Amor Prohibido •| Selena Gomez |•

Capitulo Cuarenta y uno: Sue...

—Ese es tu tercer café en el día, ¿acaso quieres morir pronto? — pregunta molesta tomando mi vaso lleno de café.

— Tiene leche — gruñí.

Bufa — ¿Así le hablas a tus mayores? — pregunta más que molesta divertida.

—¡Sue!, ¡por favor devuélveme mi café, es lo único que me mantiene cuerda! — suplico.

Me mira divertida con una sonrisa— ¡Ten, bebé llorón! — suelta divertida.

La veo con los ojos entrecerrados — Olvídate de los cupcakes caseros, no lo mereces — sentencie.

—¡No sabía que podrías ser tan vengativa y cruel! — se queja y se sienta a mi lado.

No respondo y tomo el pitillo de mi vaso para tomar mi café.

—¿Cómo te fue en la fiesta? — pregunta viéndome con atención.

Suspiro — No fue una fiesta, de hecho pensé que irían más personas pero solo fue la familia del mejor amigo de Liam — asegure.

Me mira por unos segundos y yo le sostengo la mirada, se relame los labios y asiente.

—Pero, ¿te divertiste? — pregunta con insistencia y yo asiento — me alegra mucho, ¿está rico tú café? — pregunta y yo sonrío.

—Con prueba que está delicioso —la miro expectante y ella da un sorbo.

—Lo está — asegura.

—Lo sé — digo con una media sonrisa.

—¿Quieres que vayamos a cenar hoy? — pregunta.

La veo por unos segundos — Esta bien, envíame un mensaje — la miro mientras empiezo a quitarme la bata junto al estetoscopio.

Se apoya en la pared viéndome —Esta bien, luego te envío un mensaje, donde y a qué horas paso por ti — sonrió.

—Está bien, entonces — entro mi bata y estetoscopio al locker para luego cerrarlo — nos vemos luego.

— Hasta luego — se acerca y besa mi mejilla.

Me tomó alrededor de veinticuatro minutos llegar a casa, saqué las llaves de la casa y no había terminado de entrar cuando escuché su voz.

—¡Al fin llegas! — exclama mi madre.

—¿Qué pasó? — pregunté frunciendo el ceño.

—Te enviaron este arreglo floral — sonrió y lo señala.

Lo había puesto en la mesa de cristal, unas rosas rojas hermosas, lirios y algunas plantas verdes, lo vi extrañada.

—Quizás se equivocaron — me acerqué curiosa.

Mi madre me mira incrédula —Lo mismo pensé, pero el repartidor me dio tu nombre y pues los acepté.

Moví mi cabeza un par de veces en afirmación, pero estaba confundida, ¿quién podría ser?, así que para calmar mi curiosidad tomé el pequeño sobre blanco que sobresalía del enorme arreglo floral.

"Tienes unos hermosos ojos avellana y una sonrisa espléndida"

Era todo lo que decía, sin firma, sin nada más.

—¿Quién te las envió? — preguntó mamá curiosa.

Solté un suspiro pesado —Ni idea, no dice nada— le doy la tarjeta.

La lee y niega — Que extraño, quizás sea tu admiradora secreta — se encoge de hombros.

Solté un quejido — Iré a bañarme — empecé a caminar hacia mi habitación.