▷ Enfermo

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Damián amaba y odiaba su trabajo, había varias razones para hacerlo y para no hacerlo.

Odiaba su trabajo ya que consistía en correr detrás de niños que le había quitado su sombrero pero no podía gritarles ya que eran demasiado sensibles y terminaban llorando, otro punto era que siempre eran un completo desafío poder cuidar de todos los niños a la vez, razón por la cuál admiraba a su pareja por cumplir tan bien con su trabajo... Le sorprendía la paciencia que tenía. La razón por la cuál odiaba su trabajo era por los niños, jamás le gustaron, empezaba a acostumbrarse pero vaya que algunos pequeñines eran demasiado complicados.

Ahora, ¿por qué razones no había renunciado?

Estaba claro, por Sun.

Era la única cosa en ese lugar que le hacía sentir cómodo con su trabajo, sin Sun todo sería un completo desastre. Sabía cómo cuidar a los niños perfectamente, se notaba la experiencia que tenía cómo niñero, estaba seguro de que el rubio podía llegar a ser un buen padre. Oh claro, y no debemos dejar de lado que ahora era su pareja y su razón de ser feliz.

Después de esa pequeña reflexión Damián había llegado a la conclusión de que no volvería a tomar otro un trabajo que tuviera que ver con niños, eso no quiere decir que iba a renunciar a su trabajo actual, ya se había adaptado, solamente se iría sí llegaban a despedirlo y de ahí conseguiría otro trabajo, nada que ver con niños claro está.

Bien, por ahora sólo quedaba aguantar.

Moon suspira poco después de haber acomodado todo en la guardería, le había tomado un poco más de tiempo de lo usual pero todo terminó en su lugar por lo que estaba satisfecho por el buen trabajo que había hecho.

Hizo que los niños hicieran una pequeña fila y los llevó a la zona de descanso.

— Bien, es hora de llevarlos a descansar niños.

Todos los niños corrieron hasta la zona de descanso, ni siquiera se habían tomado la decencia de mantener la fila que el mayor les había pedido que hicieran, que desastre.

Al llegar a la habitación se encontró con todos los niños recostados, cada uno en una cama, perfecto, eso le hacia las cosas más fáciles. Estaba bastante agotado como para intentar leerles un cuento a los niños, les miró y bastante confiado decidió que no necesitaban un cuento para poder quedarse dormidos.

Se sentó en una de las camas que estaba vacía.

Se recostó sin haberlo pensado dos veces, los niños le miraban bastante atentos, a Damián no le importó sentir las miradas de los pequeñines mientras se estaba acomodando en la cama. Se quedó un par de minutos mirando al techo pensando en ciertas cosas que habían pasado durante la semana, cualquier cosa que no tuviera que ver con el trabajo ya que estaba bastante cansado de eso.

Estaba pensando en el caso del chico al que había lastimado en aquella misma habitación en la que estaba, pensando en la fiesta de los que muchos estaban hablando que posiblemente se haría en ese mismo mes, Sun le había contado a Moon bastante emocionado por la fiesta y verlo feliz le había alegrado el día, el problema es que a él no le gustaban las fiestas pero ver al rubio contar con tanta emoción le ponía de buen humor.

Sus párpados empezaban a pesar, apenas podía mantener sus ojos abiertos y por más que batalla simplemente no podía luchar para mantenerse despierto.

— ¿Señor Moon?

— ¿Sí? — A pesar del cansancio aún tenía el deber de cuidar de los niños.

— ¿Nos puede leer un cuento?

Suspira, estaba claro que los niños no le dejarían en paz hasta que les leyera alguna historia, aunque era absurdo ya que usualmente los pequeños se quedaban dormidos a la mitad de la historia, ¿entonces para que quería escucharla? Calma Damián, son niños, aunque no escuchen la historia completa seguro les emociona escuchar una parte.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Where stories live. Discover now