Capitulo Once: Tan ella...

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—Te ves agitada— comentó Selena al salir del elevador.

Le gusta jugar conmigo, al parecer.

—Para nada — respondí acomodándome el vestido.

Sonrió.

Caminamos en silencio hasta llegar al parqueo, sacó de su bolso su llave, se detuvo delante de un Mercedes benz color negro.

Abrió la puerta del copiloto —Adelante — sonrió, es tan atenta, tan bonita, tan sexy.

Tan, tan, tan ella.

— Gracias—agradecí con una sonrisa, me era imposible encontrarle algún defecto hasta ahora.

No hablamos durante el camino, pero se me hizo imposible evitar sonreír cuando su mano libre se posó en mi muslo, me acariciaba suavemente y mantenía toda la concentración en el camino.

Al llegar al restaurante y que nuestro mesero nos llevara a la mesa, nos mantuvimos en silencio.

—¿Y cómo va la universidad? — preguntó mientras desdentía la servilleta y la dejaba caer entre sus muslos.

—No me quejo— respondí tomando la copa llena de agua y bebiendo un sorbo.

Asiente, se mantiene en silencio y yo me muerdo el labio, no sabía qué decirle o cómo empezar un tema de conversación.

—¿Trabaja mucho? — pregunto jugando con mi copa.

Asiente detenidamente —Tanto, que no tengo mucho tiempo libre—sonríe de lado— quizás es una adición — asegura.

Sonreí — Tiene todo para disfrutar de la vida — aseguro.

—¿Lo piensas? — pregunta y yo asiento, suspira — tengo muchas responsabilidades, no puedo escabullirme — asegura.

¿Por qué la veo tan sensual ahora mismo?

Asiento —Me imagino, seguramente su vida no es fácil.

Niega y se dibuja una media sonrisa —¿Estás saliendo con alguien? — pregunta viéndome directamente a los ojos.

Niego — No, en realidad no soy buena en esas cosas — aseguro.

Levanta la ceja — Eres muy bonita, pensé que tal vez tendrías a algún admirador o alguna admiradora — sonrió.

Negué — Lo mismo pienso de usted — respondo.

No responde y yo me mantengo en silencio, nos miramos de vez en cuando y por alguna razón, me siento tan tranquila al tenerla así, enfrente de mí, con esa hermosa sonrisa y con esa mirada tan sensual.

—¡Selena! — escucho una voz a mis espaldas y ella se levanta, no se tardó mucho tiempo en aparecer la dueña de esa voz.

Una rubia alta, mucho más alta que Selena y delgada, muy bonita, demasiado....

— ¿Cómo va todo? — pregunta Selena después de besar su mejilla en saludo.

—Bien, no pensaba encontrarte aqui, me dijiste que ibas a estar ocupada, ¡qué guapa te ves! — la toma de la cintura.

—Lo mismo digo, te ves hermosa, y ese labial te queda divino —asegura acariciando su mejilla.

La rubia se relame el labio inferior — Espero me visites — es cuando gira y me observa.

Selena se aclara la garganta — Ella es una — pausa — una amiga— se apresura a presentarme, yo por mi parte me levanto de la mesa para extenderle mi mano.

—Jade — me presento, suelta a Selena y toma mi mano, para luego también besar mi mejilla.

—¡Un gusto! — sonríe —Taylor — se presenta, nos mira a ambas y sonríe de manera pícara — Bueno, ha sido un placer pero mi cita me está esperando, con permiso. — se aleja rápidamente.

Selena observa a la rubia marcharse para luego tomar asiento, tiene una hermosa sonrisa en su rostro.

—Está loca — comentó negando y luego me acarició la mano.

Su mano acariciaba suavemente y delicadamente mi mano, yo solo atinaba en mirarla y sentir como los nervios crecían en mi interior.

—Has estado muy callada — habla y frunce el ceño — ¿he hecho algo que te ha molestado? — pregunta expectante y deteniendo sus caricias.

Negué — Para nada.

Iba a hablar pero se detiene al ver al mesero con una botella de vino y dos copas, sirve el vino, pregunta si estamos listas para ordenar.

La ojicafé me observa y yo me encojo de hombros — Necesitamos un poco más de tiempo — responde.

Nuestro mesero asiente y se marcha.

—Puedes ordenar por mí — sugiero, ya en realidad los nombres eran muy confusos y no tenía idea de nada.

Se dibuja en sus labios una media sonrisa — Está bien, déjalo en mis manos.

Asiento y ella deja escapar el aire de sus pulmones, creo que se siente frustrada ya que no hemos tenido una conversación fluida.

—¿Siempre le han gustado las niñas? — pregunto.

Ella me mira risueña y se relame el labio inferior.

—¿A ti te gustan solo las mujeres?— pregunta.

—¿No va a responder? — la ojicafé sonríe y asiente — yo nunca había estado con alguien, quizás besos.

—¿Chica o chico? — se apresura en preguntar.

—Chico— respondo rápidamente.

—¿Te gustó?—me mira fijamente.

—No— respondo.

Asiente—¿Has tenido más clientes?— pregunta repentinamente.

Antes que pudiese responder, aparece el mesero y ella ordena por ambas, no podía evitar observarla mientras hablaba, sus labios carnosos rojos, la forma de su nariz, sus dientes, su cabello rubio y ese lunar en sus senos. Quizás ya entendía lo que me había negado en entender en la escuela, quizas era lesbiana.

¡Eres lesbiana mujer, acéptalo!, escucho a mi subconsciente hablarme o mejor dicho gritarme.

Con su mano derecha se echa una parte de su cabello ondulado hacia atrás, su rostro sin expresión y su mirada tan penetrante, me hacía sentir algo que nunca había experimentado.

—Sabes — su voz era suave pero rasposa, y me parecía la más hermosa del mundo — quisiera verte más seguido — sonreí al escucharla.

—¿Si? — pregunto y ella asiente — puedes escribirme para que me digas, cuándo y cuánto tiempo — respondí.

Asintió y tomó un sorbo de su copa de vino — Bueno.

—¿Por qué no tienes novia? — vuelvo a preguntar y ella tomó de nuevo su copa pero ahora un poco más violenta.

Traga en seco y puedo notar incomodidad — Jade, no logro compaginar con alguna mujer, quieren más, más, más y más, no sé si son todas o simplemente las que he conocido, quizás yo no soy lo que necesitan y ellas no son lo que necesito, y solo el hecho de necesitar, me molesta —responde y yo asiento — además hablar de sentimientos no es mi fuerte — concluye.

Arquee mi ceja — Entiendo.

Ahí está, el defecto que había querido encontrar hasta ahora.

Llegó nuestra comida, y como siempre guardaba silencio, comía de una manera lenta, era como si no le importara el tiempo que le tomara acabar con su plato, cortaba pedazos pequeños y los llevaba a su boca para degustar de una manera tan sensual.

Arquea su ceja al llevarse un pedazo de su proteína sin quitarme la mirada, quizás la estaba observando demasiado.

Amor Prohibido •| Selena Gomez |•Where stories live. Discover now