Jorge Blanco es un hombre de 27 años, rico, famoso, pero viudo y Martina Stoessel, una joven huérfana de 22 años, soltera, trabajando en una cafetería. Ambos tienen hijos, y por el bien de sus hijos, deciden casarse. Con el paso del tiempo, comienza...
Jorge. Cristal se acercó a mí y tomó mis manos. Cristal: Sentí algo raro por unos días, como si mamá se fuera a ir pronto...*dice entre lágrimas* La miré y luego la abracé. Tenía que ser fuerte por los niños. Jorge: Te aseguro que encontraré a mamá, ¿de acuerdo? Asintieron juntos. Levanté a Mathias y tomé la mano de Cristal y llevé a los dos niños a sus respectivas habitaciones. Hice todo lo posible para parecer tranquilo y seguro para ellos, pero en el fondo estaba ardiendo de tristeza y dolor. Después de llevarlos a la cama, fui directamente a mi oficina y llamé rápidamente a la policía. Policía: ¿Hola? *dice curioso.* Jorge: Sí, ¿esa es la policía de Guadalajara? *digo secándome las lágrimas.* Policía: Sí, ¿qué quiere? Jorge: Soy Jorge Blanco y vengo a denunciar la desaparición de mi esposa Martina Blanco. *digo con tristeza.* El policía respondió con entusiasmo. Policía: ¡Ay señor Blanco! ¡Qué placer tenerle al teléfono... cuénteme más detalles sobre la desaparición de su esposa! *dice entusiasmado* Respiré hondo y le expliqué todo lo que había dicho Lucía. Policía: Lamento lo de su esposa. Mi equipo y yo haremos lo mejor que podamos para encontrar a la señora Blanco. *dice con tristeza* Jorge: Haga todo lo que pueda, si necesita dinero para sus investigaciones. ¡Hagamelo saber! *digo desesperado* Policía: No se preocupe, el estado mexicano nos ayuda con eso. ¡Vamos a dar lo mejor de nosotros! *dice tratando de tranquilizarme* Luego colgué y ahora podría llorar. No había más niños, nadie me miraba entonces me dejé ir. Me levanté y le tomé una foto a Martina la cual miré detenidamente. Era tan bella. Como siempre. Jorge: Prometimos tener otro bebé mi amor, ¿dónde estás? *digo acariciando la foto con la yema de los dedos para sentirla* Besé la foto y me quedé dormido en el sofá llorando.
|Una semana después.|
?. Paseé con mi perro, según el médico, era bueno hacer caminatas matutinas sobre todo para una persona mayor como yo, tendía a los 60 años. Así que había salido con Chance, mi perro, un lunes por la tarde, y paseando por el bosque, un lugar bastante apartado que conocía bien, percibí un olor extraño. ?: Chance, ¿no sientes nada? *digo sorprendido* Me miró activo con la cola moviéndose en todas direcciones. ?: Algo como... Solté la correa que lo sujetaba y corrió a gran velocidad hacia un lugar donde, siguiéndolo, descubrí un cuerpo. Grité con asombro, lo que lo asustó. Era una mujer joven, comenzó a olerla así que lo empujé y me agaché para tocar su rostro. ?: Su cuerpo esta frio...*digo preocupado* Miré atentamente a la joven. Era muy linda. Luego traté de ver al lado si habría una tarjeta de identidad que me permitiera reconocerla, pero no había nada. ?: Tenemos que ayudarla Chance. *digo mirando a mi perro que empezó a ladrar* No tenía mucha fuerza para mi edad, pero hice lo mejor que pude para levantar a la joven y llevarla a mi auto y llevarla al hospital más cercano. Conduje a gran velocidad porque cada minuto contaba, ni siquiera sabía si estaba viva o no pero extrañamente tenía muchas ganas de ayudarla. Rápidamente llegué al hospital y alerté a las enfermeras y al médico, salieron y la pusieron en una cama de hospital y rápidamente la llevaron a quirófano porque había perdido mucha sangre y su estado era alarmante.
|1 hora más tarde.|
Llevaba una hora sentada en la sala de espera. Había muchas enfermeras y médicos en la habitación. Estaba orando internamente para que esta joven estuviera bien. Era demasiado joven para morir. Unos minutos más tarde, salió un médico y vino directo a mí. Doctor: Usted es el padre de la joven, ¿no? *dice amablemente* Lo interrumpí de inmediato. ?: No, no soy... Él me cortó. Doctor: Pudimos extraer las balas del corazón de su hija. Por suerte, las balas no se habían hundido más en su corazón o estaría muerta. El problema más difícil al que nos enfrentamos actualmente es la supervivencia de su bebé. Hace más de 5 días que no se alimenta y el bebé está muy débil. *dice con tristeza* ?: Haga todo lo que pueda para salvarla. No se preocupe por el dinero. *digo con tristeza* Doctor: Haremos nuestro mejor esfuerzo Paul. *dice palmeando mi hombro amistosamente* Sonreí levemente cuando me llamó por mi nombre y se fue a cuidar a la joven.
Carmín. Ahora que Martina estaba muerta, tenía que cuidar a estos niños y era realmente terrible. Ya no dormía bien, ni comía bien. Mientras hacía que Cristal se pusiera el uniforme escolar, ella comenzó a tocar su cabello arruinando el peinado que me había tomado una hora para hacer. Molesta, le di una palmada violenta en la cabeza y como resultado, obviamente comenzó a llorar. Carmín: ¡Es tu culpa! *digo mientras termino de ponerle el uniforme* Si seguía llorando fuerte, iba a alertar a los empleados y especialmente a Lucía, así que tenía que callarla. Carmín: ¡Si no te callas, no vas a comer! *digo firmemente* Se secó las lágrimas pero su cara estaba roja y sus ojos rojos. Cristal: Me duele la cabeza...*dice entre lágrimas*
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Fue un poco fuerte con la palmada pero ella lo tenía bien buscado. Carmín: ¡Está bien, baja! *digo presionándola* Bajamos las escaleras y la apuré para que comiera rápido y luego la puse frente a la casa para que se va a la escuela pero se detuvo incrédula. Carmín: ¿Qué? Miró hacia abajo. Cristal: Mamá me acompañaba a tomar el bus. *dice con tristeza* Rodé los ojos. Carmín: Cristal, tu madre está muerta. Acéptalo. *digo molesta*