Tantas preguntas rondado por su cabeza hacia que su cabeza empezara a doler. Se muerde el labio inferior reteniendo las lágrimas, la mordida en su labio era tan fuerte que había causado una herida en su labio y empezara a sangrar.

— Oh no...

Lyan rápidamente se levanta y va al baño para poder buscar un poco de papel, quería limpiar la sangre que estaba empezando a surgir de la herida que acababa de hacerse. Al entrar al baño lo primero que hace es prender la luz de esta y se acerca al lavabo, se mira por un momento en el espejo viendo lo demacrado que estaba. Estaba tan sorprendido de si mismo. No era el mismo solecito que alegraba los días de los niños y les encantaba jugar con ellos. No, frente al espejo se encontraba un adulto con ojeras, el no haber dormido por sobrepensar las cosas y llorando por cosas tan absurdas, sus brazos que eran víctimas de los bajones que le habían dado esos últimos días, estaba lleno de vendas por toda la superficies de la piel de sus brazos, ropa que le quedaba grande ya que estaba usando la ropa de su pareja y su pelo completamente alborotado. Se veía tan patético en ese momento, tanto que le recordaba al Lyan adolescente.

La felicidad en sus ojos se había desvanecido. Todo el tiempo que había luchado por mantenerse de pie, todo ese esfuerzo había sido en vano.

No volvería a enamorarse.

Se abraza a si mismo mientras pegaba su espalda a la pared y baja lentamente hasta estar sentado en el suelo del baño, pone su cabeza entre sus piernas empezando a llorar. Nadie estaba ahí para escucharlo y consolarlo.

Estaba tan solo.

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Quién diría que el tiempo había pasado tan rápido, después de dos semanas de estar sentado en una camilla y comer comida de hospital, que era terriblemente asquerosa y para nada apetecible, Damián finalmente había salido del hospital. Podía caminar con normalidad gracias a la ayuda que le había dado Monty durante ese tiempo, aunque no iba a negar que había anhelado volver a ver al chico rubio que no había vuelto a ver después de aquella pequeña discusión que tuvieron. Cada vez que trataba de preguntarle a Monty como estaba Lyan le cambiaba el tema, era como si no quisiera hablar de él.

Se sentía extraño cuando él no estaba a su lado. Aún no sabía porque le pasaba eso.

— ¡Bienvenido de vuelta Damián!

Tuvo una pequeña fiesta de bienvenida, y claro, habían invitado a un par de conocidos de Damián que a pesar de que no los recordaba hacia el intento de ser amable, la sonrisa que tenía en su rostro era forzada.

Lyan había estado ahí presente, una camisa de manga larga como usaba usualmente durante esos últimos días, su cabello rubio bastante alborotado, como si apenas se hubiera levantado de la cama y unas ojeras un poco bastante notorias. Se mantuvo lo más alejado posible mientras se robaba un par de bocadillos, comer le ayudaba a olvidarse de sus problemas. En un principio no había querido salir de su habitación pero ya había estado evitado a Moon por dos semanas seguidas, necesitaba ver que estaba bien a pesar de que ya no estaban tan unidos.

Todos los glamrocks se habían presentado personalmente con Moon, con su nombre real y el que usaban al trabajar, así por lo menos Moon podría reconocerlos. Solamente quedaba esperar a que recordara de nuevo. Monty no tuvo que presentarse pero Moon le había saludado con una sonrisa, una sonrisa sincera y no una falsa como con el resto.

— ¡No sabes lo mucho que te extrañamos! — Dice Crystal abrazando a Moon con fuerza haciendo que éste mirara a otro lado incómodo y algo adolorido. Aunque al notar eso lo suelta.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora