28.- Celos

6.1K 549 59
                                    

¡¡Holi!! La próxima semana tengo visita en casa, así que como no podré subir capítulo he preferido adelantarlo. Sabéis que estoy actualizando siempre que puedo y que mi situación es bastante complicada en lo que a tiempo libre se refiere, sé que la mayoría lo comprendéis, así que, porfa, dejad de pedirme más capítulos o que suba con más frecuencia, porque me es imposible y me genera una sensación bastante horrible de que todo lo que me estoy esforzando (que no es poco), no es suficiente y solo provoca la reacción contraria: ganas de dejar de publicar.

Gracias a todas las que sí que me dais cariñito y mensajes de apoyo <3.

***

Juls

Quería ver las flores, así que me he salido con una manta al balancín de la entrada y con un té que tengo envuelto entre mis manos para darme calor. Friend está enroscado a mis pies, como si quisiera ayudarme a conservar la temperatura. La presencia del perro es tranquilizadora, me siento un poco menos sola, pero, aun así, me gustaría tener alguien humano con quien conversar.

Y como si oyese mis pensamientos, Harry se baja tambaleando de un taxi justo frente a mí. Su casa parece demasiado grande para una sola persona. Demasiado triste y demasiado gris. Me hizo una visita guiada cuando nos mudamos aquí, pero sentí escalofríos ahí dentro. Es como un museo triste y sin vida. Aun así, a él debe gustarle, así que no me metí más.

Mira hacia mí cuando va a darse la vuelta y frunce un poco el ceño. Friend sale corriendo para saludarle, meneando el rabo con emoción. Harry le acaricia un poco y luego se acerca a mí con el perro dando saltitos detrás.

―¿Qué haces aquí? Vas a helarte, Juls.

―¿Qué haces tú aquí a media mañana?

―Es mediodía ―me corrige.

Huele a alcohol desde mi posición y se tambalea un poco. Se deja caer a mi lado entonces y mueve un poco el balancín con su peso. Friend vuelve a enroscarse en mis pies.

―¿Has estado bebiendo?

―Los martes son mi día favorito para beber.

―Es lunes.

―Ah, pues así llegaré al martes borracho ―bromea, antes de darme un beso en el pelo. Yo le doy un golpecito en el pecho, procurando no salir de la manta, aunque estoy helada, aun así―. ¿Por qué te lamentas tú?

―No importa.

Debo haber respondido muy rápido, porque me mira con curiosidad. Y yo centro la vista en las flores que tengo delante. Nunca he tenido demasiado tiempo solo para sentarme y mirar las flores, quizá tampoco ha sido una prioridad, no soy muy buena jardinera. Alguien viene a arreglarlas tres veces a la semana. Es tan absurdo que Riley pueda gastarse dinero en eso cuando yo me he pasado la vida agobiada por llegar a fin de mes...

―A mí me importa ―me dice Harry en un susurro.

Y eso destroza mi última barrera. Quizá el embarazo me haga estar muy sensible. Rompo a llorar y él me abraza contra sí. Durante unos minutos nos quedamos así, en el balancín de la entrada, mirando las absurdas flores que crecen pese al frío. Luego Harry me aprieta la mano y murmura que estoy helada antes de levantarse y tirar de mí para llevarme dentro.

Va directo a la cocina, sin soltarme la mano, con Friend dando saltitos tras él. El perro le adora, no sé por qué, aunque lo entiendo. Se ofrece a hacer la comida y yo me siento en el taburete para verle. No me meto mientras recorre el lugar haciendo cosas y no tardo en darme cuenta de que, hasta borracho, sabe lo que hace. Así que le dejo hacer y disfruto de verle cocinando. Prepara un risotto con setas y una salsa que está riquísima.

Si en diez años...Where stories live. Discover now