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capítulo┊ ✦

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capítulo . :: cuatro
turno nocturno  ˚ ݂


Carlisle estaba sentado detrás de su escritorio con la vista fija en la mesa y su mente divagando en otro lugar. Por lo general él era el de las ideas pero ahora mismo no podía pensar en nada, no con ese maravilloso aroma inundando sus fosas nasales. Quería pensar en algo para ayudar a Edward, sin embargo, sólo podía pensar en Lydia y en lo mucho que necesitaba estar junto a ella.

Alguien llamó a la puerta con suavidad, regresó a la realidad y se acomodó en su asiento mientras fingía que había estado trabajando en algo. Ya había terminada con todo, pero nadie tenía por qué saber eso.

—Adelante —habló con voz suave y amable.

La pequeña figura de Sarah se adentró a la oficina. Cullen la miró con una sonrisa amable. Podía ver lo nerviosa que estaba, aunque esa jamás fue su intención.

—Disculpe que lo interrumpa, doctor Cullen. Pero la directora Roberts lo espera en su oficina.

Carlisle se puso de pie.

—Entiendo, Sarah. Gracias.

La enfermera salió y Carlisle también pero cada uno tomó rumbos diferentes. Estaba por llegar a la oficina de la mujer cuando el conocido aroma de toronja y miel se hizo más fuerte. Lydia estaba en esa oficina. Por alguna razón, eso lo emocionó bastante pero era muy bueno disimulando.

Llamó un par de veces pero no esperó respuesta cuando decidió abrir la puerta. Lydia estaba sentada en una silla frente al escritorio con los brazos cruzados. Parecía algo cansada, más de lo habitual y eso no le gustó.

Cuando le pido a Edward que no le dijera los pensamientos de Lydia era simplemente porque quería descubrirlos por sí solo. Y seguía en pie esa idea. Iba a descubrir cada uno de los secretos de esa chica e iba a ser ella misma quien se los diría.

—Carlisle, que bueno que llegas. Toma asiento por favor —le dijo Maia, señalando con su mano el asiento libre.

Hizo lo indicado, tomando asiento junto a Lydia, quien no se había molestado en mirarlo. Pero sí puso los ojos en blanco cuando el hombre se sentó. Le resultó bastante divertido.

—¿Está todo bien?

—Sí, y yo diría que de maravilla. Desde que llegó Lydia al hospital el rendimiento general ha mejorado bastante.

La chica sonrió orgullosa.

—Es bueno saberlo —Carlisle aún no entendía por qué lo habían solicitado, claro que no le molestaba.

—Ustedes dos son mis mejores médicos y como bien saben, tenemos falta de personal por lo que les estoy suplicando que tomen el turno nocturno la siguiente semana. Jonathan y Scott, los doctores de base de la noche, decidieron renunciar porque consiguieron trabajo en un hospital en la ciudad. El turno nocturno es más calmado pero hay mucho menos personal que en el día —miró a ambos— Sólo será una semana mientras hago algunas llamadas y encuentro a alguien.

Never be the same ⇝ Carlisle Cullen ✔Where stories live. Discover now