La vida es tan monotona. Si tuviera la opcion de cambiar todo, lo mas probable es que lo haria, excepto una cosa, los platillos del "Baratie"
~Platillos que enamoran~Sanji y tu~ Una historia para que te emociones, te sonrojes y sientas que vuelas en...
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Sanji
Era sábado, a primera hora de la mañana, me había levantado y preparado mi desayuno mientras pensaba. Tenía la mente en blanco mientras miraba por la ventana tomando el café. Hoy 23:00hs, íbamos a salir con Nami y disfrutar, solo tendría que centrarme en que la parte de disfrutar se lleve a cabo. No sabía qué me pasaba, pero el día pasó lentamente hasta la hora del almuerzo.
-Buen día, cocinero.- "Mierda", era lo único que podía pensar cuando miraba su sonrisa, lo único que quería mi cuerpo era no impedir el impulso a abrazarla. Ella, el hada más hermosa de mi fantasía, pero hubo una hada antes que ella que me dejo perplejo creyendo que no haría más que cortar sus alas. Y yo creía que tenía razón.
-Buen día, ma'am.- Por más que intentaba no sonar rígido, no pude evitarlo. Bajé mi mirada al suelo y ella simplemente soltó un suspiro antes de hablar, sin embargo, no la deje empezar. - ¿Le molesta si le dejo su desayuno y me retiro por hoy? - Idiota. Así me sentí. - Me temo que estoy ocupado esta mañana. - Solo eran mentiras, pero ella me sonrió dulcemente y tomo la bandeja de mis manos antes de abrir sus labios para soltar su voz.
- No te preocupes, yo me encargo. - Habló señalando la comida con sus ojos. - Tú puedes ocuparte de tus cosas. - Pero ella era de lo que debía ocuparme, de arreglar lo roto, lo que para mí estaba roto, aunque me preguntaba, si era realmente así la situación.
Cuando cerré la puerta no pude hacer más que dejarme caer sobre ella. No podía evitarlo, mi cabeza se contradecía. Me sentía molesto, triste, irritado, con ganas de golpear todo lo que veía frente a mí, sin embargo, no había nada que golpear, e incluso aunque lo hubiera, ello no me haría sentir mejor. Respire profundo y tome mi saco antes de volver a salir. Simplemente, quería caminar y desahogar mi frustración en aquella acción continua, mientras la disfrutaba, algo que no muchos hacían, quería encontrar la belleza del andar, mientras luchaba con la fealdad de mis inseguridades encontradas en lo profundo de una taza de café.
Prendí un cigarrillo pensando que lo único que hacía era tener un tire y afloje entre lo que quería y me asustaba, y lo que Zeff pensaría. ¿Por qué eso era importante? No lo sabía, y aun así temía. Por que siempre supe cuanto afecto le tenía él a Hana.
-¿No la invitarás a cenar?- Me miro palmeándome el hombro mientras Hana sonreía acercándose a nuestra puerta para traerme los apuntes que le había prestado.
- ¿Por qué haría eso?- Pregunté tontamente sabiendo que aunque no la invitara, él lo haría.
- Es cortesía, Sanji. Tu brutalidad no te deja admirar las cosas más delicadas y agradables de la vida.- "Ella no es ni delicada, ni agradable", solo pude pensar eso mientras llegaba y se paraba frente mío.
-Aquí están. Eres un chinchudo. ¿Por qué necesitabas los apuntes tan rápido?- Se quejó y me dio el cuadernillo de su mochila.
- No los necesitaba.- Respondí y solo me miro molesta.- Pero si no te ponía fecha límite nunca terminarías de copiarlos.- No podían negar que tenía razón, así que solo alzó la mirada al cielo.- Buen...
