3.- Bebé por contrato

7.8K 644 50
                                    

Juls

Refresco el móvil cada treinta segundos, más o menos, mientras sirvo mesas en el restaurante de mi madre. Le he escrito hace cuatro horas. ¿Tanto le cuesta responder? Supongo que piensa que estoy chalada, aunque su amigo Harry se ha mostrado entusiasmado con mi idea. Quizá pueda casarme con su amigo.

Suspiro y sirvo dos platos de pasta, antes de volver hacia la cocina. Me he quemado cinco veces ya, estoy distraída. Era una solución perfecta. Ni siquiera me ha costado dar con su amigo. Le he encontrado a primera hora de la mañana en la misma mansión donde fue la fiesta hace diez años. ¿No es el destino?

Al parecer no.

―¿Qué te pasa, hija? ―me pregunta mi madre―. No dejas de suspirar. ¿No estarás enamorada?

Sí, de la idea de tener un bebé, pero no puedo decírselo a mi madre. Me disculpo con un intento de sonrisa y saco el siguiente pedido. No vuelvo a mirar el móvil, porque cada vez que no tengo nada es una pequeña decepción que duele en el corazón.

Logro mi propósito hasta las cuatro, más o menos, cuando salgo de trabajar después de limpiar mis mesas. Estoy cansada, pero tengo que correr para coger el autobús. Al menos logro un sitio casi en la última fila. Miro el teléfono entonces. Recargo la pantalla, esperando la nueva decepción, y entonces veo su mensaje. Tiene que ser suyo, porque antes del asunto pone «re:». Lo de «esposa por contrato» de después también es una buena pista. Ni siquiera sabía su nombre hasta que lo veo escrito en el mensaje. Su email solo lleva sus siglas.

De: Riley.

No quiero dinero. Sin embargo, también tengo una situación familiar complicada, y una esposa falsa, pero legal, no me vendría nada mal. Es una locura, sí. Aun así, podemos hablarlo. ¿Cuáles son tus condiciones? Yo necesitaría que hicieras acto de presencia en varios acontecimientos y fiestas familiares.

Riley.

Pataleo emocionada y la gente me mira raro. Me da igual. Daría saltos si no estuviera tan cansada. Luego me tomo en serio su mensaje. Mis condiciones. No he pensado en ello demasiado, porque no creí que fuera a aceptar. Supongo que debería hablarle del tema del bebé. Es justo que lo sepa. ¿Si estamos casados cuando nazca él tendrá obligaciones legales? No entiendo demasiado de leyes, así que no tengo ni idea.

Abro un documento en blanco en mi móvil y empiezo a escribir y borrar. No quiero enviarle por error algo que no es. Tengo que pensarlo bien. Tanto que cuando alzo la cabeza me doy cuenta de que me he pasado la parada. No me apetece esperar otro autobús, así que tengo que andar hasta casa, por lo menos no he ido muy lejos. Camino unos quince minutos y el aire helado de enero me enfría la nariz y los pensamientos.

Cuando llego a casa estoy helada. Clark está tumbado en el sofá tecleando en su móvil. No me habla desde ayer. Yo tampoco a él, así que me encierro en mi habitación y abro el portátil. Ni siquiera le digo que quizá el impertinente desconocido con el que firmé un extraño contrato hace diez años se convierta en mi marido.

Solo tengo que decidir cómo decirle que va a ser un marido falso para esconder a mi madre que quiero tener un bebé de verdad solo para mí.

Escribo y borro varias veces. No quiero pensar muchas condiciones, por si acaso no acepta ser mi marido para encubrir mi embarazo. No quiero emocionarme. Antes de poder decidir qué decirle, Clark golpea dos veces mi puerta y entra sin esperar.

―¿Por qué un desconocido? ―me dice, sin mirarme, su vista se centra en mi portátil, así que cierro la tapa―. Estoy aquí, me conoces, soy de fiar. Ten un bebé conmigo, Juls.

Suspiro. No sé por qué se empeña tanto en eso. ¿No ve que complicaría demasiado nuestra amistad? Es mi mejor amigo desde hace siglos. ¿Por qué cambiar nada entre nosotros?

Si en diez años...Where stories live. Discover now