Platillo 41

830 129 2
                                    

T/N

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

T/N

No podía creer lo que acababa de decir Nami, si eso era verdad quería decir que todo mi trabajo se desvanecería en la nada de los bits en la computadora. Me sentí tan alterada que hasta podría jurar que mi cabeza se sentía en una montaña rusa. No lo pensé dos veces antes de cambiarme tomar mi drive y correr hacia la puerta apresuradamente. No tenía tiempo, debía solucionarlo antes de que todo se perdiera. Ya había desperdiciado mucho tiempo entre ayer y hoy, no podía posponer esa reparación mucho más.

Coloqué mis los zapatos apresuradamente mientras abría la puerta abruptamente. Tomé el bolso sintiendo mi respiración agitada, no era algo sabio salir cuando me sentía de este modo, pero a este punto no me importaba, me despedirían si cometía otro error... Acomodé mi cabelló y con un nudo en mi garganta miré hacia el frente conectando con sus ojos confundidos. Su cabello ordenado y su esbelta silueta usando uno de aquellos trajes como los que usaba todos los días me desorientaron.

- Oh... Hola, Sanji.- Saludé viendo como sus ojos parecían analizarme. Un escalofrío me recorrió cuando su voz resonó en mis oídos.

- ¿Pasó algo?- Su pregunta me tomo por imprevisto, ¿tanto se notaba? No quería preocuparlo, era solo trabajo y era domingo...

- A-algo así...- Hablé dudosa en respuesta... No debería hacer sonado de esa forma, pero mi garganta ardiendo no ayudaba a que el tono de mis palabras fuera firme.

- ¿Es... grave?- Preguntó suavemente y respondí casi al instante esperando que no se hiciera problema.

- ¿Qué? No, no, creo que no.- Hablé dudosa otra vez mientras acomodaba mi bolso en mi hombro y jugueteaba con la correa.

- ¿Quieres que te llevé?

-No, no, está bien así. Iré en mi auto.- Volví a negar apresurada recordando a donde y porque tenía que ir. - Entonces que tengas un gran día.- Solté antes de disponerme a alejarme notando la bandeja en sus manos... Un plato lleno de galletas fue conveniente a mi situación así que tomé una con rapidez antes de llevarla a mi boca y morderla mientras me alejaba por el pasillo. Era blanda y dulce, le sentía mejor el sabor que otras veces y eso era agradable, pero sentía mi garganta inflamada logrando que un molesto dolor se esparciera a lo largo de ella.- A-asqueroso.- Hablé casi tosiendo luego de tragar.- T-te veo luego, príncipe.- Me despedí por último usando aquel apodo en un intento de que no se preocupara o alarmará, sin embargo antes de desaparecer por el pasillo pude ver su sonrisa, una sonrisa tan radiante que logro que fuera yo la que había perdido toda preocupación sobre lo demás.

Camine con el paso un poco más liviano hasta el auto y me subí antes de restregar mis ojos por el cansancio y el pequeño ardor que comenzaba a apoderarse de ellos. Tenía fiebre... Lo sabía sin pensarlo dos veces, aun así conduje hasta el trabajo, aun así subí por el ascensor sintiendo que el piso se tambaleaba y me daban ganas de caer o vomitar, tal vez las dos. Mis pasos se volvieron pesados nuevamente luego de ello, a penas me mantenía en pie por el mareo, pero al sentarme en el computador todo estuvo bien.

El problema era más grave de lo que pensaba y no paré de teclear en horas. Mi estómago gruñía, mis ojos ardían ante la luz y el calor en mis mejillas aumentaba mientras más y más frío parecía sentir. Poco a poco el cielo se fue nublando y la noche comenzaba a caer. Odiaba estar enferma, odiaba los días de lluvia, odiaba... la soledad de la oficina un domingo por la noche. Me encogí ante el frío incontrolable que sentía, mis manos temblaban a tal punto donde apenas podía teclear con seguridad.

Una y otra vez, los botones que mis dedos tocaban no eran los correctos. Me levanté y tomé una manta de las que Helmeppo guardaba en su cubículo antes de volver al mío para terminar con todo. Faltaba, no mucho, solo quería terminar antes de que la lluvia comenzara a caer sobre la ciudad. Apoyé mi cabeza sobre el escritorio y restregué mis ojos una y otra vez. El día más cansador, si me lo preguntaran diría que fue este. Incluso en días donde hacía horas extra o trabajaba hasta tarde en casa no me sentía tan devastada como hoy.

"Debes cuidarte", "No hagas eso. Te enfermarás", "Te amo, T/N", "Eres mi pequeña especial, no lo olvides", "Estoy contigo". Suspiré mientras recordaba su voz. "¡Ganamos! Choca los cinco, T/N. Esa es mi princesa", "¿Quieres comer algo?", "¿Te gusta la comida picante?", "Eres tan parecida a tu madre", "Claro, también tienes mi autoestima. Por favor que eso no cambie", "Que problemática, eres todo un hermoso desastre", "¡Que linda! Los chicos caerán a tus pies", "Lo digo en serio, preséntamelo cuando lo encuentres", "espero que te ame tanto como yo", "Pequeña tonta, no debes sobre esforzarte. Ya lo haces muy bien", "Estoy bien, estarás bien, T/N"...

Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordarlo. Me sentí desorientada mientras terminaba y apagaba el computador nuevamente. Mis pasos a penas se sentían mientras bajaba los escalones, sentía que caería. Quería cerrar mis ojos, quería un abrigo, quería alguien a quien abrazar mientras me sentía mal... Quería sentir que podía y no que caería en cada intento de subir. Las montañas rusas son odiosas, más que nada cuando hacen referencia a la vida o un estado en ella. Me despertaba los lunes, me despertaba los martes, me despertaba todos los días y sentía que nunca cerré mis ojos.

Dejé caer una lágrima de mis ojos por sentir su incomodidad antes de salir por la puerta. Y yo... Lo último que sentí fue una agradable tela sobre mi frente.

__________________________________________________________________

Mis ojos se abrieron levemente... Apenas podía ver a mi alrededor. Una ventana pasaba las cosas como flashes en el exterior, una tela me cubría y podía escuchar una dulce canción rodear suavemente el lugar con su bajo volumen junto a algunos suspiros que cada tanto se colaban entre la melodía. Alguien conducía... Estaba asustada al no ver quien era, pero aun así no me importaba. Mis ojos se volvieron a cerrar en un acto inevitable ante mi estado. Solo esperaba no ser otro desastre...

No ser otra decepción para el mundo.

~Platillos que enamoran~Sanji y tu~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora