Capítulo 30

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Astra

Estoy muy emocionada porque dentro de tres días es el gran partido. Por lo visto todos están con los nervios de punta por saber quien ganará. Pues hay un "clásico" como le llamaba mi padre, Aphulka y Spryn se enfrentarán.

Quinet se encontraba a mi lado mientras que yo comía un poco de pan con carne y un poco de vino. Salem y Lennox estaban muy distanciados y el ambiente se sentía tenso e incómodo.

—¿Cómo está todo?—me atreví a preguntar.

—Bien—respondieron al mismo tiempo, se miraron y se hicieron mala cara.

—Incómodo—Cassian habló desde el otro lado de la mesa.

—¿Por qué come con nosotros?—Salem le hizo mala cara.

—Esa no es la pregunta, la pregunta aquí es ¿Por qué siempre está cuando pasa algo? —lo miré.

Cassian tiró el tenedor sobre el plato y levantó las manos indignado.

—¿Saben qué? Me voy a comer solo, que pereza ustedes con sus problemas familiares—se levantó—Con permiso.

Salem, Lennox y yo lo miramos mientras se iba, muy digno por cierto.

—Yo también debería de irme—Lennox se levantó—Tengo una reunión con los del consejo.

Salem y yo quedamos solos en la mesa, miré a Quinet para hacerle un gesto de que podía retirarse. Cuando lo hizo, intenté hablar con Salem.

—¿Qué pasa?—bebí de mi copa.

—Tuvimos una discusión y digamos que hubieron golpes—se encogió de hombros mientras meneaba la copa con una de sus manos—Ya sabes cómo somos.

—Intenta que no te saque de tus casillas, sabes cómo está en estos momentos, no lo defiendo ni nada por el estilo, pero intento ponerme en sus zapatos—él me miró—Hace poco murió nuestro padre, se convirtió en rey, ahora tiene que manejar no solo un reino, si no que todos, para mantener la paz y mantener al margen a los Bordelis.

—Lo sé y lo entiendo, pero trato de entender sus actitudes y no lo logro—se recostó en la silla—Nosotros también perdimos a nuestro padre y yo nos veo con actitudes como las de el, siempre ha sido así, pero papá lo mantenía en raya, ahora que no está, puede hacer lo que quiera.

—Tienes razón, además, mamá no va a hacer nada.

—¿Cuándo a hecho algo?—se inclinó—Amo a mi madre, pero aquí solo la tenían para tener hijos t verse bonita, nunca hizo nada por nosotros ni por el reino, así que no esperemos que lo haga ahora. Es más ¿Dónde está?

No supe responder, cuanta razón tienen sus palabras, si nunca hizo nada, no esperaré a que haga algo ahora.

—Lennox me contó unas sospechas que tiene con respecto a ti y a Aleksander—casi me atraganto con el pedazo de pan—¿Puedo saber?

—No hay nada que saber, él piensa que él y yo somos algo o que estamos lleno al mundo mortal—suspiré.

—¿Es falso o no?—enarcó las cejas, pero yo me quedé en silencio pensando mi respuesta—Por tu silencio, veo que es cierto. Estás lleno al mundo mortal con Aleksander.

Confío en Salem, se que él no le dirá nada a Lennox y menos ahora que están peleados.

—Si, es cierto—el cerró los ojos y negó con la cabeza.

—Astra...—me miró—Solo, ten cuidado, hermana, el mundo mortal es un poco complicado, además, Lennox comenzó a mandar espías, pero no me dijo cómo serían, me imagino que puede ser algún ave, te van a estar siguiendo para ver a donde vas y qué haces—susurró—También envió algunos para espiar a Aleksander.

Siento como si me hubiera puesto pálida, si Lennox envió espías a buscar a Alek, significa que ya sabe que vamos al mundo mortal y no solo eso, sabe que vamos a ver a Evangeline.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?—Salem se veía preocupado.

—No, no estoy bien, Lennox ya sabe la verdad.

Todo comenzó a conectar, él porque me preguntó de golpe que si había estado en el mundo mortal, es porque él ya lo sabía y quería que yo se lo dijera de mi propia boca.

—¿Qué hicieron que es tan grave?—Salem tenía los ojos bien abiertos.

—Aleksander se enamoró de una mortal y vamos a verla, nos presentó y nos caímos bien, ahora somos amigos.

—No le veo problema, muchos tenemos amigos mortales—frunció el ceño.

—Ese no es el problema, el problema es que es Evangeline Decksheimer.

—¿¡Decksheimer!? ¿¡Aleksander está loco acaso!?—suspiró y me miró—Astra, si Lennox se entera de esto, te van a llevar, no, los van a llevar juicio.

—¿Juicio? ¿¡Por qué!?—me estoy comenzando a desesperar.

—A Aleksander lo van a juzgar por traición a su familia y su reino, un mortal y un vampiro es un crimen, pero un vampiro y una Decksheimer, es pena de muerte—estaba desesperado, podía notarlo en su voz—Y tú, serás juzgada por ayudar a la traición a tu reino y te recuerdo que Spryn no es cualquier reino, es el prevaleciente, así que estás jodida, están jodidos.

—Ni una sola palabra, Salem Cavendish—lo miré.

—No pienso decir nada, sabiendo que te pueden poner una pena de muerte—se levantó—No voy a dejar que maten a mi hermana por mi bocota.

Se hizo una equis en el corazón y comenzó a conjurar un hechizo. Me extendió su mano para que la tomara y lo hice, unos brillos dorados y un látigo comenzó a enrollarse en todo su cuerpo para luego pasar a mio. Sus ojos estaban de un azul muy claro, hasta miedo daban. Está haciendo el juramento de Grymyter.

Un juramento que si tú lo rompes, mueres de inmediato, pues atas tu corazón con el látigo de la lealtad. Salem lo hizo para que viera que él no me va a traicionar.

—Para que tengas la seguridad y la certeza de que de mi boca no va a salir nada—sonrió.

—Gracias, hermano—le devolví la sonrisa.

—Solo, ten mucho cuidado, donde vas, como te vas y todas esas cosas, no se como lucen sus espías, así que estate atenta.

—Está bien.

Él salió del comedor y se fue, a esta hora siempre tiene entrenamiento, así quede sola mientras pensaba en todas las estupideces que estoy haciendo.

El castillo de CristalOnde histórias criam vida. Descubra agora