — llamó de nuevo y me tomó del brazo.

El calor de su piel y la fuerza en su mano, me ocasionaron un choque de emociones.

—¿Si? — Fue todo lo que pude articular, quería decirle tantas cosas, quería alejarla, la quería cerca, quería que se disculpara, quería que me pidiera quedarme, quería irme.

—Espera — pude sentir su cuerpo pegarse aún más a mi espalda.

¡Oh mierda!, su respiración en mi nuca y su cuerpo tan cerca...

Esto no pintaba bien.

—¿Si? — ¿es todo lo que puedo decir ahora?, ¡vamos cerebro trabaja mejor!

El conductor baja su ventana — ¿Se subirá o no señorita? — pregunta fastidiado.

Estaba apunto de contestar pero..

—No — responde Selena y al darme cuenta esta ya delante de mi con su cartera, sacando algunos billetes y entregándoselos.

Asiente y el semblante le ha cambiado.

—¡Póngame cinco estrellas en la aplicación! — pide antes de subir la ventana y marcharse.

De mis labios se escapa un suspiro de cansancio, observando como mi transporte se aleja y me deja sola con la mujer que hace que pierda los estribos en todos los sentidos.

—¿Por qué lo haces? — pregunté tratando de guardar la calma.

—Prefiero que sea James quién te lleve — muerde su labio inferior y me observa de arriba hacia abajo.

Negué y sonreí, ahora mismo mi sangre empezaba a bombardear más rápido y la temperatura subía, como una olla de presión.

—Eres tan....— guardé silencio, estaba a punto de mandarla a la mierda.

—Paula, esto es importante, no tienes idea de la magnitud...— la interrumpí.

¿Problemas?, ¿magnitud?

— ¿¡Magnitud?!, ¿llamas problema tu sexualidad? — pregunto — ¡tú eres el problema!, ¡te haces la del carácter fuerte pero le tienes miedo al rechazo de tu hija! — le grito molesta y el rostro de Selena cambia completamente.

—No es asunto tuyo lo que haga con mi vida — responde a la defensiva.

Reí — Tienes razón, no lo es, ¿entonces porque intentas persuadirme? — pregunto molesta.

Asiente un par de veces — No voy a discutir contigo — responde más calmada y relame su labio inferior.

—No deberías de discutir conmigo — asegure.

—Bueno — responde.

No respondo, ninguna de las dos se mueve de su lugar, ambas nos miramos.

¿Como puede ser tan bonita y tan estupida a la vez?

—Gracias a ti, no tengo como irme ahora — digo tratando de que al fin se mueva y pueda marcharme.

Me observa por un momento y toma mi maleta.

—¡Oye!, ¿qué haces? — pregunto tratando de quitarle la maleta.

—¿No es obvio?, te llevo a tu casa— responde.

Rodeé los ojos y esperé que caminara para seguirla.

Suspiré, ¿por qué lo hace?

Entre a su auto en silencio y a regañadientes.

—¿No sería mejor que te quedaras hablar con Gabrielle? — pregunté ya cuando había puesto en marcha su auto.

Deja escapar un suspiro de cansancio — No quiere escucharme — responde con voz cansada.

Asiento.

Durante el camino ninguna de las dos habló, y no podía evitar ver de reojo a Selena, estaba preocupada se le notaba, su ceño levemente fruncido y sus ojos estaban tristes, cristalizados, era como si entre más pensaba, más le dolía la situación.

—Gracias por traerme — dije cuando detuvo el auto.

Asintió y soltó su cinturón de seguridad.

Baje lo más pronto posible, el sentimiento de molestia se había disipado y justo ahora me abrazaba un enorme sentimiento de tristeza.

—Paula — me llama y sale del auto.

Voltee y sus hermosos ojos café se cruzaron con los míos.

—Selena — la llamé casi en un susurro.

— Acéptalo — saca de su bolsillo un cheque — es tuyo.

Suspiro, esperaba otra cosa...

Esperaba....

Asiento resignada — Supongo.

—Teníamos un trato — su voz tan indiferente justo ahora me está lastimando más de la cuenta.

Sonreí — Supongo.

Extiende su mano y me limito a imitarla — Fue un placer conocerte — en sus labios se dibujó una media sonrisa.

Asentí.

Quería responderle, en serio lo quería pero mis labios parecían estar sellados.

Soltó mi mano y se marchó...

Supongo que así terminaba la misma historia que yo me había creado en la cabeza.

Quería hablarle, en serio lo quería.

¿Qué podría decirle?

¿Qué podría hacer?

Así que solo observé detenidamente su espalda y el hermoso y sedoso cabello color chocolate alejarse de mí.

Quizás nunca podría verle de nuevo.

Quizás nunca podré decirle todo lo que siento...

Detuvo sus pasos y giró.

Nuestras miradas se cruzaron.

Amor Prohibido •| Selena Gomez |•Where stories live. Discover now