Capitulo Sesenta: Rendida...

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Me arrastró hasta su escritorio, sin pensarlo mucho la ojicafé se acomodó sentándose encima de su escritorio y yo me acomodé en medio de sus piernas aún sin separar nuestros labios, y mis manos se aferraban a su cintura y las de ella a mi cuello.

¿Me iba a arrepentir después de esto?

Mis manos subieron a su rostro y quité su cabello de sus hombros ya que me hacían estorbo, era como si estuviéramos sincronizadas ya que ella echó su cabeza para atrás dándome así una invitación abierta a que yo pudiera hacer con su cuello lo que deseaba, jadee.

Empecé a besar su cuello y pase mi lengua en el, un gemido ahogado se escapó de sus labios y eso bastó para mandar una corriente por todo mi cuerpo de deseo, observé su rostro y sus mejillas estaban ruborizadas, no me resistí así que mordí su cuello, no tan fuerte pero si lo suficiente para que ahogara un gemido.

Si antes había una pizca de cordura, ahora ya la había perdido y solo deseaba apaciguar lo que sentía con su néctar.

—¡Ah, cariño! — gimió al sentir mis labios succionando su cuello y sus manos se posaron en mis hombros.

Siempre había querido hacerlo, nunca lo había hecho antes, y ahora parecía que ella lo estaba disfrutando ya que sus manos se bajaron hasta clavarse en mi espalda.

No sabía qué hacer, estaba llena de deseo y la tenía dispuesta a que yo hiciera con ella lo que quisiera. ¿Acaso ella quería saber de que era capaz?

Mis manos acariciaron sus senos aún sobre su blazer, mis labios se turnaban entre sus labios y cuello. Sus manos se apartaron de mi cuerpo y se apoyaron en el escritorio, gracias a eso, su cuerpo estaba expuesto de mejor manera.

No lo soporté y con mis manos arranqué su blazer, dejando así al descubierto un pequeño sujetador negro sin tirantes, en el cual parecía que sus senos se estaban ahogando pidiendo que los liberara así que tome la argolla que adornaba en medio de su sujetador y la bajé, liberando así sus senos.

Redondos y suaves, sus pezones empezaban a erectarse, relami mis labios y llevé mi boca su pezón rosa y pequeño.

—¡Oh, que bien lo haces cariño! — susurró por debajo al sentir mi boca chupando su pezón y con mi mano masajeando su otro seno, mis ojos observaban su rostro, había cerrado sus ojos y entre abierto sus labios.

Sus caderas se movían por debajo de mi cuerpo, y sentía mi rostro quemarse, mi cuerpo encenderse y mi vientre pidiendo a gritos que me liberara de mi vestido y mi ropa interior.

Me mantuve turnándome entre sus pezones y masajeando sus senos, no lo podía negar, me gustaba como se sentía, redondos y firmes, suaves y delicados.

Gimió cuando di un tirón al separar mi boca de su pezon ocasionando que se escuchara un "pop" al liberar su pezon, subí a sus labios para besarla ferozmente entrando sin pudor mi lengua al fondo de su garganta, un quejido se escapó de sus labios y mis manos apretaban sus senos, el sonido de nuestros labios chocando, la saliva y nuestra respiración entrecortada era todo lo que se podía escuchar ahora mismo.

Succione su labio inferior al separarme de ella y bajar con mi lengua por en medio de sus senos hasta llegar cerca de su vientre.

—Mierda — murmuró con un gemido ahogado, tomé con mis manos el broche de su pantalón y luego bajé el zipper.

Sonreí, ¿así que se combina la ropa interior?

Me tomó de la barbilla tomándome por sorpresa y unió nuestros labios en un beso necesitado, sus labios se movían sobre los míos violentamente y sus manos se bajaron a mi trasero masajeándolo, sus labios poseían los míos, besándome sin pudor y su lengua metiéndose en mi boca, podía sentir sus movimientos frenéticos.

—Ahh, mmhm — gemi al sentir sus labios atacando los míos y sus manos apretando con fuerza mi trasero y rompimos nuestro beso, ocasionando que se escuchara un chasquido al hacerlo.

Con mi mano empuje su torso, ¡oh mierda!

Verla así podría considerarse lo más erotico que había visto, sus labios color carmesí, hinchados y con rastros de saliva, su cabello alborotado y sus mejillas ruborizadas. Su pecho subía y bajaba con irregulidad ocasionando que sus senos se movieran jodidamente sensual.

Me ayudó a bajarse el pantalón y dejarlo en algún lugar. Ahora la tenía desnuda, mordiéndose el labio inferior y sus pupilas dilatadas.

Acaricie sus piernas con mis manos y nuestras miradas se mantenían fijas.

—Qué bien lo haces cariño — su voz ronca y excitada me hacía excitarme aún más.

Sonreí lascivamente, ya que mis planes eran hacerla venir como no lo había hecho nunca.

Nos acomodamos encima de su escritorio tirando todo lo que había a su paso y sin pensar volví a meter su pezón en mi boca y bajé mi mano para sus pliegues, jadeó al sentir mi mano en medio de sus piernas.

—¿Quieres que te la coma? — pregunté aún con su pezón en mi boca y aflojando el agarre.

Asintió y escondió su labio inferior.

Delinee con mi lengua un camino de saliva hasta llegar a su vientre donde dejé unos castos besos, le eché un vistazo a su rostro que se mantenía con los ojos cerrados y el ceño fruncido.

Lami a lo largo de su entrada y sin preámbulo metí su intimidad en mi boca, estaba muy mojada, más de lo que yo había imaginado, todo su sabor invadía mis papilas gustativas.

—¡Mmmh! —gimió y arqueó su espalda al sentir mi lengua jugueteando en su hendidura.

No recordaba que sabía tan bien, tan dulce y ligera.

Sus manos se hundieron en mi cabello y movía sus caderas al ritmo de mis lengüetazos como pidiendo más, más de mí, más de mis movimientos.

—C-ariño — gimió su voz entrecortada mandó una punzada en mi interior, sus piernas intentaba cerrarse pero las enrollé con mis brazos para poder separarlas.

Succioné por última vez su nervio para poder escuchar su gemido de nuevo, su sabor se derramaba en mis labios y por mi barbilla, sus pechos subían y bajaban, sin esperar llevé dos de mis dedos a su entrada.

Los entré sin preguntar a aquel lugar que tanto los estaba anhelando y que yo quería llenar, el lugar que quería recordar.

Abrió sus ojos y buscó mis labios para besarme desesperadamente, mis dedos entraban y salían de ella como si no hubiera un mañana, como si hoy fuera el final de nuestras vidas.

—Y-o, yo voy a venirme — me dijo desesperada y yo sonreí.

Sentía mi mano empapada y solo se podía escuchar mis dedos entrando en aquel charco lleno de ella, de su elixir, de su jugos.

Solo se escuchaban mis dedos chocando con su intimidad, nuestras respiraciones y sus gemidos ahogados.

—¡Dios, si, si, así! — dijo pegando su cabeza a mis hombros y moviendo sus caderas a mis embestidas.

—Vente para mi— pedí con voz ronca y busqué su cuello para succionarlo cuando entré por última vez mis dedos de forma brusca y violenta en ella.

—¡Aaah! — gimió y su cuerpo tembló para luego su centro apretara más mis dedos y palpitara anunciándome que se había corrido.

Su respiración era errática, violenta y rápida. Sus ojos continuaban cerrados y su boca entre abierta.

Cuando intenté separarme de ella, se aferró a mí.

—No, no te alejes — pidió con voz ronca.

No respondí e intenté de nuevo separarme de ella, pero de nuevo su abrazo se intensificó.

—¿Por qué no quieres soltarme? — pregunté excitada.

No respondió y besó mis labios, sus manos se dirigieron a mis tirantes del vestido para bajarlos.

Amor Prohibido •| Selena Gomez |•Where stories live. Discover now