Capitulo Cincuenta y cuatro : Egoismo

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Había llegado a casa de Sue tarde. En realidad no quise discutir, así que preferí seguir con nuestra rutina.

Los pensamientos vagos llegaban a mi cabeza y no podía borrar lo que había tratado de olvidar todo el día.

El departamento estaba completamente a oscuras. Era extraño, siempre me esperaba.

—Vienes tarde — escuché su voz y me acerqué al sofá.

—Lo siento — me excusé.

Se levantó y encendió la luz, me miraba con el ceño fruncido.

Estaba molesta. Para mi desgracia lo estaba.

—Me preocupé, mira la hora que es y no contestas el móvil — habló suave.

Asentí.

La estoy volviendo loca.

—Lo lamento mi amor, es solo que quería respirar — mentí.

Me examina un momento y asiente dudosa — Bien, ¿tienes hambre? — pregunta y yo niego — te había guardado algo de comida — me anuncia.

—No, estoy bien — dije y me aproximé a ella.

Sus manos se abrazaron a mi cintura y las mías a su cuello.

Empezó a besarme el cuello, lo sabía. Cada vez que quería que estuviéramos juntas lo hacía.

—Dejemos esto para mañana — dije aún con los ojos cerrados.

—Anda amor, será rápido — pide ya con voz ronca y empezando a esparcir besos mojados.

Busqué sus labios y la besé apasionadamente, fruncí mi ceño mientras nos besábamos.

¿Por qué ya no sentía lo mismo?

No puedo decir que nuestros encuentros fueran malos, pero tampoco eran tan apasionados.

—Vamos a la cama — le dije tomando cada costado de su bata de pijama.

Asiente sonriendo — Esta vez yo quiero estar arriba — me pide.

Sonreí sin decirle nada.

Al día siguiente nos encontrábamos en su cocina, me había levantado a prepararle su desayuno y su café. Como cada día que me quedaba con ella.

—Sigo pensando que deberías de mudarte — me vio por el rabillo del ojo.

Sonreí incómoda.

—No quiero dejar a mamá sola — respondí dejándole la taza de café enfrente de ella.

Bajo el periódico y me sonrió — Gracias mi amor.

—No es nada — respondi.

—Ya tu mamá está muy bien, tiene un buen trabajo, así que no creo que se sienta sola — me mira expectante.

Solo no quiero formalizar algo que aún no estoy segura.

—Me gusta estar con ella, pasé mucho tiempo dudando y pensando que quizás ya nunca estaría con nosotras — respondí sincera mientras me servía café — así que quiero estar con ella.

—Entiendo — dijo en tono molesto.

—Abigail te mandó saludos — cambié de tema, tratando de relajar el ambiente.

—¿Ya regresaron? — pregunta con un tono más relajado.

Asiento — Apenas ayer, estaba muy feliz. Se tomaron mucho tiempo para convivir solos y desconectarse del mundo — sonreí.

Amor Prohibido •| Selena Gomez |•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora