Capítulo 27

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Lennox

Han sido días muy agitados y complicados desde que me coronaron como rey. Muchos no están de acuerdo con que yo lidere, pero eso no me puede importar menos.

He pasado el día entero buscando a mi hermana y nadie sabe sobre su paradero. Tengo varias sospechas, pero espero que no sean ciertas.

Ahora que Cassian está aquí, tengo que tener cuidado con lo que hago y digo, pues él puede ser una espada de doble filo. No sé que tramaba Aphulka con enviarlo aquí como embajador, pero sea lo que sea, trataré de evitarlo.

Una reunión con los del consejo principal, ellos se encargan de aconsejar y de intentar impedir que yo realice una mala acción, algo que pueda afectar al reino.

Woph hablaba sobre la importancia de que yo diera un discurso en el juego de hywertball para que los demás reinos estén más tranquilos. Entiendo su preocupación, Spryn es el reino prevaleciente sobre los demás, de él depende la paz y muchas decisiones del nuestro mundo.

—Señor, quizás no le agrade la idea, pero el rey Helios está esperando una explicación de lo qué pasó con Aphulka, lo del pergamino—Woph me mira suplicante—Además, debe de explicar el tratado con los demás reinos.

—Lo sé—suspiré y me pasé la mano por la barbilla—Bien, lo haré, pero que alguien me haga el discurso, porque para esas habladas yo no sirvo.

—Si señor—parecía aliviado.

Dimos por concluida la pequeña reunión, necesitaba hablar con Salem un momento y luego ver si ya encontraron a mi hermana. Si, se que ella está muy grande y todo, pero hay cosas allá afuera que ella no conoce y aún no está lista para enfrentar.

Recorrí los pasillos del castillo, se veía tan puro y cristalino. Aún recuerdo cuando yo era niño, mi padre me ponía su corona sobre mi cabeza, por supuesto me quedaba más grande de lo que pensaba.  Y ahora estoy aquí, siendo el rey.

Me detuve en un ventanal para ver el resto del reino, habían trabajadores de aquí para allá con frutas y verduras, niños jugando con caballos hechos de hielo y mujeres caminando elegantemente.

Salem se encontraba ensillando su caballo, estaba con el traje de soldado de Spryn. Me miró por encima del hombro y rodó los ojos.

—A mi también me da gusto verte—Enarqué las cejas.

—¿Qué quieres?—se dio la vuelta, parecía bastante molesto.

—¿Qué te pasa a ti?

—Eso te pregunto yo ¿Qué mierda te pasa?—se acercó un poco amenazante—¿En qué mierda pensabas cuando abofeteaste a nuestra hermana menor?

Suspiré, pensé que Astra ya había superado eso.

—Ya me disculpé con ella antes de la cena con los De la Roux—aclaré—Si ella lo superó, creo que tú también deberías de hacerlo.

—Abofeteaste a nuestra hermana—su dedo chocó contra mi pecho—¿Piensas que una disculpa puede arreglar una acción? Lennox, aunque ella no lo demuestre, te admira, eres su hermano mayor, imagínate lo que sintió cuando lo hiciste.

—Salem, ya basta—lo miré fijamente—me equivoqué y lo acepto, pero ya.

Él se quedó un momento pensando, estaba muy molesto, podía verlo en sus ojos, estaban más claros que de costumbre. Y de un pronto a otro, me agarró del cuello de la camisa y me estampó contra la pared.

—¿¡Qué mierda te pasa!?—lo miro.

De todas las formas posibles que puede hacerme picadillo, lo hace de la forma más mortal posible. Puedo defenderme, pero no lo hago porque quiero ver que va a hacer o decirme.

—Escúchame bien, Lennox, tú vuelves a tocar a Astra y a mi me va a importar medio kilo de mierda que eres el rey, yo te mato—su mirada era de odio puro—Un "lo siento" no va a arreglar lo que hiciste.

Me soltó, se dio la vuelta, pensé que ya se había ido, pero en eso siento el sabor metálico en mi boca, el puñetazo me había hecho voltear la cara.

—No vuelvas a tocarla, mejor céntrate en tus asuntos y busca un manual de cómo ser rey, porque de eso, solo tienes el título—espetaba con odio.

Con la mano derecha comencé a hacer un pequeño puñal de hielo, pero cuando lo lancé, él lo detuvo con un pequeño mural de hielo que se derritió al instante.

—Buen inten...—se calló cuando alguien a nuestro alrededor hizo un ruido.

Ambos giramos, para ver qué era. Y ahí estaba Cassian, recostado a la pared viéndonos mientras comía unas papas con salsa.

—No, no, sigan, sigan—nos hizo un gesto con la mano.

—¿Hace cuanto estás ahí?—Salem inclinó su cabeza para el lado.

—Desde que escuché el "¿Qué mierda te pasa a ti?"—se encogió de hombros—Está bastante buena la telenovela, yo le pondría "Guerra de hermanos" y su sinopsis sería, cuatro hermanos, una corona ¿Quién se quedará con ella? Nadie lo sabe.

Salem y yo nos miramos y luego volvimos a mirarlo.

—¿Qué te fumaste?—Salem frunció el ceño.

—Que insoportables son—nos sacó el dedo y se fue.

Mi hermano me dio una mirada de pocos amigos. Entré nuevamente al castillo, directo a mi habitación.

Durante la noche, después de la cena, estuve un gran rato en el balcón de mi cuarto. Astra no había llegado aún y eso me preocupa.

El cielo estaba muy hermoso esta noche. Todo estaba en calma, hasta que vi una sombra, me acerqué para ver mejor y vi a mi hermana con el vampiro.

Fruncí el ceño, intentaba entender que pasaba. ¿Mi hermana se había ido todo el día con Aleksander?
¿Qué está pasando? Yo tenía entendido que eran mejores amigos...

No entiendo la necesidad de ocultar con quien está o donde está, al menos que avise que va a salir y por donde andará.

Suspiré y me recosté. Hay tantas cosas de mi hermana que me causan curiosidad, pero es mejor quedarme con la duda. Seguí mirando el cielo durante un largo rato, ya luego hablaré con ella, por ahora voy a dejarla que haga lo que quiera.

El castillo de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora