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capítulo┊ ✦

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capítulo┊ ✦. :: treinta
♡ ﹙principio del fin﹚ ❋ ˚ ݂ ꛒ

Había un aterrador silencio en la habitación, como si estuvieran de luto por algo. Todos los Cullen estaban en la sala mirando a la nada. Carlisle había logrado persuadir a los médicos y enfermeras del hospital para llevarse a Lydia de ese lugar y traerla a casa, donde estaría más segura. Ella y los demás.

Había intentando de todo una vez que la llevó a casa, pero nada había funcionado. Además, con el bebé era algo complicado pues no podía poner atención más en uno u otro. En ese momento, ambos necesitaban de su absoluta atención, afortunadamente para él, su familia lo apoyaban de todas las formas posibles para reducir la carga de sus hombros. Aún así, era difícil.

Rosalie no había soltado al bebé, que afortunadamente estaba más que saludable. Carlisle le atribuía el hecho de que era un híbrido, pero no estaba seguro del todo. Principalmente lo creía porque el bebé no necesitó estar mucho tiempo en la incubadora, tanto la enfermera como el pediatra se sorprendieron, el recién nacido parecía un bebé de nueve meses y no de siete. Claro que era una buena noticia y Carlisle se lo llevó a casa de inmediato para mantenerlo cerca de él.

La chica rubia era probablemente la más feliz de tener al bebé en sus brazos y no se lo entregaba a nadie más que a Carlisle o Esme, pues no confiaba en que los demás tendrían cuidado al momento de cargarlo. Tampoco le molestaba cambiarle el pañal ni darle de comer o darle un baño de esponja. Lo disfrutaba más de lo que admitiría nunca.

Pero todo era muy tenso, pues Lydia llevaba dormida tres días. Sus latidos era débiles, pero eso era lo extraño, que aún había latidos. Normalmente, la ponzoña tendría que haber hecho efecto casi de inmediato, tal vez uno o dos días debido al estado tan débil de Lydia. Pero ya habían pasado tres. Y el estado de la chica no cambiaba. No mejoraba ni empeoraba, simplemente permanecía y eso era lo que más le preocupaba a Carlisle.

Esme se levantó de su lugar y se sentó junto a Carlisle, no lo pensó dos veces cuando colocó su mano en su espalda en forma de apoyo. No le gustaba verlo tan deprimido, a nadie, en realidad. Pero no había nada que pudieran hacer más que esperar.

—¿Ya has pensado en un nombre para tu hijo? —preguntó Esme con suavidad.

Él sonrió un poco mientras asentía. Su hijo. Le encantaba cómo sonaba eso.

—Si, de hecho creo que encontré el nombre perfecto pero... bueno, quería que Lydia estuviera de acuerdo conmigo o me odiaría el resto de su vida.

Se escucharon unas risitas.

—¿Cuál es? —preguntó Emmett con una sonrisa. El gran hombre aún no se animaba a cargar al recién nacido pues temía lastimarlo con su gran fuerza. Pero Rose le había dicho que no le haría ningún daño.

Never be the same ⇝ Carlisle Cullen ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora