Jorge Blanco es un hombre de 27 años, rico, famoso, pero viudo y Martina Stoessel, una joven huérfana de 22 años, soltera, trabajando en una cafetería. Ambos tienen hijos, y por el bien de sus hijos, deciden casarse. Con el paso del tiempo, comienza...
Martina. Lo miré. Martina: Voy a dormir... *digo mientras bostezo* Fingí tener mucho sueño. Jorge: Aquí no puede dormir Martina, es mi oficina! *dice molesto* Martina: Entonces vayamos juntos a la habitación como una pareja casada. *digo mirándolo fijamente* Me miró durante unos segundos sin saber qué decir, probablemente demasiado sorprendido para decir algo. Me di la vuelta al lado opuesto para fingir dormir. Jorge: Aquí no está cómodo...*dice susurrando* Puede que haya tenido un marido gruñón pero cariñoso. Sonreí levemente a mi lado pensando en lo preocupado que estaba por mí. Jorge: Bueno, vamos... vamos a dormir en mi... nuestro cuarto... *dice nervioso* Me levanté lentamente cuidando de tomar mi cojín y mi cobija y nos fuimos juntos a nuestra habitación. Llegué a la puerta, vi que estaba estresado y preocupado, me dio tristeza. Jorge no era una mala persona y sé que le costó mucho venir conmigo a esta habitación pero tenía muchas ganas de ayudarlo, no quería verlo sufrir. Jorge: Martina??? *dice gritando* Salí de mis pensamientos y lo vi adentro, invitándome o más bien obligándome a entrar. Entré a la habitación y descubrí muchas fotos de María y él en las paredes de la habitación. Fotos de ella embarazada, de su boda, de todo. Me sentí como si estuviera en otro universo.
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Mirando más de cerca a María, vi lo hermosa y elegante que era y parecía ser de una familia rica. Nada que ver conmigo. Jorge: Estoy muy decepcionado Martina, no me esperaba eso de usted. *dice con frialdad* Sentí sus palabras como dagas a través de su voz. Sentí que se me venían unas lágrimas a los ojos, me dolió tanto que me dijera eso. De repente apagó bruscamente las luces y se tumbó en uno de los sillones de la habitación. Me di la vuelta y me sequé las lágrimas. La habitación estaba bastante oscura así que me moví y encendí la luz de noche, acaricié la cama con las yemas de los dedos, era muy suave. De repente me di cuenta que esta cama había sido la cama conyugal de María y Jorge por lo que seguramente habían hecho el amor varias veces en esta cama y hasta habían concebido a Cristal en esta cama. Me sentí mal automáticamente sin entender por qué. No podía ser celos, no me gustaba Jorge. Suspiré y torpemente me acosté en la cama tratando de ahuyentar esos pensamientos tontos. Antes de darme cuenta, me quedé dormida. La noche fue larga.
