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Lucia.
Había pasado un mes y la mansión estaba más o menos tranquila. Los empleados respectivamente hicieron sus tareas, todos los días se veían iguales. No había podido ver a Martina porque estuve fuera un mes de vacaciones. Había regresado ayer domingo y hoy lunes, tenía que empezar de nuevo el trabajo. Terminé de arreglarme para el día y fui a la sala porque quería ver a Martina, la había extrañado mucho. Entré al salón despacio por miedo a encontrarme con Carmín y que me volviera a insultar como suele hacer con las empleadas. Miré alrededor y no la vi. Suspiré sonriendo. Dirigí mi mirada hacia la cocina de la mansión y me crucé con Martina. Estaba cortando cebolla, pero tenía la mirada perdida y lágrimas en el rostro. Preocupada, vi sus manos cortar la cebolla y vi sangre. Se había cortado la mano pero no se movió y siguió cortando la cebolla. Presa de gran preocupación, corrí literalmente a la cocina y le arrebaté el cuchillo de las manos. Sobresaltó, desconectada de la realidad y me miró fijamente. Cuando vio que era yo, me abrazó llorando.
Lucia: Ya estoy aquí...*digo acariciando su cabello*
Después de unos 5 minutos de abrazos, se apartó de mí y se secó las lágrimas.
Lucia: Martina... que pasa? Y eso....*digo con tristeza mirando su herida*
Ella no respondió y solo me miró fijamente. Tomé el dedo que estaba completamente abierto y puse mis labios en la herida abierta y comencé a chupar la sangre para detener el sangrado. Era un viejo truco pero funcionó. Después de detener el flujo de sangre, hice primeros auxilios y vendé la herida ligeramente abierta.
Martina: Porque está llorando..?*dice en voz baja*
Ni siquiera me di cuenta de que estaba llorando. Me toqué la cara con las manos y vi lágrimas.
Lucia: No soporto verle en este estado...*digo mientras me limpio las lagrimas*
Me tomó por segunda vez en sus brazos. Estaba convencida de que si mi hija se hubiera quedado conmigo, sería exactamente como Martina. Después de alejarse de mí, la hice sentar en una silla y me senté frente a ella.
Martina: Seguro que si mi madre estuviera conmigo, sería como usted. *dice con la voz entrecortada*
¿"Estuviera conmigo"? ¿Que significaba eso? ¿Su madre estaba muerta?
Lucia: Tu madre esta muerta..? *digo, tuteándola espontáneamente*
Miró hacia abajo.
Martina: No…no sé…solo sé que me llevaron al orfanato de “help for oprhans” en Argentina, mi país..*dice secándose las lágrimas*
Sorprendida, tomé su mano derecha con torpeza y miré su palma. Tenía la cicatriz. Era ella. La abracé.
Lucia: ¡¡¡Perdóname!!! *digo entre lagrimas*
Ella me abrazó más fuerte.
Martina: Que pasa? *dice preocupada*
Me alejé de ella.
Lucía: Soy tu mamá. *digo con la voz entrecortada*
Ella me miró sorprendida.
Martina: No, es imposible... no... *dice confundida*
Lloré aún más.
Lucia: Tenía 24 años cuando te di a luz en condiciones catastróficas mi amor. Tu padre murió el día que naciste, tuvo una sobredosis de una droga que había estado tomando desde la infancia. Tan pronto como supe de su muerte por teléfono de su familia, inmediatamente tuve contracciones y fue entonces cuando viniste al mundo. No tenía nada que ofrecerte en ese momento. Mi familia era pobre y...
La miré sosteniendo su cabeza llorando.
Lucia: Apenas naciste, te hice esta cicatriz que tienes en las manos y te envié a este orfanato, para que tuvieras... una vida mejor. Para que seas feliz...
Hice una pausa por un momento para recuperar el aliento por las lágrimas.
Lucía: Tuve que irme de Argentina a México para no ir a verte y querer llevarte de regreso. Sólo tenía mi amor para ofrecerte en ese momento. Pensé que tendrías una vida mejor si la gente te adoptara. Recé por ti todos los días. Perdóname...*le digo rogándole*
Ella me miró llorando.
Martina: En el orfanato, la gente nos decía cuando éramos más chicos y pensábamos que nuestras madres nos habían abandonado, que no había malas madres...probablemente tenían razón. Sé que no tenías malas intenciones...*dice entre lágrimas*
Miró hacia abajo y comenzó a llorar. Martina: Te extrañé mucho....mamá...*dice llorando*
La tomé en mis brazos al instante.
Lucía: Guardé todos tus regalos para cada cumpleaños, celebré tus cumpleaños cada año esperando que tuvieras una vida mejor. Lo siento...
Lo besé por toda la cara.
Lucía: Ya no estás sola. Siendo tu madre, siempre te protegeré. *digo mirándola fijamente*
Después, ella me tomó en sus brazos otra vez. Ese día pasamos la mañana hablando, recuperando el tiempo perdido.

______________________________________Gran noticia! 😯
Que opinan?

Una Propuesta De AmorWhere stories live. Discover now