Platillo 50

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T/N

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T/N


La semana había sido una locura, mi corazón daba un vuelco en mi pecho cada que lo miraba y recordaba aquel beso. Tan suave, tan dulce. Y si bien no había pasado nada más, luego de aquel momento las chispas volaban cada que nos mirábamos. Eran como mil destellos de emoción que se remolinaban en mí estómago. Lo único en lo que podía pensar era en el deseo que invadía mi cuerpo poco a poco, quería besarlo, una y otra y otra vez, quería ser la única dueña de su mirada brillante y llena de deseo, de sus mejillas enrojecidas y de sus palabras llenas de cariño.

- Estoy enloqueciendo... - Solté antes de suspirar fuertemente mientras me miraba en el espejo del baño. Mis mejillas estaban tan rojas como tomates.- Definitivamente estás enloqueciendo, T/N. Por un torpe, estúpido, lindo, sexy, dulce, y perfecto ser humano... ¡No! No, así no era. - Hiciera lo que hiciera, mi cabeza no dejaba de pensar en él. - Seguro estás ovulando, pedazo de loca...

Debía admitirlo, mis pensamientos no eran los más sanos que digamos, pero tampoco quería pensar de esa forma sobre él. Por lo menos no por el momento. Es muy pronto, supongo. Ese beso descompuso mis pensamientos, y avivó algo en mi interior que hace tiempo estaba apagado, no me reconocía. Parecía una adolescente toda hormonal obsesionada con el chico que le gustaba.

Más allá de mis pensamientos hormonales, hoy tenía que verlo en la juntada a la que Nami me había invitado. Esa juntada que vive siendo postergada por cada uno de los chicos del grupo. Me estaba preparando para ir con ropa bonita y un abrigo, solo me quedaba salir. Había quedado de ir con Sanji, para no tener que ir y volver sola, pero ya casi era la hora y él todavía no daba aviso de vida.

Salí y toqué su puerta, los pasos torpes se escucharon del otro lado junto con el sonido de algo cayendo antes de que el cerrojo hiciera clic. Abrió la puerta y lo pude ver, aquel Sanji que creía que nunca iba a ver. Sanji en su versión crisis estaba frente a mí, tenía el pelo húmedo, una remera que parecía bastante vieja y la piel de la cara parecía brotada por alguna alergia.

- ¡¿T/N?! ¡Ay, no! Abrí la puerta hecho un desastre... - Habló en una gran combinación de nervios, vergüenza y apuro. Sonreí ante su crisis y le empujé para poder pasar cerrando la puerta detrás de mí. - ¿De qué te ríes?- Preguntó en tono un poco molesto por la risa ahogada que intente no notara.

- No esperaba encontrarte así.- Hablé entre risas y él solo bajo la mirada avergonzado. Justó cuando estaba por hablar lo paré tomando su mano y llevándolo hasta el sillón.- Deja que te ayude, cocinero. Soy una mujer que sabe resolver.- Hablé entre risas mientras buscaba el secador de pelo.

- Gra... Gracias. Hoy desperté con alergia a algo y tengo toda la piel enrojecida.- Se tocó la cara y me miró apenado.

- A todos nos pasa. Puedes taparlo con maquillaje, pero antes sequemos tu pelo que si no no podremos llegar a la juntada.- Prendí el secador y el viento le pego en la cara. Me reí y se rio conmigo mientras secaba su cabello. Era suave, brillante y se desenredaba con tan solo pasar la mano.- Me gusta tu pelo, el shampoo que usas huele a frutas y es agradable.- Me miro de reojo y se rio.- ¿Es muy raro que hable de tu shampoo?

- Solo un poco... Pero que alguien seque mi cabello me recuerda a cuando era pequeño.- Una mirada de nostalgia inundó sus ojos lentamente.- No recuerdo mucho a mis padres, pero mi mamá me secaba el pelo mientras me contaba historias de piratas, era divertido.

Me mantuve callada mientras secaba lentamente su cabello, a veces hay que saber callar. "Habla, pero solo cuando puedas mejorar el silencio". Mi padre decía eso y estoy segura de que tenía razón. A veces el silencio es la mejor respuesta, el mejor alivio. Él parecía estar recordando algo bonito, nadie quisiera interrumpir un recuerdo amado.

- Es bueno recordar cosas de personas que queremos...- Solté al terminar de secar su cabello y lo acaricie suavemente.- Gracias por compartir tu recuerdo. - Él me sonrió y señaló un mueble.

- Allí guardo fotos viejas, muy viejas...- Habló con suavidad sonriéndome de una manera que lograba que sonriera también.- Te prometo que te contaré más otro día.- Se levantó hacía el mueble y abrió una puerta.- también guardo el bloqueador solar con pigmento aquí.- Rio un poco sacando el bloqueador del mueble.- Esto debe servir para tapar el enrojecimiento de mi piel.- Ver a Sanji así me hizo pensar que todos tenemos un niño en nuestro interior que quiere que alguien le seque el cabello, que quiere a alguien a su lado.

Cuando subimos al auto me sonrió, y empezó a manejar, estábamos llegando tarde, bastante tarde. Nami nos mandó mensajes y nos llamó, nos limitamos a decir que el auto no tenía más combustible y que tuvimos que ir por más. A decir verdad, era la primera vez que no estaba estresada o nerviosa por llegar tarde. Supongo que en el fondo pensaba que había valido la pena por ver a Sanji en su crisis.

-Ma'am.- Me dirigió la palabra cuando estábamos llegando.- No se asuste con mis amigos, son raros, y bueno, son muy ellos...

- Me puedo acostumbrar.- Hablé graciosa antes de posar mis ojos en sus labios sin querer. Tragué sílaba y giré mi mirada, no debería estar pensando en eso... Cuando estacionamos en frente de la casa de Nami, sus ojos me miraron fijamente, chispeantes. Esos ojos me estaban comiendo viva... Amaba esos ojos.

- Estás muy linda hoy. - Fue lo único que dijo antes de abrir su puerta y dar la vuelta para abrir la mía mientras mis pensamientos enloquecían por dentro. Este tipo... Quiere que me muera de un paro cardíaco o algo.

- Adelante, my lady.- Dijo en cuanto abrió la puerta de mi lado. Me levanté con toda la seguridad, pegando mi cuerpo al de él y acercándome a sus labios.

- Deja de tentarme, cocinero.- Susurré sobre sus labios antes de despegarme y acomodar mi bolso en mi hombro.- Eres demasiado lindo, maldito.- Refunfuñe para luego irme caminando hacia la entrada de la casa de Nami.

- Tú también estas Sexy, T/N- Me habló lo suficientemente fuerte para que lo escuchara, antes de cerrar el auto.

~Platillos que enamoran~Sanji y tu~Where stories live. Discover now