Capítulo 13

22 3 0
                                    

Astra

El príncipe Cassian es un dolor de cabeza, es un egocéntrico que piensa que cualquier persona que respire cerca, está enamorada de él.

Y desde el momento en el que me atrapó viéndolo, cada que lo veo, siento que la cara me va a explotar o se me va a caer de la vergüenza. Tuve que disimular un poco, pero en mi defensa, Cassian es un hombre muy atractivo. Y los rasgos Aphulkanos le dan súper plus.

Él sabe que es atractivo, él sabe que cualquiera que lo mire, puede mirarlo infinitas veces. Cada rasgo de él es tan perfecto, es como dice mi hermana "Está hacho con ganas y con amor"

Me di una cachetada mental para dejar de pensar así de él, es un príncipe y aunque no le esté diciendo lo que pienso, le estoy faltando el respeto.

—Majestad—miré al rey—¿Le gustaría dar un paseo por el castillo, mientras su familia y la mía se ponen de acuerdo en ciertas cosas?

Miré a mis padres y ellos asintieron en señal de que aceptara.

—Sería un placer conocer el castillo—sonreí, aunque me valía un carajo conocer el lugar.

—Siga al guardia, el la guiará durante el camino.

—Muchas gracias, pero me gustaría hacerlo sola, a veces me cuesta hablar con las personas.

—Lo que usted ordene.

—Con su permiso—hice una inclinación con la cabeza en señal de reverencia.

Salí del despacho por así decirlo, comencé a caminar por los grandes pasillos llenos de fuego, en sus paredes habían grandes cuadros de antiguos reyes, príncipes, princesas, duques, duquesas y guardias reales que fueron fieles a la familia.

Miré cada uno de los cuadros hasta que vi el de Cassian, había salido serio, sin ningún tipo de expresión en su mirada ni en su rostro. Parecía tan frío y distante, como si no le importara nada y que el mundo no existiera.

Se veía tan irreal. Seguí caminando mientras abría y cerraba puertas buscando una salida, sentía calor, mucho calor y necesito un lugar apartado, donde puedas generarme un poco de frío sin que nadie me vea.

Se que tengo los cuatro elementos, pero es la primera vez que estoy en Aphulka y en un lugar caliente, donde vivo siempre hay nieve y aquí no hay, tengo calor.

Vi un riachuelo y me acerqué a él, necesito refrescarme un poco o me voy a salir desmayando.

—¿Estas bien, mocosa?—puse los ojos en blanco.

—Mi nombre es Astra—lo miré—Le pido que por favor me llame por mi nombre.

— ¿O si no qué?—me miró—Mocosa.

Inhalé profundo y le sonreí, antes de mi carácter, va mi educación, eso siempre me dijo mi madre. Porque sobre mi cadáver quedar como una mal educada.

—La verdad, no me siento de humor como para tener una discusión con usted, majestad, así que me retiraré para dejarlo tranquilo y que usted me deje tranquila, que tenga un lindo día.—intenté apartarme.

—Estas en mi reino y en mi casa, estás en mi territorio, por lo tanto haces lo que yo diga y eres quien yo diga, si yo digo que eres una mocosa, es porque lo eres—dijo en un tono serio, me molesta su actitud la verdad.

—Yo nunca le he faltado el respeto a usted como para que me lo falte a mi, además le recuerdo que soy una princesa, así que tráteme como tal—lo miré fijamente—En tu reino o fuera de él, sigo siendo Astra Cavendish, hija de la dinastía de Spryn, hija del rey superior Laurel Cavendish, por lo tanto, yo no tengo porque ser o hacer lo que tú digas solo porque eso quieres, ubícate, que no soy una simple princesa...

—Si no eres una simple princesa ¿Qué eres?—se encorvó para estar a mi altura.

—La que te va a dejar sin hijos si no me dejas pasar.

—¿Qué?—frunció el ceño pero no se quitaba de mi camino.

—A la cuenta de tres, Cassian.

No se movió en lo absoluto.

—Uno....

Quieto.

—Dos....

Parecía una estatua.

—Tres....—lo miré—Te lo advertí.

—Y no hiciste nad....

Una patada mortal en la entrepierna hizo que cayera de rodillas al suelo, le pasé por encima para poder volver al castillo.

Me apresuré y rogué para que nadie me haya visto hacer eso, si no, estaría en graves problemas. Antes de entrar al castillo, miré algunos arbustos que habían en el área posterior. Eran hermosos, tenían muchas flores y algunas mariposas volaban sobre ellas.

Y de la nada me entró la idea de querer ir al mundo mortal, quería conocer a los humanos, aunque apesten. Quiero saber porque algunos los odian y otros los aman. Quiero saber que es lo que comen, hacen y ven.

Me apresuré a entrar al castillo para buscar a Scarlett o Lennox, porque con Salem....bueno, él y yo tenemos muchas diferencias.

Llegué nuevamente a la sala de reuniones y ahí estaban todos, excepto Cassian el cual me imagino que debía estar revolcándose tal gusano, del dolor.

Sonreí inconscientemente, la satisfacción de poder hacer que se arrodillara de dolor y por mi culpa, hace que me sienta más poderosa aún. Me fascina la idea de tener que recalcarle que lo golpeé.

Los De la Roux nos invitaron a quedarnos a cenar para luego irnos, la verdad no me agradaba mucho la idea de tener que quedarme aquí más tiempo, me sentía fatigada del calor y necesitaba volver a casa, necesitaba sentir el frío.

Se que estuve jode y jode con querer salir, pero nunca pensé que me afectaría tanto estar lejos de casa y más con la cantidad de tiempo que llevo afuera.

Mis hermanos tampoco parecían contentos con la noticia, pero no nos quedaba de otra que obedecer. Durante la cena, mi padre y el rey De la Roux, pasaron hablando como si se trataran de buenos amigos, no se que plan habrán hecho, pero esto me resulta muy raro.

Alcé la mirada de mi plato para ver a mi alrededor y un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo cuando noté que Cassian no me quitaba la mirada. No se si fueron nervios o incomodidad, pero hizo que volviera mi vista al plato nuevamente.

El castillo de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora