~Platillos que enamoran~Sanji y tu~

Platillo 13

T/N

_Debes hacer algo con el, T/N.- Nami me habló seriamente. Esta era la llamada telefónica más larga de mi vida.- Es un idiota. Si estabas asustada, ¿por qué no fuiste con la policía?

_L-lo sé, Nami.- Suspiré.- Pero... Solo...

_Solo nada, T/N. ¿Acaso no vez que te está acosando?- Habló enojada, y no podía culparla...,en su lugar también lo estaría, pero...

_N-nami...

_T/N. Te dejo hasta el viernes para hacer lo que quieras.- ¿Que? ¿En que estaba pensando?

_¿Que...?

_Si para el viernes no has hecho nada, juro que te mata... Que te llevaré a la policía para que lo denuncies.- No tenía que ni pensarlo para saber lo que realmente quería decir. Me encoji de hombros antes de responder.

_Esta bien. Yo lo solucionó.- Aclaré.- No tienes que preocuparte por nada.- Alargue levemente el "por", para hacerme parecer un poco más relajada de lo que estaba.

_Y recuerda que el sábado vienes de compras conmigo. Y no puedes negarte.- Ella habló sin esperar respuesta- En fin, debo colgar. Y hablo en serio.- Colgó y yo suspiré. Las conversaciones serías con Nami siempre te dejaban sin aire.

Martes. Segundo día de la semana y me preguntaba cómo solucionar las cosas. Me levanté temprano y salí para trabajar sin cruzarme a Sanji en el corredor. Coby me dijo que Crocodile me dejó tener un descanso para almorzar de cuarenta minutos esta vez, así que aproveche de llamar a Nami.

Simplemente no esperaba que ella reaccionara tan, ella. Me recosté sobré el asiento, está sería una larga semana. Pasaron las horas, mientras tecleaba y pensaba. Nada llegaba a mi cabeza sin importar cuanto intentara, pero...no era imposible, encontraría una forma. Así pasó un martes de trabajo. Sin nada especial, papeleo, papeleo, un que otro pequeño trabajo, y sin que mi condena terminara.

Luego de un lunes de terror y una semana de sentirme perseguida, el no apareció. No estaba en la entrada del trabajo, ni a una cuadra, tampoco cerca de mi auto, simplemente no había venido. Suspiré relajada en cuanto subí al auto sin sentir que alguien me miraba. Me sentí aliviada. Hoy no podía mover bien mi mano y eso me alarma un poco. Si algo había aprendido era que mientras menos miedos active, más invencible parezco.

Cuando subí al departamento allí estaba. Me sonrió, con la misma sonrisa con la que me saludaba todas las noches, el... El parecía ser invencible sin importar que, y eso, de alguna manera, me hacía sentir que era la más fuerte de todas, aunque en realidad no tenga ninguna defensa.

_Buenas noches, T/N.- Tenia la impresión de que era la primera vez que me llamaba así con ese saludo.

_Buenas noches, Sanji.- Lo salude antes de disponerme a salir del ascensor.