Capítulo 1

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Dieciséis años después

Laurel

Nos encontrábamos cenando tranquilamente. La reina lucía muy callada y los príncipes discutían por ver quien era el más fuerte de los dos y para eso pedían la opinión de las princesas.

—Yo soy más fuerte que tú, Lennox—Salem le sacó la lengua.

—Yo soy más fuerte porque soy el mayor y tú eres un bebé—se burló mi primogénito—Cuando yo sea rey seré mucho más fuerte que todo el mundo.

—Menos que Astra—una sonrisa burlona jugaba en las comisuras de Scarlett.

Los tres miraron a la pequeña Astra, la cual se estaba comiendo felizmente el pollo con algún tipo de salsa de fresas. Con una gran sonrisa iba a llevarse un pedazo a la boca, hasta que notó que la estaban mirando y se detuvo.

—¿Sucede algo, familia?—preguntó.

—Entre Salem y yo ¿Quién es más fuerte?—Lennox la miró en espera de una respuesta.

—Yo creo que ambos son igual de fuertes, solo que Salem aún está más pequeño y es tonto compararse con alguien de dieciocho años, cuando tú tienes veintiuno —ella se encogió de hombros.

Lennox la miró un poco confundido y desconcertado. Pues yo tampoco me esperaba esa respuesta, en cambio, Scarlett estalló en carcajadas.

—¡Te humilló una niña de quince años!—comenzó a reírse.

—¡Scarlett!—Lennox ya estaba furioso, pues detesta que se burlen de él.

—Yo no tenía intenciones de humillar a nadie y si ofendí a alguien, le doy mis más sinceras disculpas—Astra miró a sus hermanos—Ahora, dejen de meterme en sus problemas y déjenme comerme el pollo tranquila.

Siguió comiendo felizmente el pollo servido sobre su plato.

Después de la cena, los príncipes y las princesas, fueron a sus aposentos. La reina estaba tensa y preocupada, pues hace unos minutos Mortana vino a avisarnos que era hora de llevar a Astra a donde los Bordelis.

No me agradaba la idea de llevarla ahí, pero no nos quedan muchas opciones, pues en la guía de "cómo ser un padre" no indica el "cómo ser un padre de una profecía" 

Tomé la mano de la princesa y la subí al carruaje, luego ayudé a la reina a subir y por último subí yo. Mortana ya se había ido.

En el camino, Astra preguntó en varias ocaciones a donde íbamos y el por qué.

—¿Qué me van a hacer?—ella preguntó.

—Nada malo, cariño, solo te tomarán de las manos y ellos verán tu futuro, mi amor —la reina apretó las pequeñas manos de la princesa.

—¿Por qué tienes miedo, madre?—Astra miró a Attis.

—Yo no tengo miedo, cariño—ella frunció el ceño.

—Parece, te ves asustada.

Al llagar a las profundidades del bosque madre. Encontramos el territorio de los Bordelis. Casas echas de madera, con encantos que hacen que resista a los climas de Spryn. En los árboles habían Bordelis viendo fijamente a las personas que llegaban y salían.

Uno de ellos al ver a la princesa, se alejó e hizo una reverencia. Lo extraño es que ellos son los únicos que no deben de hacerla ante un miembro de la familia real.

Entramos a la casa del jefe de los Bordelis. Un hombre de más de doscientos años, con tatuajes representativos de su cultura. Estaba sentando sobre lo que creo que es un cojín rojo y alrededor habían como veinte personas. Todos miraban a mi hija y eso me incomodaba.

—Bienvenida, heredera—le dedicó una sonrisa a Astra.

—Muchas gracias, pero debe de haberse equivocado, señor, yo no soy la heredera al trono, mi hermano mayor, el príncipe Lennox, lo es—ella sonrió.

—No, mi querida niña—le hizo una seña para que se sentara en un cojín, ella lo hizo—Tú hermano no será rey por mucho tiempo, pues no es digno de la corona.

Attis y yo nos sentamos en unos cojines que unos hombres nos dieron. Astra miraba con confusión a aquel hombre.

—¿A que se refiere con "no es digno"?—la princesa se acomodó.

—Su ambición y su orgullo, serán su perdición—el hombre tomó una mano de Astra y una voz extraña salió de él—Tus hermanos pueden ser tus aliados y liderar el mundo juntos, pero cuidado, que también pueden ser tus enemigos, pues la envidia y los celos, los cegarán, más no son más fuertes que el amor que sienten hacia ti.

Astra se veía bastante confundida.

—Eres la destrucción de los reinos, eres la causante de las guerras futuras, eres la elegida del destino, eres la fuente de poder, no habrá ser más poderoso que tú, ni mas hermoso, pues tu belleza y tu bondad, te hacen más poderosa—el hombre tenía los ojos en blanco—Pero, tu bondad será tu perdición, destruirás todo a tu paso, pues no existe nadie que pueda domarte, ni tu misma podrás hacerlo Astra.

»Serás llamada por varios nombres y con cada uno de ellos, te temerán, pues saben de lo que eres capaz. La mejor amiga de la tierra, le enemiga del viento y la debilidad del fuego. Doblegarás naciones, los reyes se arrodillarán ante ti, la gente te llamará maldita, por poder dominar todos los elementos .....

Soltó la mano de Astra y ella se alejó de él, sus ojos estaban un poco llorosos y se veía más confundida que antes, pues todo lo que le acaban de decir, se lo dijeron a una niña de quince años. Fue un error haberla traído.

—¿Destruiré a los míos? ¿Destruiré todo?—preguntó con un hilo de voz.

Las llamas de las velas comenzaron a moverse, la tierra tembló un poco, el agua comenzó a deslizarse por el piso en una ligera línea, el viento soplaba más fuerte de lo normal. Los Bordelis miraban a su alrededor y luego miraron a mi hija.

—Niña, cálmate—El hombre le habló—Buscaremos la forma de entrenarte...

—¿Y si no se puede?—el viento era tan fuerte que abrió la puerta.

—No hay nada imposible—el la miró.

Al parecer se comenzó a calmar un poco, pues los vientos habían cesado, el agua había regresado al jarrón, la tierra dejó de moverse y las llamas volvieron a su normalidad.

Al salir de la casa de los Bordelis, me di cuenta de que estaba perdido, el reino, la gente, el mundo mortal e inmortal. A menos de que ella en vez de ser la destrucción, fuera la que nivele todo. En vez de ser una reina maldita, sea la reina bendita que hará que todo esté en paz y armonía, que su poder una reinos y así ser la reina más poderosa que ha existido.

Para eso tendré que hablar con Mortana.

El castillo de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora