4. Harry Potter

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Estaba preocupado a más no poder pero la cercanía de Hermione era lo único que lo mantenía con los pies en la tierra. Oh, dioses, aquella chica era increíble.

—¿Estás bien? —Le preguntó Hermione mientras le tomaba la mano con cariño y preocupación, dándole aquella hermosa mirada almendrada con su usual calidez fraternal. Harry se preguntó cómo tiempo atrás se había logrado confundir, ¿ellos dos en una relación? ¡Vaya broma de mal gusto!

Harry y Hermione siempre habían tenido una hermosa amistad, aunque al inicio él no se le acercaba porque Ron le convencía de que ella era rara y arrogante por leer y ser una sabelotodo. Hoy Harry estaba agradecido de haberle dado una oportunidad pues Hermione, al igual que Cassidy, era el tipo de chica que él necesitaba en su vida; era la hermana que nunca tuvo.

—Sí, bien —respondió antes de adentrarse en el tren, justo en el último compartimiento, y asomarse por la ventana para poder ver a Remus y Sirius que sonreían de distintas formas: Remus con cariño y Sirius dándose sus aires por al fin poder ir a King’s Cross como un hombre libre.

—No te metas en muchos problemas, cachorro —advirtió Remus.

—Métete en muchos problemas, Harry —contradijo Sirius con una amplia sonrisa divertida cuando su novio lo miró mal—. ¿Qué? No sería hijo de James si no lo hiciera —se encogió de hombros con aire inocente mientras el hombre lobo negaba con la cabeza y suspiraba derrotado.

—Dora estará hoy cumpliendo su turno de vigilancia en Hogsmeade y la estación de trenes por si ocurre algo… —siguió Remus.

Hermione asintió con la cabeza.

—Y cualquier cosa ya saben: envíen un patronus e iremos a Hogwarts lo más rápido posible. Ah, sí, y…

—Remus —Sirius le colocó una mano en el hombro—. Estarán bien, no les cortes toda su diversión —apuntó al pecho de su ahijado y de la muchacha. Hermione tenía su reluciente insignia de prefecta brillando en su túnica, mientras que Harry llevaba con él tanto la insignia de plata como prefecto de Gryffindor y la nueva que le habían enviado aquel verano por haber sido elegido como capitán de Quidditch.

—Vale… —Remus no se notaba muy seguro pero asintió—. Nos vemos en navidad.

—Nos vemos —sonrió Harry lo más natural que pudo, y luego se alejaron para ir a la usual reunión aburrida de prefectos.

* * *

Harry describiría luego aquel día como simplemente: asqueroso.

Habría estado feliz, en un inicio, de encontrarse con Draco en el compartimiento de los prefectos, para dar las primeras indicaciones de aquel año, pero ver a Draco sentado solo y viendo por la ventana con aire nostálgico sólo hizo que la culpa volviera a recorrer a Harry.

«Ella estaba enamorada, Harry, por eso fue al Ministerio siguiéndolos. No pude evitarlo… no podría hacerlo nunca, ella era mi mejor amiga y no podría haberle dicho que aunque se sacrificara no lograría que su amor fuese correspondido. Es ridículo, lo sé», recordó lo que Draco le había dicho en una ocasión del verano.

Al inicio no lo comprendió, pero ahora de cierto modo lo hacía. Había ocurrido alguna especie de drama entre los Slytherin, que aunque muy duros y fríos se veían… Harry sabía que sólo ocultaban sus sentimientos para no resultar heridos y que opinaban lo que todo el mundo esperaba que opinasen.

Cassidy Jackson y los Héroes del OlimpoWhere stories live. Discover now