Capítulo 32

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Astra

Mañana es la gran final y estoy emocionada, siempre fui amante del hywertball. El gran estadio se veía a lo lejos, ya habían puesto las banderas de los demás reinos y la nuestra.

Lo malo es que Scarlett no estará conmigo, estará con Aphulka y no podré criticar a los jugadores con nadie o decir cuáles están muy guapos. Salem me ignorará, la cosa con Lennox está complicada, a mi madre le aburre y el único que queda es Cassian, puede ser una buena opción.

Bajé al salón principal y miré a mi hermano, el cual estaba hablando con un hombre muy pálido, es Amos Godanthe, el padre de Alek. ¿Qué hace el aquí? Estaban muy serios y parecían discutir algo.

Decidí seguir bajando y el rey Amos me miró.

—Princesa Astra, que gusto verla de nuevo—sonrió y sus colmillos se asomaron—Usted es muy escurridiza.

—El gusto es mío, majestad—terminé de bajar las escaleras—Se puede decir que si, me gusta pasar desapercibida.

—¿Emocionada por el partido de mañana?—me acerqué y tomó mi mano para besarla.

—Si, bastante—sonreí tan hipócritamente como pude—Me encanta este deporte y más cuando mi reino va a jugar.

—Cualquiera estaría así de emocionado como usted—miró a mi hermano y luego a mi nuevamente—Bueno, majestades, me retiro.

—Fue un gusto verlo, Amos—Lennox se despidió.

Viejo chismoso. Quien sabe que quería saber.

—Tengo que hablar contigo—Lennox se giró hacia donde mi.

—Dime—me crucé de brazos.

—¿Por qué me mentiste?

—¿Mentirte? ¿Sobre qué?

—Sobre a donde has estado yendo con Aleksander.

—No sé de que hablas y si vas a seguir con el mismo tema de los mortales y que se yo, no tengo ganas de ha...

—Evangeline Decksheimer ¿No?—me tensé de pies a cabeza.

—¿Qué? ¿Quién es esa? ¿No es la enemiga de los Godanthe?—fruncí el ceño intentando que él olvidara el tema, pero es inútil.

—Astra, deja de mentirme, carajo—subió un poco su tono de voz—Envié gente a vigilarte y te siguen hasta el mundo mortal, y no solo eso, se encuentran con que estás ayudando a Aleksander a tener un amorío con una Decksheimer. Eso es considerado traición.

Me tensé más de lo que ya estaba, siento como me falla la respiración, solo pienso en dos cosas ¿Algo le paso a Evangeline? ¿Alek está bien?

—Yo...

—No mientas más...—se quedó callado de golpe—Soy tu rey Astra, y le estás mintiendo, estás traicionando a tu reino y a la lealtad que tenemos con Amos. Por una vez en tu vida piensa en las consecuencias de tus actos.

—Lo dices como si lo que hicimos fue algo muy malo, es solo amor, Lennox, deberías de sentirlo de vez en cuando...

—¿Tú que sabes del amor, Astra?—me miró fijamente—No soy el malo de tu historia, hermana. Solo trato de protegerte.

—¿De qué? Todo el mundo dice "protejan a Astra" pero nadie me dice de qué—me alejé de él.

—De ti misma y del daño que te pueden hacer cuando se enteren de quien eres realmente.

—Eso es absurdo—una fría brisa me golpeaba el rostro.

Esto no es justo, mi hermano esta llevando todo al límite. Así que en eso estaba Amos, por eso vino aquí. Para hablar de esto con mi hermano.

—Tú no estás lista para los mortales, hermana.

—Pero ellos son buenos—sonreí al recordar como han sido los Decksheimer conmigo.

—No, Astra, no todos son buenos—tomó mi rostro entre sus manos—En muchos corazones hay maldad, hermana, ellos te verán como un monstruo, por eso existen hechizos para protegernos, nosotros tenemos aspectos de monstruos, pero ellos tienen el corazón de uno.

—Eso no es cierto—lo miré a los ojos—Ellos son buenos conmigo, me tratan bien y son amables.

—Astra, los mortales se hacen daño a sí mismos, a sus hijos, a sus hermanos, a sus familias—su tono de voz era más suave—Matan por matar, no se importan ni ellos, son unas máquinas destructoras y no tardarán en ir por ti.

—¿Cómo sabes eso? ¿Cómo estás tan seguro?

—Porque yo ya estuve en tu posición, yo ya fui curioso e inocente—sus ojos se veían un poco llorosos—A mi también me trataron bien y luego intentaron matarme por ser diferente, no quiero que te pase lo mismo.

—Lamento mucho tú mala experiencia con ellos, pero no por eso significa que todos son iguales...

—Bien, si eso quieres, defenderlos—se alejó de mi—Vamos a ver si ellos vienen a defenderte a ti.

—¿Qué estás diciendo?—fruncí el ceño cuando él miró hacia unos guardias que estaban en los costados de las ventanas.

—Arréstenla y llévenla a la reja número diez.—lo miré un poco confundida—Mañana será tu juicio, antes de la gran final, no te preocupes por Aleksander, de él ya me encargué también.

Los guardias me pusieron unas esposas que tapaban mi puño completo, me sentí tan débil inmediatamente. Las he visto antes y se que tienen cierta cantidad de hushter pero no tanto como para matarme, pero si para debilitarme lo suficiente y no usar mis dones.

Me llevaron casi a arrastras por los pasillos, rumbo a la reja diez. Esa tiene paredes especiales, que también tienen hushter y gut así que debía de tener cuidado, donde sentarme o acostarme, pues se puede reventar una y debilitarme más. Así si puedo morir.

Ya tengo una idea de cómo va a ser mi juicio. Lo va a ser públicamente, vamos a ser parte de la tradición.

Siempre que va a haber un partido, Spryn tiene que condenar a alguien, según la creencia, si liberamos a una persona, nos liberaremos de su mala suerte y ganaremos el partido.

¿Y que mejor que condenar a la princesa de Spryn para ganar la final?

Miro por la pequeña ventana, desde la torre más alta que puede haber, maldigo todo lo que puedo a Lennox y en su maldito reino. Espero que algún día se pudra en la miseria.

Las horas se hacían eternas y el anochecer llegó, en menos de veinticuatro horas seré juzgada. Solo toca esperar para ver qué va a pasar.

El castillo de CristalWhere stories live. Discover now