▶ Venganza

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Advertencia, en este capítulo sé usa un vocabulario agresivo y se usa la violencia física, léalo baja su propio riesgo.
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Sun estaba muy equivocado al creer que su pareja se había olvidado por completo de las personas que le habían hecho imposible su adolescencia.

Moon no podía hacer nada al respecto si eso había pasado hace tiempo, además de que no sabía cómo lucían esas personas y mucho menos sabía sus nombres, por más que intentaba sacarle esa información a su pareja había notado que el menor se ponía incómodo por la simple mención de esos imbéciles, ehem, de esos chicos rebeldes, por lo que prefería no seguir y decirle que simplemente lo olvidara. Lo último que quería era hacer que se sintiera incómodo, no quería recordarle todo por lo que había pasado. No volvió a preguntarle después de eso y de ahí Sun creyó que se había olvidado de ellos.

Oh no, para nada.

Era una agradable tarde, los padres pasaban a recoger a los niños para que los trabajadores de la guardería pudieran tomarse un descanso.

- ¡Adiós mis lindos rayos de luz! Nos vemos después. - Gritaba Lyan despidiéndose de los pequeños niños que se alejaban junto a sus padres.

- Se nota que te gustan los niños, hasta parece que fueran tus hijos. - Murmuraba la Luna abrazando al menor por la espalda, sus manos alrededor de su cintura y su mentón apoyado en el hombro del chico rubio.

Eso había tomado por sorpresa al joven más bajo, se puso algo nervioso al recordar que había bastantes personas alrededor y que posiblemente los estaban juzgando. No quería meterse en problemas con los padres de los niños por mostrar afecto con su pareja en público, todo por qué no eran una pareja "normal".

- ¿por qué dices eso tan de repente?

- Mmm, solo digo la verdad, ¿tanto te gusta cuidar de esos mocosos?

- ¡Moon! No digas cosas así.

Una pequeña risa sale de los labios del mayor por la reacción de su pareja y poco después lo soltó, se puso frente al chico rubio y removió unos cuantos cabellos que caían por su frente para enseguida dejar un pequeño beso en aquella zona, eso causó que el menor se sonrojara ligeramente y volteara a ver a otro lado.

- Ehem... Voy a la puerta, aún quedan algunos niños y seguro sus padres llegarán pronto. - Murmura Lyan, trataba de contener las ganas de lanzarse a los brazos de la luna y llenarlo de besos.

- Mmm, está bien, yo empezaré a recoger por aquí para poder ir a nuestro descanso lo más rápido posible.

El solecito asiente, antes de poder irse en dirección a la puerta se aseguró de que nadie los estuviera viendo volteando a todos lados de manera rápida, tomó de la ropa al mayor jalandolo con algo de fuerza atrayendolo a él y le robó un beso, fue demasiado rápido a la hora de irse, Damián ni siquiera había podido devolverle aquel beso, tendría que dárselo después.

Todos los niños se despedían felizmente del solecito quién se despedía de ellos de la misma manera esperando poder verlos después, siempre se terminaba encariñando con los niños, a veces hasta se aprendía sus nombres y eso que nuevos niños lo visitaban todos los días.

Una joven se acercó para poder recoger a su pequeña hija que ahora estaba en sus brazos contándole a su madre lo bien que se lo había pasado, Lyan miraba con una pequeña sonrisa, amaba ver ese tipo de relaciones de madre e hijo o de padre e hijo.

- Gracias, hacen un buen trabajo. - Se dirigió la joven hacia el trabajador de la guardería.

- ¡Oh! Muchas gracias, hacemos lo que podemos, nos gusta mucho jugar con los niños, son muy lindos y divertidos.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Où les histoires vivent. Découvrez maintenant