Platillo 42

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Sanji

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Sanji

Desvíe mi mirada hacía mi hombro al notar que esta persona se había quedado apoyada en él, fue cuando su cabellera desordenada me dejo perplejo. Este edificio... era donde trabajaba. ¿Qué hacía ella aquí en domingo? Tomé su mejilla suavemente abriendo los ojos como platos ante el calor ardiente que desprendía su piel.

- T/N. Hey. ¡T/N!- Le llamé, pero sus ojos estaban cerrados, no los abría... Sus mejillas ardían en un color rojo y no pude evitar sentir que algo andaba mal cuando noté su débil respiración.

El aire se escapó de mis labios en un suspiro desesperado mirando a los lados mientras ese último cigarrillo se caía al suelo para consumirse por si solo en la soledad de aquella vereda. La apoyé contra mí y le quité su abrigo para que su temperatura no siguiera aumentando antes de sostenerla lo más suave que pude de su cintura para cargarla. Sin embargo, no tardé en descartar aquella idea, no podía llevarla cargando hasta el hospital más cercano... "No, no, está bien así. Iré en mi auto", me sentí lamentable al sentir que esa era la única forma teniendo en cuenta que no cargaba mi celular para llamar un taxi y esta parte no era tan concurrida a esta hora como para hallar uno.

Apoye su cabeza en mi hombro mientras introducía mi mano en su bolso para buscar la llave de su auto. Me sentía como un hurtador de cosas, y básicamente lo era. Suspiré con molestia cuando la encontré y acomodé su bolso nuevamente para luego cargarla hasta el estacionamiento. No pesaba, era casi como una pluma y eso... no parecía estar bien. Cuando encontré su auto en el estacionamiento volví a dudar girando mi mirada hacía ella un momento.

Su respiración a penas se sentía y su cuerpo se encogió de frío otra vez contra mi pecho. Me preguntaba si tenía que dudar en un momento como este, pero esa misma pregunta también era una duda que consumía mi cabeza. "A veces solo hay que tirarse al agua". Puse la llave en la puerta y la abrí antes de sentarla en el asiento de acompañante. Até su cabello y coloqué su cinturón. Esto era estresante, únicamente porque era ella, no podía evitarlo. Mordí mi labio y cerré su puerta para luego subir al asiento de conductor.

- Lo siento por conducir tu auto, T/N. Vamos al hospital.- Hablé sabiendo que no escucharía antes de restregar mis ojos y mirar al frente decidido para luego arrancar el motor.- Espero... que estés bien...- Murmuré en un suspiró comenzando a sacar el auto del aparcado.

Las calles eran largas, me preguntaba por qué el hospital quedaba tan lejos en esta ciudad, pero a fin de cuenta no importaba mientras llegara. Suspiraba mientras el tránsito de un domingo por la noche atrasaba nuestro avancé y la miraba. Acomodaba su cabeza y revisaba su fiebre, prendí el aire acondicionado esperando que eso ayudara, sin embargo no tenía una forma correcta de lograrlo. Su calor no parecía disminuir. En un momento pensé que se había despertado y balbuceado algo, pero no era nada más que una ilusión de espera desesperada de mi cabeza.

¿Cuántas veces más nos encontraríamos con situaciones como estas? ¿Por qué parecía que todo lo malo nos rodeaba? Ya fueran recuerdos, trabajos mal hechos, quejas, gente indeseada, o enfermedades... Desde que llegó... incluso antes de ello mi vida era un desastre que se resumía en la monotonía de los días que no podía parar. Y de pronto ese loop se cortó dejando a un montón de cosas nuevas entre desdichas y dulzores entrar a mi vida.

Volví a mirarla luego de estacionar. Su respiración parecía haber mejorado y aunque el calor no había disminuido mucho el color en sus mejillas si lo había hecho. Desde que la vi salir por su puerta, luego de sus ojos cansados, de la cortadura en su mano, de aquel idiota, luego de destartalar mis mentiras y descartar cada una de mis emociones para crear nuevas, luego de su borrachera, luego de las confesiones y locuras, de las tonterías y encuentros poco convenientes, luego de nuestra primera cita... Luego de todo lo que había pasado, ¿Por qué me seguía preguntando qué pasa luego? ¿Por qué seguía dudando cuando todo parecía tan normal y alegre?

Al recordarle como sostenía mi mano aquella noche... "N-no te vayas. Solo... quédate aquí hasta que no pueda sentir...", luego de mucho tiempo podía entender a que se refería. Si tan solo el miedo y las dudas no existieran, simplemente serían llamadas de otra manera, pero si no lo sientes... tal vez todo es más simple. Recordaba que su voz temblaba por el miedo, que había sido un día duro, y que incluso en ese entonces... amaba poder ayudarle aunque fuera solamente un poco.

Bajé del auto y lo cerré antes de abrir su puerta para volver a cargarla. Me preguntaba que había logrado hacer que se sintiera de esta forma. Ella parecía de hierro, soportaba todo hasta cierto punto y luego colapsaba de una u otra forma. Desde mi punto de vista, eso no estaba mal, todos necesitábamos un momento donde caer, aunque me hubiera encantado que su piso estuviera cubierto de almohadones y algodones de azúcar.

Cerré el auto y caminé con ella en brazos. No hubo mucho problema, la atendieron rápido, no me dieron muchos detalles, pero al parecer no había estado comiendo bien... Me dijeron que tampoco parecía haber dormido lo suficiente desde hace un tiempo, por eso se había desmayado. Tenía sentido, sin embargo... "¿Estás bien?", "¿Cómo estuvo su descanso, ma'am?", "¿Realmente estás bien con esto?", se lo había preguntado muchas veces y siempre respondía con lo mismo. Una pequeña sonrisa y un "¿Te preocupas por mí?", o un "Estoy bien, cocinero".

Mientras el tiempo pasaba me preguntaba si había una forma de hacer que se abriera un poco más. Pero tampoco podía culparla, todos teníamos nuestros secretos, nuestras torturas y desdichas con las cuales cargar incluso de manera inconsciente. La dejaron dormir una camilla y me quedé junto a ella... de todas formas no tenía a donde ir más que volver a casa y ver el maldito celular repleto de quejas y un "No esperaba que realmente faltaras, mocoso".

Sabía que incluso aunque no deseara ir a verla... en algún momento tendría que hacerlo. Desearía haber podido haberle pedido perdón antes de que se fuera... Desearía que nunca nos hubiera tocado la desdicha y hiel de las rocas en el camino.

Apoyé mi cabeza en la camilla y me quedé allí. Me quedé junto a ella recordando los días que habían pasado y los momentos tan dulces donde su risa y sus descaradas palabras me sorprendían. Todas las cosas que habían salido de mi boca... tal vez fueron erradas, pero no me arrepentía de haberlas soltado. Acaricie su mejilla notando que su temperatura había mejorado antes de hablar.

-Voy a susurrar... esto sabiendo que no lo escuchas.-Hablé recorriendo su rostro con mi mirada, ella era tan bella y delicada que admirarla era como otra de mis adicciones, con solo verla me bastaba.- A veces...- Susurré.- Solo a veces, te temo.- Solté sin más...- No es un temor donde quiero correr, es uno donde todo me atrae, y es por eso que temo.- Oculté mi rostro en la manta suave de la camilla para luego verla otra vez.- No dejo de pensarlo... Hoy más que nunca... - Murmuré cansadamente mientras recordaba las palabras del viejo decrépito. "Sanji, es el cumpleaños. Todos fueron a dar sus condolencias. Solo pasó un año."-No quiero hacerte daño... - Susurré apenado ante todos mis recuerdos.- Juro que no quiero lastimarte.- Solté otra vez mientras acomodaba su cabello.- Realmente no quiero provocar, ni ser una de tus desdichas... Porque los dos ya cargamos bastantes.- Solté por último sintiéndome perdido. Porque lo estaba, esto no dejaba de ser una oscuridad que poco a poco parecía aclararse y oscurecerse más. Apoyé mi cabeza a su lado cuando de pronto... sus labios se movieron. Aun dormida, en un balbuceo cansado y poco certero.

- Está... bien.- Tragué en seco al sentir que un nudo se armaba en mi garganta. "Está... bien", era la primera persona a la que me decía algo como esto, incluso aunque no fuera lo concreto, ni lo perfecto que ella ve todos los días... Un "Está bien", sin importar que nada lo este, era lo único que necesitaba para que las lágrimas que seguía aguantando se volvieran a formar en mis ojos. Aun así las sequé con rapidez y le dedique una pequeña sonrisa.

- Gracias, T/N...

~Platillos que enamoran~Sanji y tu~Where stories live. Discover now