Capítulo 7

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Astra

Durante el camino, Lennox y Scarlett pasaron peleando por ver quien era el mejor entre ellos dos. Mientras que Salem y yo veníamos en total silencio, a pesar de ser los menores y que están más cerca de edad, no tenemos tanta confianza como muchos hermanos.

—¿Cómo te ha ido en los entrenamientos para ser general? —lo miré.

—Bien, aunque es muy cansado, pero nada del otro mundo—se encogió de hombros.

Y el silencio reinó entre nosotros, otra vez. Serán unas horas muy aburridas y cansadas, a mi hermano no le gusta mucho conversar o al menos no le gusta hablar conmigo.

Mis hermanos mayores me miraban por encima de sus hombros, me imagino que deben de estar nerviosos, pues ellos ya han salido de Spryn, yo no. Solo he venido una vez a donde los Bordelis pero, con la supervisión de mis padres y la protección de la guardia real.

Después de unas horas de viaje, a lo lejos se veían los grandes árboles donde vivían los Bordelis. Al llegar, todas las miradas estaban puestos en nosotros, las casitas de madera eran muy sencillas, pero más fuerte que las piedras del castillo.

—Buenas tardes—Lennox miró a uno de los Bordelis que estaban en la entrada—Quiero ver a Yus.

El hombre dijo algo en un idioma raro a su compañero. Después de un rato esperando, nos dejaron pasar hacia la casa de madera más grande que había. La casa de Yus Bordeli, el jefe de la tribu.

En la entrada de su casa, habían dos hombres gigantescos con unas lanzas hechas a manos, en las puntas tenían hushter. Abrieron las puertas y nos dejaron pasar.

Dentro del lugar, habían bastantes hombres y mujeres, todos con túnicas rojas, en sus cabezas rapadas, tenían tatuajes respectivos a su cultura. Flechas, círculos, triángulos, puntos y animales.

—Majestades, que honor tenerlos por aquí—Yus sonrió, como de costumbre estaba sentado en un cojín rojo—¿A que se debe esta honorable visita?

—Queremos saber dónde está el pergamino faltante de Aphulka—mi hermano mayor dio paso al frente.

—Ah, ya veo—hizo una señal para que nos sentáramos—No puedo decirles eso.

—¿Por qué?—Lennox lo miró.

—Podría desatarse una guerra de reinos y el mundo mortal se verá afectado, lo usarán como campo de batalla—Scarlett sonaba ansiosa y preocupada.

—¿Y eso que? Los mortales no son nuestro problema, además, son humanos y entre ellos solitos se matan, acaban con su mundo ellos mismos—Salem frunció el ceño—Ellos no se preocupan por sí mismos ¿Por qué nosotros debemos de preocuparnos por ellos?

Scarlett se quedó callada y bajó la cabeza, mientras que Yus la observaba, la estaba analizando.

—¿Habrá guerra?—me atreví a preguntar.

—Siempre la ha habido, que no se den cuenta, es diferente.

—¿Dónde está Mortana?—miré a Yus.

Este dejó de sonreír.

—Es algo extraño ¿Sabes? Tengo cinco días de no verla y nadie la ha visto—el me miró—¿Usted sabe algo?

—No, si supiera, usted sabe que se lo diría inmediatamente—sonreí.

—Ya veo, se puede saber ¿Por qué los príncipes de Spryn andan por estos lados y solos?

—Ya le dijimos, veníamos a ver si nos podía decir donde estaba el pergamino, pero ya que no nos quiere decir, nos iremos.—mi hermano mayor dio un paso para atrás.

—Lamentó decirles que, no se pueden ir así por que así—Yus se levantó—Majestad, cuide mejor a sus hijos.

Fruncí el ceño ¿Hijos?

—Muchas gracias, Yus—la voz de mi padre hizo que se me erizara la piel—Lamento este mal rato que mis hijos le hicieron pasar.

Lennox se giró inmediatamente, bueno, los cuatro nos giramos. Al ver la cara de mi padre, me di cuenta de que estaba furioso. Mis hermanos y yo, hicimos una reverencia ante el.

—Padre...—mi hermano intentó hablar.

—Nada, los quiero en el carruaje, ya—lo miramos—¡Ahora!

Caminamos hacia el carruaje blanco que nos esperaba en la entrada, y es en este momento donde uno se arrepiente de desobedecer a los padres, el momento donde los encuentran haciendo algo que no se debe de hacer y el momento donde nos castigarán.

Lennox iba mirando por la ventana, mientras que Salem y Scarlett iban jugando "Piedra, pergamino o espada"  Yo solo iba mirando mis manos, pensando en más mil cosas que podría hacer para volcar este carruaje.

—Todo estará bien—le susurré a mi hermano mayor.

—No, no estará bien—suspiró—Tenía que cuidarlos y fallé en eso, mi padre estará furioso—su ceño estaba fruncido mientras su vista seguía en el paisaje que se encontraba afuera del carruaje.

Quería que entendiera que no somos su responsabilidad.

—Eres nuestro hermano mayor, no nuestro padre, por lo tanto no somos tu responsabilidad—fruncí el ceño—Los cuatro hicimos mal en venir, así que no amortigües por esto.

—¿Es que acaso no lo entiendes, Astra? No se trata solo de cuidarlos a ustedes, se trata de que, si no puedo cuidar a mis hermanos ¿Cómo voy a cuidar un reino?—él me miró—Mira, no quiero sonar grosero y aunque agradezco que me quieras ayudar, no sirve de nada.

—Entiendo—me alejé de él y me miré las manos en un gesto nervioso.

Bajé del carruaje y estaban algunos de la guardia real esperándonos en la entrada. Entramos al palacio y yo me preparé para el regaño y el castigo de la historia.

El castillo de CristalWhere stories live. Discover now