Capítulo 21

21 3 0
                                    

Astra

Eso fue muy raro y tenso, el ambiente fue extraño. Por primera vez en la vida, estuve tan cerca de Cassian, pude analizar bien sus ojos. Son un tono rojo intenso, pero al mismo tiempo claro.

Llegué al castillo y entré, necesitaba cambiarme o bañarme rápidamente, espero que mi madre no haya notado mi ausencia.

Me di un largo baño, tratando de quitarme la suciedad o la tensión, que se yo. Cerré los ojos y me sumergí en el agua fría.

Me vestí, ya era de noche, me paseé por mi habitación para encender algunas velas, todo olía a rosas y un poco a vainilla, me encantan esos olores.

Cepillé mi cabello, pero lo dejé suelto. Me puse los zapatos y salí de mi habitación, quizás encontraba algo de cenar. Le dije a Quinet que no iba a cenar aún, necesitaba un momento para mi sola. Espero que me hayan guardado cena.

Ya era demasiado tarde, iban a ser la una de la mañana. Encontré pollo y vino, lo comí frío y volví a mi habitación.

Lavé mis dientes y me acosté a dormir. Me sentía muy cansada, necesitaba dormir un rato, ya no quería pensar en todo lo que había pasado hoy.

Me despertó un montón de ruido, otra vez. Me quedé acostada pues no había ni sol, quizás estaba amaneciendo. Bostecé antes de levantarme, quizás estaban invadiendo el castillo y el reino.

Me apresuré a salir de mi habitación, bajé las escaleras y vi a mi madre preocupada y molesta.

—¿Qué pasa, madre?—me acerqué a ella.

—Oh, hija mía—me abrazó—Tú hermana no está, la buscan desde ayer y no ha aparecido.

Tragué un poco grueso.

—Además, ya vienen nuestros hombres—sonrió—Eso me consuela un poco.

Su mirada se entristeció.

—¿Ya vienen? —ella asintió y me guió hacia la ventana.

Efectivamente, ahí venían con las banderas en alto y los caballos, se veían agotados y cansados. Pues no es de menos, al parecer dieron una buena batalla.

—Vamos a recibirlos—sonrió—Tengo que buscar a tu hermana.

Suspiré, si supiera que ella estaba peleando como toda una guerrera, defendiendo a su reino.

Mientras ellos se acercaban, a mi madre y a mi, nos vestían de negro, rápidamente nos maquillaron y pusieron las coronas sobre nuestras cabezas, para poder recibir a los soldados y al pueblo. De negro, por el luto de las familias.....o la nuestra.

A pesar de que eran como las cinco de la mañana, ya había más claridad y podía ver sus ojos. Quizás así podría reconocer los ojos de mis hermanos y padre.

Los busqué con la mirada, miré para todos lados, hasta que vi a Salem, este me miró y me hizo una seña a su lado, efectivamente ahí estaba Scarlett.

Busqué con la mirada a Lennox y sentí un dolor inmenso en el pecho, cuando lo vi a caballo, pero eso no me afectó, si no, que él venía al frente de todos, con la frente en alto.

Eso solo significaba una cosa. Mi madre creo que también lo entendió, porque suspiró y sus ojos se pusieron llorosos. Todo el pueblo estaba ahí, recibiendo a nuestros héroes. Todos miraban, todos nos miraban.

Lennox se bajó del caballo y se acercó a mi madre, le entregó una corona mientras se ponía de rodillas. Mi madre derramó una lágrima, pero se mostró fuerte ante todos.

—Yo le entregó la corona del rey, majestad—Lennox habló con voz fuerte, pero entrecortada—El rey.....El rey ha caído.

Todo el pueblo emitía murmullos, algunos lloraban la muerte del rey. Otros miraban con tristeza a mi hermano y a los soldados.

—Gracias—ella recibió la corona y suspiró.

Todos estaban a la espera, a la espera de que iba a pasar.

—Por el poder que me da la corona, yo Attis Cavendish, reina de Spryn—suspiró y miró a mi hermano—Yo te corono el rey de Spryn, olvidando mi puesto como reina y cediéndote el poder que te corresponde como mi primogénito.

Sentí como si todo hubiera sido en cámara lenta, mientras mi madre ponía la corona sobre la cabeza de mi hermano. Aún no podía creer que era el rey.

Mi madre le pasó a un lado y me hizo una seña para que la siguiera. Mi hermano se dio la vuelta para poder ver al pueblo y a los soldados.

Mi madre le hizo una reverencia, abrí mucho los ojos, miré a Salem, este me miró y suspiró. En el momento en el que mi madre se arrodilló ante él, ahí supe, que él es el rey.

Todos lentamente se fueron arrodillando ante el nuevo rey, aún no puedo creer que el reino esté bajo su poder, confío en mi hermano y todo, pero él aún no está listo.

—¡Señor, Señor, nuestra lealtad está en sus manos!—los soldados se dieron tres golpes en el pecho—¡Larga vida al rey Lennox Cavendish!

Salem y Scarlett se acercaron a mi, justo al frente de todos, varios nos miraban en la esperaba de la reverencia, Lennox también nos miró.

Este frunció el ceño indicando que nos arrodilláramos, pero se arrodillará su abuela, porque yo no lo voy a hacer.

Mis hermanos me miraron, ellos saben la verdad y aunque yo no sé cuál es, ellos saben a quien seguir y a quien no.

Subí las escaleras nuevamente, dirigiéndome a donde él estaba, se que había gente mirándonos en la espera de que nos arrodilláramos, no sé de donde salió, pero hasta Mortana estaba ahí, viéndome fijamente. Podía sentir su mirada sobre mi.

Mi madre fruncía el ceño sin entender, era ese incómodo silencio y extraño.

Lo miré y él me miró, estábamos en esa batalla de miradas sin entender porque lo hacíamos, sin entender porque sentíamos algún tipo de rivalidad. No entiendo y se que él tampoco lo entiende.

No entiendo porque rechazo que él sea el rey, él tiene más motivos, es el rey y yo debo arrodillarme y lo que estoy haciendo es tomado como burla y falta de respeto.

—Eres mi hermano, pero no eres mi rey—abrió los ojos como nunca.

Levanté con las puntas de mis dedos mi vestido y me dirigí hacia las puertas del castillo, Scarlett y Lennox también me siguieron. Miré por encima de mi hombro a Mortana.

Tenía una sonrisa y una mirada llena de orgullo puro, pude leer sus labios cuando dijo...

"Se acerca el gran reinado y la profecía podrá cumplirse al fin"

El castillo de CristalWhere stories live. Discover now