4.- Un plan perfecto

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Dejo el móvil, porque me pone nerviosa la respuesta y me levanto para preparar algo para cenar. Aún tengo que planear cómo decírselo a mi madre. Sé que querrá conocer a Riley antes de la boda, pero nosotros hemos acordado no vernos hasta entonces. No sé bien por qué, creo que porque si de verdad está calvo y horrible me costará más dar el paso. Quiero conservar algo para la fantasía. No pensarlo mucho antes de ir hacia el altar. Es lo que quiero, como sea él no cambiará eso. Pero recuerdo el incidente con el champán y lo insoportable que fue y... en fin, vamos a tener que soportarnos como mínimo un año, puede que más. ¿Por qué adelantar los acontecimientos?

Riley no me responde mientras preparo una pizza casera, ni siquiera mientras se hornea durante veinte minutos. Lo que hace un montón de tiempo para una respuesta. ¿Y si de verdad tiene otra novia y...?

Ceno con Clark, con una serie de risa de fondo a la que no presto atención y con una copa de vino, que me viene muy bien. La respuesta llega una hora después, cuando estoy a punto de irme de la cama. Es un archivo adjunto, ni siquiera ha escrito nada. Lo abro para comprobar lo que es y se me escapa una carcajada. El título dice:

«Compromiso de fidelidad».

He visto suficientes contratos de Harry a estas alturas para entenderlo. De verdad no piensa acostarse con otra en lo que dure nuestro matrimonio falso. Podría mentirme, claro, y hacerlo igualmente, pero toda nuestra relación se está basando en estos pequeños contratos y confío en que los cumplirá, porque a él también le interesa. Hemos firmado uno de confidencialidad también, aunque tuve que decirle que Clark lo sabía, él me contó que aparte de Harry también lo sabía su amiga Addy. En cualquier caso, si él rompiese algún contrato, yo podría contarle a su familia la verdad, lo que no le interesa lo más mínimo.

Voy a la esquina del salón, donde tenemos la zona tecnológica, para imprimir el contrato. Clark resopla sobre mi hombro y apoya la frente en mi coronilla.

―No me gusta esto, Juls, me preocupa muchísimo.

―Lo sé, pero es lo que deseo y necesito tu apoyo, Clark.

Asiente y me da un beso en el pelo. Firmo el contrato y lo escaneo con el móvil antes de reenviárselo. Él ya lo ha firmado. Se me escapa una sonrisa muy tonta, que hace suspirar de nuevo a mi mejor amigo.

―Parece que te estás colando por tu falso marido, Juls, y me preocupa.

―Claro que no. Sabes que no quiero relaciones de ese tipo. Me hace gracia, eso es todo. No tienes que preocuparte.

―Me preocupan muchas cosas, que me parece que tú no te has planteado, como tener que convivir con un extraño o dejar que te haga un bombo. Si será un asesino en serie o un maltratador o si le gustan las ancianitas más de lo que debería. No sé si me explico.

Paso de él, ni me despido, me encierro en la habitación y doy un portazo. ¿Por qué tiene que ser tan negativo? Sin embargo, algunas de esas cosas es verdad que no me las he planteado. No las tonterías, me refiero a lo importante. Así que tras mandarle el contrato firmado le escribo de nuevo.

Juls: ¿Dónde viviremos tras la boda? Si no compartimos casa será raro de cara a los demás, ¿no?

Me pongo el pijama y me meto en la cama con el móvil en la mano. Esta vez la respuesta llega solo un minuto después.

Riley: Tengo un piso pagado en el centro. ¿Y tú?

Juls: Vivo en un piso compartido con mi mejor amigo.

Pongo un encogimiento de hombros y él responde con caras riendo. Supongo que sabe que soy bastante más pobre que él, pero no ha sugerido hacerse cargo de todos los gastos, ni nada parecido, y eso me gusta. Esto es por conveniencia para los dos, no por dar un braguetazo.

Riley: Te prepararé un dormitorio en mi casa, me sobran cuatro.

Agito la cabeza, pero le mando un pulgar hacia arriba y apago la luz para dormir. Supongo que mudarme con él es lógico, ya había pensado en irme del piso de Clark cuando tuviera el bebé, sin embargo, sí que me parece raro vivir con un desconocido, más que casarme con él. Suspiro en la oscuridad de mi dormitorio y me fuerzo a pensar en lo positivo: mi futuro bebé de mejillas regordetas y sonrojadas. Merecerá la pena pasar por todas las dificultades por él.

 Merecerá la pena pasar por todas las dificultades por él

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Si en diez años...Where stories live. Discover now